Una nueva maravilla china: el tren bala más largo del mundo

Una nueva maravilla china: el tren bala más largo del mundo

En su camino a la cima mundial, China sigue apostando al vértigo. El régimen comunista volvió a causar asombro en todo el mundo con la inauguración de la línea de tren de alta velocidad más larga del mundo.
El primer tren bala que partió desde Pekín con destino a Guangzhou, el polo económico del sur del país, se alejó a 300 kilómetros por hora y cubrió los 2300 kilómetros que separan a las dos metrópolis en apenas ocho horas, tres veces menos que el recorrido en un tren convencional.
El tren que partió en sentido contrario, sin embargo, lo hizo con una hora de retraso, debido a la nieve y el hielo acumulados en los rieles, que además de a ratos lo hicieron avanzar más despacio para prevenir accidentes.
Algunos de los tramos de alta velocidad de esta línea ya estaban operativos, pero faltaba el de Pekín-Zhengzhou.
Los 17 grados bajo cero del riguroso invierno chino contrastaron con el fervor con el que se celebró el nuevo hito. Con gran entusiasmo, la televisión estatal cubrió en directo la partida y la llegada, y difundió reportajes realizados en el interior de los vagones.
“Esta puesta en marcha demuestra que la red de alta velocidad de China comienza a tomar forma”, dijo durante la inauguración el jefe de Ciencia y Tecnología del Ministerio de Ferrocarriles, Zhou Li.
El tren bala presentado ayer atraviesa seis provincias en las que vive casi la mitad de la población del país, 600 millones de personas. Su puesta en marcha marca un antes y un después en la conexión por tierra de muchas ciudades del interior, y consolidan a China como el número uno en este tipo de transporte. Esta previsto que a diario viajen hasta 155 trenes de fabricación propia en ambos sentidos.
Los precios de los pasajes van desde los 138 hasta los 437 dólares. El precio intermedio es comparable al de un pasaje de avión.
El hecho de que la inauguración coincidiera con el 119° aniversario del nacimiento de Mao Tsé-tung, el fundador de la China comunista, subrayó la importancia que le asignó el régimen al avance. No es para menos. Se trata de una obra crucial para acompañar el inusitado crecimiento económico y la transformación social y demográfica de China en los últimos años.
El año pasado, otra importante fecha para las autoridades del país, -el 90° aniversario de la fundación del Partido Comunista- fue elegida para abrir otra de las grandes arterias de la alta velocidad china, la línea Pekín-Shanghai.
Con este eje ferroviario Norte-Sur, China no sólo se afianza como el líder de la alta velocidad, con más de 9300 kilómetros en funcionamiento. A la vez se promociona para concretar nuevas inversiones en el exterior: ya construye ferrocarriles en Estados Unidos y en Arabia Saudita, entre otros países.
El XII Plan Quinquenal, que regula las metas económicas del país entre 2011 y 2015, prevé que China tenga para el final del período 120.000 kilómetros de líneas ferroviarias, y que por lo menos 18.000 kilómetros sean de alta velocidad.
Sin embargo, este vertiginoso desarrollo estuvo manchado por escándalos de corrupción y fallas de seguridad.
En julio del año pasado, un trágico accidente derivó en la destitución del ministro de Ferrocarriles, Liu Zhijun, acusado de enriquecimiento ilícito.
Ese choque de dos trenes de alta velocidad, en el que murieron 40 personas, levantó sospechas sobre la rapidez con la que China había construido la red. Su extenso tamaño sólo tiene cinco años de vida, dado que las primeras conexiones datan de 2007.
La nueva línea de 2298 kilómetros casi dobla la que hasta ahora tenía el récord mundial, también en China, los 1318 kilómetros del ferrocarril Pekín-Shanghai. Ese tren también sufrió retrasos en sus primeros días de operaciones, a veces a causa del clima, pero también porque algunos viajeros fumaron de forma clandestina en los baños, lo que disparó sistemas de seguridad que frenaron el vehículo.
Las autoridades dijeron haber tomado medidas para mejorar el mantenimiento y las inspecciones de infraestructura, como vías y vagones, así como el servicio de emergencia. “Se estableció el sistema de ayuda de emergencia y todo tipo de preparaciones para mejorar la capacidad de respuesta” en caso de dificultad, indicó el Ministerio de Ferrocarriles.
Pero la inquietud se mantiene. “No podemos estar seguros de que no haya ningún riesgo en el futuro. Tuvimos mucha presión de la gente”, dijo al diario Global Times, cercano al Partido Comunista, el jefe adjunto del ministerio, Zhao Chunlei.
LA NACION