Boca se abrió paso en Brasil con toques de aquel viejo estilo

Boca se abrió paso en Brasil con toques de aquel viejo estilo

Por Christian Leblebidjian
De la nada. El bombazo de Riquelme, para muchos, habrá nacido de la nada. De la inspiración misma de aquel que rompe los cánones, del que regresa de una lesión y, sin más actividad que un par de prácticas, puede volverse vital. Pero no. Detrás de la estampa de Román hubo un equipo que resistió con el hombro derecho y que, en total, marcó una diferencia con el campeón del mundo. Corinthians, pese al empuje del segundo tiempo, apenas les hizo dar unos pasos atrás a los xeneizes. Tras la resistencia quedó en claro, entonces, en qué terreno se siente más confiados y robustos Carlos Bianchi y sus muchachos.
Mucho se dudó de Boca. Demasiado, a la luz de los resultados en el campeonato local y, a decir verdad, de la clasificación en la etapa de grupos de la Copa Libertadores. Pero el avance a los cuartos de final dejó en claro que el conjunto azul y oro será un mármol difícil de quebrar en la competencia. Ahora tendrá enfrente a Newell’s, en un verdadero duelo celeste y blanco. De ahí en más, el vencedor escribirá una historia de puño y letra, acaso la más fiel, con trazo firme o tembloroso, según la circunstancia del momento.
Si la diferencia de 1-0 conseguida en la Bombonera era buena para Boca, qué decir cuando Riquelme le pegó con el corazón y la pelota se coló en el ángulo. Si había una situación ideal en el mano a mano, el conjunto argentino lo había conseguido. De ahí en más, con el nerviosismo a cuestas, sin más brújula que una mirada desesperada, todo les correspondió a los brasileños que, de a ratos, se toparon con la versión más sólida de los xeneizes. Casi sin costados descubiertos ni grietas en las líneas decisivas, el medio campo y la defensa, los visitantes se movieron con autoridad.
Tuvieron un momento de zozobra, es cierto, en los primeros momentos de la segunda parte. Alcanzo con que Clemente Rodríguez perdiera la marca por la derecha para que llegara un centro directo a la cabeza de Paulinho, que encontró a Orion a mitad de camino. Boca pareció por primera vez en apuros reales, aunque supo controlar el envión de Corinthians.
Para Boca fue cuestión de frenar los raptos de ataque de Corinthians. Sostuvo buena parte de los intentos, pese a algunas dudas de Somoza, y buscó a Riquelme cada vez que pudo. Es más, en los pies del N° 10 estuvo el triunfo, pero Blandi, solo, falló en el rebote, después de un tiro desde lejos de Riquelme que no resolvió el arquero Cassio. Si de goles increíbles perdidos se trata, qué decir, entonces, del que erró Pato, que no pudo con el último toque, tras haber dejado mal parado a Orion, luego de un centro desde la derecha.
La enumeración de situaciones no redundará en un partido emocionante. Trabado, pensado y luchado, el desarrolló se balanceó según el estado físico y la fuerza de las momentos. Corinthians cargó con los nervios y la responsabilidad. El conjunto xeneize se condujo con la habilidad de los viejos tiempos, como si este presente errático del que se queja domingo tras domingo se hubiera fundido con las mejores versiones de aquel Boca de Bianchi. Empezó otra Libertadores. La primera página se abrirá el próximo jueves, en una Bombonera que bien sabe de qué se trata el asunto.
LA NACION