Steampunk, la moda retro-futurista que recrea la época victoriana, crece a partir de las redes sociales

Steampunk, la moda retro-futurista que recrea la época victoriana, crece a partir de las redes sociales

Por Gustavo Bayley
Llega con un delantal de carnicero junto a un hacha ensangrentada. Improvisa una especie de garfio por cada dedo en la mano izquierda, hecho con jeringas, latón y cuero. “La idea es parecerse a quien se encargaba de manejar a los pacientes en un manicomio de la época victoriana”, explica Ezequiel Fernández, alias Lobo, para la Sociedad Steampunk de Argentina, tendencia que según un estudio realizado por IBM podría dominar esta década.
Mixtura retro con dejos futuristas, el Steampunk tuvo su origen en los Estados Unidos y Europa durante los 80. Intentó allí reflotar valores de la época victoriana y adaptarlos a la época moderna. Tiene también anclaje en la música. Entre sus adeptos se aceptan varios géneros que van del jazz a la música clásica, pasando por el pop de los 80. La banda steampunker mundial por excelencia es Vernian Process. Mezcla de sonidos de relojes antiguos, campanas, violines y pianos, la banda recrea cierto dejo de misterio. Sus canciones se contextualizan en la época de la Revolución Industrial.
Hay que decirlo: que una empresa de informática vaticine la proyección de una moda que echa raíces en el siglo XIX es un poco extraño. Aun así existe el Índice de Sentimiento Social, herramienta creada por IBM para medir los comentarios en las redes sociales en torno de las costumbres, la tecnología y las vestimentas de los usuarios, que indica que de 2009 a 2011, el debate online de esta nueva tendencia aumentó 11 veces. Esto surge de un análisis sobre más de medio millón de posts en blogs, cuentas de Twitter, Facebook y diversos canales de noticias.
“Tiene mucho de fantasía, pero a la vez es algo muy utópico. Buscamos recuperar valores y principios del pasado que se dejaron de lado, como la galantería o el respeto”, afirma Andrea Boglioli, de 35 años y una de las administradoras del grupo de Facebook que reúne a los seguidores de esta tendencia.
En la Argentina, algunos readaptan, sin perder su origen, las características internacionales a las tradiciones locales. Por eso que en ciertas vestimentas también se entrecruzan rastros gauchescos con posturas tangueras.
En sus cuerpos abundan las muñequeras, los anteojos reinventados, tiradores, sombreros de gala, las tachas y mucho cuero. Aunque predomina el color marrón, no es necesariamente el único.
El Steampunk, además, tiene mucho que ver con la reinvención de artefactos que pertenecieron a la época del auge de la máquina de vapor. La mecánica, ensamblada a lo tecnológico, es una de sus materias preferidas. Reciclan desde muebles, relojes antiguos y esculturas variadas hasta computadoras. El interés por la literatura victoriana y la historia contémporanea completan el bagaje intelectual de los steampunks.
“Hay muchos que aún no se animan a mostrare en público con todo lo estético, pero participan; somos personas que nos interesamos por el arte, la literatura, la historia y el cine”, agrega Boglioli, quien se dedica al diseño gráfico.
El término Steampunk fue nombrado por primera vez en 1980 por el escritor Kevin Wayne Jeter en la obra Morlock Night (1979). Hay dos novelistas más que marcaron el estilo: Tim Powers, que escribió Las p uertas de Anubis (1983), y James Blaylock, con Homúnculo (1986).
De todas formas, el Steampunk tomó mayor relevancia a nivel global con la presentación, en 1991, de La máquina diferencial, de William Gibson y Bruce Sterling.
Las más grandes influencias de este mundo ficcional son Julio Verne, Da Vinci y H. G. Wells, aunque también tiene rasgos de Mary Shelley ( Frankenstein ) o Arthur Conan Doyle ( Sherlock Holmes ).
Con 1200 fans, Sociedad Steampunk Argentina es la única página local que agrupa a los interesados. Gran parte se dedica al diseño gráfico, desarrollo de videojuegos, fotografía e ingeniería.
