03 Jun La cantautora que volvió a grabar tras ser primera dama
Por Marcelo Fernández Bitar
Hija de una pianista y un guitarrista, ambos concertistas clásicos, Carla Bruni fue criada por un compositor y empresario italiano que la mandó a los mejores colegios privados de Francia y Suiza. Primero se hizo famosa como modelo y a los 23 años tuvo un comentado affaire con Mick Jagger, además de noviazgos varios con Eric Clapton y el cineasta Léos Carax. Con semejante prontuario, más los inevitables prejuicios, al lanzarse como cantante y compositora en 1997 todos creyeron que era el capricho de una niña rica y malcriada, pero su álbum debut (Quelqu’un m’a dit) se sumó a cierta revigorización de la escena de la chanson y el pop francés. Después, su segundo disco confirmó su ambición musical al trabajar sobre poemas de figuras como William Butler Yeats y Emily Dickinson.
Ahora, tras haber puesto a su carrera en pausa para dedicarse a la labor de primera dama de su marido Nicolas Sarkozy, esta artista de 45 años acaba de lanzar Little French Songs, su retorno a la actividad desde desde el CD Comme si de rien n’etait del 2008. Aquí la clave es, ante todo, el desfile de composiciones propias, sin siquiera un cover ni una frase en inglés, aunque hay una autoría compartida con el famoso Julien Clerc en “Prière”, y algunas citas a Chopin y al célebre Charles Trenet. El resultado hace honor al título de “Pequeñas canciones francesas”, ya que el material gira en torno a un sonido minimalista e intimista de su guitarra acústica y el clima de ensueño que evoca su voz.
Una vez más, Carla Bruni hace honor a la tradición de la chanson francesa y muestra una variante actual de una suerte de nuevo folk, donde sobresale el aporte de instrumentistas como Taofik Farah (guitarra eléctrica) y Ballake Sissoko (kora africano), además de un poco de percusión, órgano y cello. Hay una fusión interesante con ritmos sudamericanos en “Chez Keith et Anita”, una pequeña historia inspirada en las aventuras de Richards y Pallenberg en 1970.
Un tema que muchos medios destacaron fue “Mon Raymond”, donde se refiere con cariño y humor a su marido Nicolas Sarkozy. Como contrapartida, en “Le pingouin” dispara dardos contra el presidente François Hollande, poniendo énfasis en su falta de personalidad.
Variado y atractivo, Little French songs confirma el talento de Carla Bruni, que destila calidez, ingenio y buen gusto. Sí, seguramente fue una niña malcriada y modelito adicta a los famosos, pero hoy es una mujer de 45 años que no ya debe dar explicaciones por su carrera musical, que habla por sí sola y sigue ubicándola entre lo más destacable de la escena musical francesa de la última década.
TIEMPO ARGENTINO