31 May A punto de conquistar Wall Street, Máxima eligió ser aspirante a reina
Por María Elena Candia
Mucho antes de ser Reina de Holanda, fue banquera. Su curriculum vitae exhibe casi diez años de experiencia profesional distribuidos en cuatro compañías financieras en Buenos Aires y el exterior. En el punto más álgido de su carrera internacional, su vida dio un giro inesperado: Máxima Zorrreguieta conocía al entonces príncipe heredero de los Países Bajos, Guillermo Alejandro. Casi dos años después, renunciaba al mejor puesto que había conseguido como economista para formar parte de la realeza europea.
La autobiografía no autorizada de la princesa Reina Máxima, una historia real, escrita por los periodistas argentinos Soledad Ferrari y Gonzalo Alvarez Guerrero, cuenta que Máxima Zorreguieta siempre estuvo interesada en el mundo de las finanzas.
Luego de recibirse de Bachiller Internacional en 1988 del Northlands School, cursó Economía en la Universidad Católica Argentina, donde se graduó en 1995. Si bien la recuerdan como una alumna responsable nunca fue de las mejores. Era una estudiante normal, tuvo cuatro aplazos en su carrera y un promedio general de 6.35. Los temas que más le gustaban eran la microeconomía y los fondos de inversión, en los cuales le iba muy bien. Sin embargo, no tenía buenas notas en las materias más duras, comentó Alvarez Guerrero.
La biografía relata que Máxima escuchaba con atención a sus profesores, sobretodo a un auxiliar que las tenía deslumbradas a ella y a sus compañeras. Se trata del actual diputado nacional por la Coalición Cívica y ex presidente del Banco Central, Alfonso Prat-Gay.
Con gran ambición puesta en el desarrollo de su carrera, antes de recibirse Máxima trabajó en Buenos Aires en empresas del área económica y de finanzas. Gracias a la ayuda de su padre consiguió su primer trabajo Mercado Abierto S.A.. Allí trabajó desde 1989 a 1990 donde realizó investigaciones de software para el mercado financiero, según exhibe su curriculum de la página oficial de la Casa Real holandesa.
Su paso breve por la compañía le trajo dolores de cabeza cuando cuatro años más tarde la empresa quedó involucrada en una investigación del gobierno de los Estados Unidos sobre lavado de dinero. Según los autores de su biografía, la Princesa se mostró en shock y sorprendida con la noticia, ya que ella, según afirmó, nunca vio nada sospechoso en las oficinas. La resolución del caso llegó en 2008 cuando un juez argentino dictó el sobreseimiento al dueño de la empresa, Aldo Ducler, por falta de pruebas.
El siguiente puesto de Máxima fue en Boston Inversora de Valores, una compañía de inversiones asociada al BankBoston, donde trabajó desde 1992 a 1995. Máxima aprendió allí sus primeros trabajos. Es recordada como una persona muy graciosa y divertida, hasta el punto de andar descalza por el banco sin generar malestar en sus jefes. Además, ella organizaba los planes de salidas por la noche porteña de colegas extranjeros, señaló Alvarez Guerrero.
Pero Máxima siempre estuvo decidida a vivir afuera y por esto no dudó en mudarse a Nueva York. Buena para los idiomas, al destacarse en el inglés, obtuvo puestos importantes pese a que su carrera internacional recién comenzaba.
Desde 1996 a 1998, Máxima trabajó para HSBC James Capel Inc. en New York como vicepresidenta de ventas internacionales para América Latina. Luego, ocupó la vicepresidencia en el departamento de mercados emergentes de Dresdner Kleinwort Benson hasta mediados de 1999, para terminar su carrera en el Deutsche Bank.
Al heredar de su padre la facilidad para relacionarse, la futura reina comenzó a frecuentar el círculo de la elite neoyorquina. De la mano de la socialité Cynthia Kaufmann, una amiga con quien había cursado el colegio secundario en Buenos Aires, cautivaría a Guillermo en una fiesta de la ExpoSevilla, en marzo de 1999.
Cynthia conoció a Guillermo en una Maratón de Boston en la que el príncipe corría. A partir de allí se hicieron muy amigos, hasta el punto que la presentación de Máxima fue anticipada por fotos que Cynthia le mandaba de su amiga al príncipe, sostuvo Alvarez Guerrero.
A pesar del amor que surgió entre ambos, Máxima no dejó de trabajar hasta que la relación con Guillermo se tornó seria. La argentina trabajó como vicepresidenta de ventas institucionales en el Deutsche Bank de Nueva York unos meses para luego trasladarse como representante del mismo banco ante la Unión Europea, en Bruselas, Bélgica. Sin embargo, al adoptar esta decisión, tal vez Máxima estaba anticipando lo que sería su renuncia al mundo de las finanzas. En 2001, una vez formalizado su compromiso con el príncipe, dejó su puesto para formar parte de la realeza holandesa.
EL CRONISTA