19 Mar La nueva partida abre un cambio de paradigma
Por Carlos Ilardo
Una brisa amable de felicidad parece revolotear sobre ese ámbito severo en el que se odian dos colores; el vapuleado y alicaído ajedrez argentino al fin atisba las primeras señales de un cambio de paradigma: ahora a los ajedrecistas, aficionados y maestros, se los escucha y respeta. Acaso, nace una nueva partida.
Luego de la asamblea autoconvocada por un grupo de federaciones, el pasado 28 de noviembre, se puso fin a un ciclo de doce años de zozobras y espantos en la conducción de la actividad. El tenue ajedrez vernáculo comenzó a desperezarse de su profundo letargo.
Aquel acto fue avalado por el organismo rector de este deporte, la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), una entidad que agrupa a 177 federaciones en el mundo, y reconocido por el secretario de Deportes de la Nación, Claudio Morresi.
La Federación Argentina de Ajedrez (FADA), a cargo del Ing. Mario Petrucci, junto a la Asociación de Profesionales de Ajedrez (APA), la agrupación que reúne a los mejores ajedrecistas del país y que conducen los maestros Carolina Luján y Diego Flores, lentamente van sumando elogios, adhesiones y triunfos.
Mareco, Felgaer, Flores y Peralta, jugadores que apoyan los cambios.
En los últimos días los grandes maestros Fernando Peralta, Sandro Mareco y Rubén Felgaer se quedaron con los puestos de vanguardia en los certámenes de Wijk Aan Zee (Holanda), Lima (Perú) y Baden Baden (Alemania), respectivamente. A ello se suma, tal el compromiso público asumido, la cancelación de la deuda que la FADA mantenía con la FIDE, lo que permitió tanto a maestros como a aficionados la restitución de sus puestos en el ranking internacional Elo (sistema de puntuación en el ajedrez), y el fin de la suspensión y habilitación de trabajo para los casi 50 árbitros que tiene el país.
Además, y casi sin tiempos de descanso, desde el sitio oficial de la federación se anunció la visita del ex campeón mundial el búlgaro Veselin Topalov y la realización de los campeonatos argentinos superiores (absoluto y femenino) que la anterior conducción dejó inconclusos la temporada pasada.
Fue así como el cambio de paradigma generó contagios; con el lanzamiento de la nueva gestión al frente de la FADA, por primera vez en la historia de esa nonagenaria entidad, una marca de primera línea se ofreció para proveer la indumentaria deportiva de los ajedrecistas que representan al país en el exterior. Y el aporte privado de la organización Marcel Duchamp permitió apagar algunos de los primeros incendios heredados.
Ahora, el cuidado hacia los ajedrecistas arranca desde los más jóvenes; en febrero, en Embalse Río Tercero se disputaron los campeonatos argentinos infantiles (categorías Sub 8, 10 y 12), con una inscripción de $ 300, sin obligación de alojamiento. Ésta había sido una práctica habitual de la anterior gestión, que generaba mucho rechazo entre los participantes.
Así las cosas, el panorama se vuelve alentador; a los nuevos anuncios se suman las invitaciones que llegan desde el exterior (Cuba) para nuestros representantes y el llamado a un ordenamiento interno indispensable: la revalidación de las entidades. Es hora de blanquear los padrones y conocer las verdaderas federaciones, las que en realidad trabajan. Los tiempos de dibujo de sufragios y federaciones fantasma pertenecen ya al pasado; se pone en marcha una nueva partida. Hay una esperanza.
LA NACION