08 Apr Emotiva carta de un policía a sus hijos antes de que lo maten
Dos días antes de que lo mataran de dos balazos en Quilmes, el teniente primero Marcelo Vicaria utilizó la red social Facebook para dejarles un emotivo mensaje a sus tres hijos . Sin saberlo fue una despedida anticipada.
“Quiero que sepan que su papá, por más que no esté con ustedes físicamente, siempre va a estar para defenderlos de cualquier cosa que les pase o que necesiten”, escribió en su muro de Facebook el suboficial.
Y agregó: “Soy consciente que están grandes y ya son unos hombres. Quiero que sepan que estoy reorgulloso de lo que son como personas e hijos la verdad, que son un ejemplo de hijos y que van a ser excelentes padres y hombres de bien”.
El mensaje del policía, que fue asesinado en un estación de servicio de la avenida Calchaquí y José Craviotto, en Quilmes Oeste, continuó de la siguiente manera: “Los amos mucho, con todo mi corazón y quiero que lo recuerden en toda su vida”.
El muro de Facebook de Vicaria se llenó de mensajes de amigos que lo despidieron con emoción. También subieron fotos de la víctima vestido de policía. Varios decían que lo querían recordar con una sonrisa.
El martes pasado, Vicaria, de 40 años, recibió un disparo en la cabeza y otro en el estómago. Falleció cuando lo trasladaban al hospital El Cruce, en Florencio Varela.
Cuando ocurrió el robo, le faltaban 30 minutos para terminar su adicional en la estación de servicio, donde cumplía el turno de 24 a 6. Su servicio regular lo cumplía en el Grupo de Apoyo Departamental (GAD).
Eran las 5.30 cuando dos ladrones llegaron en un Chevrolet Corsa 2 beige e ingresaron en el maxiquiosco de la estación. Para simular ser clientes, uno de los delincuentes pidió un paquete de cigarrillos, pero enseguida sacó un arma y le apuntó al encargado.
Todo fue visto por Vicaria, que ingresó en el minimercado, se identificó y ordenó que todos se arrojaran al piso. El teniente primero no llegó a ver al segundo delincuente, que le disparó los dos tiros.
Los ladrones huyeron con un botín de 500 pesos. El vehículo fue hallado horas después por la policía en San Francisco Solano. Según las fuentes, en el interior del vehículo se hallaron manchas de sangre y una parte de la caja registradora del minimercado asaltado. El automóvil había sido robado pocas horas antes y llevaba una patente falsa.
Ese mismo día, a 300 metros de donde se halló el vehículo fue detenido un joven, acusado de ser uno de los autores del robo y del homicidio.
Ayer hubo novedades en la investigación del homicidio de Vicaria. Un hombre de unos 40 años llegó al hospital Pirovano, en el barrio de Coghlan, con una herida de bala en uno de sus hombros.
Los médicos se comunicaron con la comisaría 49a. de la Policía Federal, que dio aviso a la fiscalía descentralizada de Saavedra-Núñez, a cargo de José María Campagnoli.
El personal de la fiscalía y de la Secretaría de Investigaciones Penales (SIPE), dependiente de la Unidad Fiscal de Investigación de Delitos con Autor Desconocido, que también depende de Campagnoli, determinaron que el proyectil extraído al herido en el hospital Pirovano era compatible con el arma reglamentaria de Vicaria.
De Saavedra a Quilmes
Los investigadores, explicaron fuentes judiciales, sostuvieron que el sospechoso, que se encuentra en grave estado y con custodia policial, vive en el barrio Mitre, en Saavedra.
“El automóvil que utilizaron para llegar hasta la estación de servicio de Quilmes había sido robado pocas horas antes en cercanías de la cancha de Platense, situada muy cerca del barrio Mitre”, dijo un investigador judicial.
Ahora los pesquisas tratan de determinar cómo llegó el sospechoso hasta el hospital Pirovano.
El acusado que fue detenido en Quilmes, cerca de donde dejaron abandonado el automóvil, sería hijo de la persona que está internada y con custodia policial en el hospital Pirovano, según agregaron las fuentes consultadas.
El homicidio del suboficial Vicaria es investigado por el fiscal Andrés Nieva Woodgate, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N° 3 del Departamento Judicial Quilmes.
LA NACION