El último deseo de Federico

El último deseo de Federico

Pocas semanas antes de morir, en 1936, Federico García Lorca entregó en la revista cultural madrileña Cruz y Raya el original de Poeta en Nueva York, a medias manuscrito y mecanografiado. Ese día, al no encontrar al editor José Bergamín, el poeta le dejó una nota manuscrita diciendo que volvería al día siguiente. Pero no volvió. De hecho, es conocida la historia de su viaje a Granada poco antes de que estallara la guerra pensando que ahí estaría seguro. Sin embargo, fue asesinado por los falangistas durante la Guerra Civil Española.
Más de 76 años después, por primera vez el poemario se publica siguiendo el orden propuesto originalmente por el autor español. Esta nueva edición, preparada por el hispanista británico Andrew Anderson y que Galaxia Gutemberg publicará la próxima semana “sigue fielmente la última voluntad de Federico García Lorca”, señala la editorial en un comunicado. Y es que hasta hace unos años, se sabía muy poco de aquel original, estructurado en 35 poemas y diez secciones.
Cuando estalla la guerra, Bergamín se llevó al exilio los poemas concebidos en la Universidad de Columbia en 1929. “Lorca quería que se incluyan la gran mayoría, pero no todos. A los sobrantes se les ha dado en llamar ‘huérfanos'”, afirma Anderson. El editor quiso publicar el libro en París, pero faltaban algunos poemas de los cuales García Lorca no había dejado copia. En ese tiempo, sin embargo, se realizaron dos versiones mecanografiadas. Este libro acabaría convirtiéndose en una de las obras cumbres de la lírica del siglo XX en castellano. Se publicó en México y Estados Unidos en 1940, pero después desapareció. No volvió a saberse de su existencia hasta que en 2003 fue adquirido por la Fundación García Lorca por 194 mil euros, según indica el diario madrileño El País. A partir de entonces ha sido cuidadosamente estudiado. Allí se encontraban las respuestas a las polémicas padecidas por Bergamín por haber, según muchos, traicionado las intenciones del autor. “Hubo decisiones que tomó por pura necesidad, ya que algunos poemas, como ‘Crucifixión’, no se pudieron incluir porque estaban perdidos”, indicó Anderson.
Poeta en Nueva York se gestó durante el viaje que Lorca realizó a Cuba y la metrópolis estadounidense para impartir una serie de conferencias. El poemario supuso un giro radical en su evolución lírica, hasta entonces marcada por un profundo carácter popular con libros como Poema del cante jondo o Romancero gitano.
TIEMPO ARGENTINO