07 Apr El asesino obsesionado con Edgar Allan Poe
Por Natalia Blanc
Joe Carroll es un asesino serial exquisito. Profesor de literatura, especialista en el período gótico, sus crímenes están inspirados en la vida y la obra de Edgar Allan Poe. Con una puesta en escena teatral, que incluye frases del autor estadounidense escritas con sangre de las víctimas, los homicidios de Carroll rinden tributo a textos terroríficos de Poe como “El gato negro”, “El cuervo” y “El corazón delator”.
A diferencia de otros malvados televisivos, el protagonista de la serie The Following (que emite Warner Channel los jueves a las 22 desde fines de febrero) es “culto e intelectual”, como lo define la publicidad de la señal de cable. Fanático del Romanticismo, Carroll (interpretado por James Purefoy) está obsesionado con Poe y comparte con su escritor predilecto la convicción de que sólo a través de la locura es posible acceder al arte. En sus clases en la ficticia Universidad de Winslow, transmitía a los alumnos su versión de los principios del autor de “Los crímenes de la calle Morgue”: “Poe equiparaba la muerte con la belleza. Creía que no hay nada más bello que la muerte de una bella mujer y que despojar la belleza es el camino para elevar el alma”. Ese concepto es la clave para entender el modus operandi de Carroll.
Nueve años atrás, el villano de The Following asesinó a catorce hermosas jóvenes, a quienes había seducido en sus clases en la universidad. A todos los cuerpos les faltaban los ojos. Sólo Ryan Hardy (Kevin Bacon, en su primer protagónico en un programa de televisión), agente del FBI, pudo advertir qué se escondía detrás de aquellas muertes. “No destripó a catorce mujeres porque sí: estaba creando arte. Les quitó los ojos a las víctimas como una reverencia a ‘El gato negro’ y ‘El corazón delator’, sus obras preferidas de Poe. El escritor creía que los ojos son nuestra identidad, las ventanas del alma”, explica el detective en el primer capítulo.
En el episodio inicial, que comienza con la fuga de la cárcel del criminal y reconstruye los hechos del pasado a través de numerosos flashbacks, se resume la trama de la intrigante serie y se plantea cómo seguirá la historia: Carroll, que vuelve a la prisión después de asesinar a la única presa que se le había escapado, desafía a Hardy a escribir una novela: “Será una colaboración entre los dos. Mi nueva historia se dirigirá a un público mucho más amplio -dice en referencia a su primer título, El mar gótico, destrozado por la crítica cuando se publicó y convertido en best seller cuando se difundió que el autor era el responsable de los catorce homicidios-. Diablos, si hasta Poe se prostituyó al final…”.
Ahora, Carroll ya no busca prestigio. Quiere llegar a muchos lectores. “Toda buena historia necesita un amor que despierte el interés -continúa el profesor-. Pensé en hacer algo más tradicional esta vez. El villano, el bien contra el mal… Necesito un protagonista fuerte para que el lector pueda identificarse. Un hombre defectuoso, quebrado, en busca de redención… Y ése eres tú. Tú eres mi héroe imperfecto.”
Carroll tiene razón y ése es el gran acierto del guión de Kevin Williamson, realizador de Scream, entre otros exitosos thrillers. Hardy es un magnífico personaje, tanto para protagonizar la serie como para convertirse en el eje de una novela de terror. Herido de gravedad durante un enfrentamiento con el asesino, vive gracias a un marcapasos. Aunque fue quien resolvió el caso y quien le salvó la vida a la última joven secuestrada por Carroll, el FBI lo separa de la fuerza debido a su insuficiencia cardíaca.
Desde entonces pasaron casi diez años, en los que Hardy escribió un libro (La poesía de un asesino) y nada más. En los primeros cuatro capítulos, los televidentes sólo se enteran de que el policía tuvo un romance con Claire, la mujer de Carroll, quien descubrió el sangriento pasatiempo de su marido al mismo tiempo que el FBI. También, que en el presente se inclina por el alcohol, aunque lo esconde en una botella de agua mineral.
Sin duda, Hardy es el antihéroe ideal para el libro que planea Carroll. Un hombre en caída libre que se redime y vuelve a saborear la vida gracias al regreso de su villano favorito. Lo que vuelve la serie más interesante aún es que el desafío del fanático de Poe contempla un proceso de escritura en tiempo real. Es decir que la historia se escribirá a medida que surjan nuevas víctimas y nuevos hechos sangrientos.
A estas alturas el lector que no ha visto aún The Following se preguntará cómo hará el asesino para matar desde la cárcel. A partir del suicidio de una mujer en la oficina del FBI donde vuelve a trabajar Hardy, enseguida se revelará la respuesta. Un instante antes de clavarse un picahielos en los ojos, delante de los policías, la joven exclama: “Señor, ayuda a mi pobre alma”. Son, según algunos biógrafos de Poe, las palabras que dijo el escritor cuando lo encontraron delirando por las calles de Baltimore, poco antes de su muerte, el 7 de octubre de 1849. Tenía cuarenta años. Para completar el vínculo entre el escritor y la anónima suicida, sobre su piel tiene tatuadas frases como “Érase una vez una noche lúgubre…”, del poema “El cuervo”.
Además de locura, ese personaje representa el primer eslabón de una red de admiradores que el asesino había logrado reunir durante sus años en prisión. Una especie de culto secreto integrado por homicidas amateurs o con experiencia. Ellos serán los responsables de concretar los crímenes planeados por su líder y de “escribir” la trama de la nueva novela.
Cuando el bueno y el malo se enfrentan cara a cara y éste último le revela su plan (“Éste es el prólogo. Es sólo el comienzo. Será un clásico. Nuestra obra maestra”), Hardy, el sufrido antihéroe en proceso de recuperación, le responde: “Si este libro termina en algo que no sea tu muerte, mejor planea reescribirlo”.
Faltan unos diez capítulos para saber cómo se desarrollarán los hechos, qué personajes nuevos aparecerán y quiénes serán las víctimas. Por lo pronto, Carroll mandó a secuestrar a su pequeño hijo. Así sumó mayor dramatismo a la trama. Los productores ya anunciaron que habrá una segunda temporada. No adelantaron el nombre del escritor maldito que elegirán.
LA NACION