Victoria Rodríguez, de 32 años, es de Bahía Blanca y trabaja en una empresa que desarrolla videojuegos en Buenos Aires. Es también ilustradora y diseñadora gráfica. “Empecé a descubrir que en los Estados Unidos y Europa estaban haciendo recreaciones de personajes de novelas retrofuturistas que mezclaban la época victoriana con tecnología de vapor anacrónica. Como si en esa época se hubiera seguido por la tecnología de vapor hasta hoy”, cuenta Rodríguez, quien es además recreacionista medieval histórica. Su trabajo en la empresa de videojuegos le demanda mucho tiempo. De todas formas, siempre intenta hacerse un espacio para seguir creando. “Está bueno investigar sobre un hallazgo en una tumba y recrear las mismas cosas que se encontraron, ver cómo se usaban, para qué, con qué estaban hechas, de qué modo las creaban. A veces salen conjeturas que refutan a grandes historiadores o se arman simples fábulas lugareñas. Necesitás habilidad, interés en la lectura, en la búsqueda y un poco de imaginación. Así es como llegué al movimiento Steampunk”, explica.
Los steampunks locales buscan siempre generar espacios para juntarse, ir a alguna plaza porteña y llevar los ya clásicos picnics y mate. Suelen visitar, también, los pocos bares y pubs de la ciudad con estética similar a los de las décadas del 20 y 30. Durante las salidas, las miradas de los demás denotan sorpresa, rareza y mucho interés. Varios se acercan a mirar sus atuendos y a sacarse fotos con ellos. No faltan los que elogian los vestidos o gadgets que llevan puestos, como goggles enormes, galeras, varitas o barbijos de cuero. Las figuras que más apelan a la estética Steampunk en la actualidad son las cantantes Lady Gaga o Rihanna, entre otras.
A pesar de que los integrantes del movimiento son, mayoritariamente, jóvenes adultos de entre 25 y 35 años, también hay quienes se acercan al grupo a más temprana edad. Como Leopoldo Bebchuk, estudiante de Antropología, quien con 18 años ya lleva tres inmerso en esta onda retrofuturista. “El hecho de que haya más jóvenes adultos en esta tendencia y no tantos adolescentes tiene que ver con que hay muchísimas cosas de las cuales no sólo se tiene que saber mucho, sino que además se tiene que haber tenido mucha experiencia”, dice Bebchuk.
La rutina tampoco es un obstáculo para mostrarse. “Siempre tratamos de ir a trabajar ataviados”, cuentan Rodríguez y Bebchuk. Hay conceptos que son característicos del Steampunk. “Estar ataviados” significa “estar lookeados”.
La creatividad que se alienta desde algunos de sus trabajos, les permite asistir producidos. “Como podrás suponer, una empresa que desarrolla videojuegos tiene que estar siempre innovando y con cabezas abiertas para crear todo el tiempo”, explica Rodríguez.
El sello distintivo de este grupo, aunque no el único, es su vestimenta y los artefactos que lo rodean. En ese sentido apelan mucho a las ideas que provienen del exterior en torno del “do it yourself” (“hazlo tu mismo”) o al “what if” (“qué pasaría si”). Conceptos como ucronía o ficción especulativa parten del retrofuturismo y dan cuenta de algo que no se corresponde con la época que debería. De ahí, también, la relación que tiene con la época victoriana.
Desde IBM explican que en los próximos dos años, la fabricación de artefactos steampunks dejará de ser meramente artesanal y de alto costo, y pasará a ser masiva.
“El modding steampunk suele tomar objetos cotidianos como una PC o un teléfono para remodelar, cambiándoles partes, pintando sobre las mismas, con tonos de color más acordes con la época en cuestión. Pueden usarse cosas de cuero, madera, metal oxidado, cobre, bronce u oro”, explica Raúl Barrientos, de 32 años, quien trabaja en una empresa de acero.
En junio último se realizó por primera vez en el país el Día Mundial Steampunk. Según los adeptos locales asistieron cerca de 300 personas. “Realmente creíamos que no iba a venir ni la mitad de esa gente. Esto es muy incipiente y se hace siempre a pulmón”, dice Rodríguez, Vito Vikinga para sus compañeros de ruta.
LA NACION