Hugo Chávez, el hombre que escribió su nombre en la historia de la región

Hugo Chávez, el hombre que escribió su nombre en la historia de la región

Por Manuel Alfieri
El 31 de diciembre de 1982, Hugo Chávez y un amigo de la adolescencia viajaban en un Dodge Dart desde la ciudad de Maracay hacia Barinas, a 500 kilómetros de Caracas, para saludar a sus familias con motivo del nuevo año que se avecinaba. Mientras conversaban, botella de ron mediante, Chávez –que recién daba sus primeros pasos en la arena política– miró los ojos de su compañero y le dijo muy seriamente: “¿Sabes una cosa? Yo algún día voy a ser presidente de la República.”
La anécdota fue rememorada por Federico Ruiz, amigo del fallecido mandatario durante sus años de juventud, en el libro Hugo Chávez sin uniforme, de los periodistas Cristina Marcano y Alberto Barrera Tyszka. Dieciséis años después, la promesa del líder bolivariano –todo un símbolo de su carisma, carácter y personalidad– se haría realidad.
Pero mucho antes de convertirse en el referente antiimperialista del siglo XXI, hubo otro Hugo Rafael Chávez Frías. Un muchacho más retraído, jugador de béisbol y apasionado por el arte, que nació el 28 de julio de 1954 en Sabaneta, Barinas, un pueblo del llano venezolano.
Se crió en el seno de una familia humilde. Sus padres, Hugo de los Reyes Chávez y Elena Frías, trabajaban como maestros de escuela. La mayor parte de su infancia transcurrió en casa de una abuela paterna, Rosa Inés Chávez. Estudió en el liceo O’Leary y obtuvo el bachillerato en Ciencias.
En 1967, a los 13 años, se mudó de Sabaneta a la capital de Barinas. “Allí Chávez ingresó a una vida social más amplia y compleja. Se enteró que existía ‘la política’ y que en la historia humana era costumbre hacer ‘guerra’ y ‘revoluciones’ (…) Fue un período de definiciones y caminos nuevos”, sostiene el escritor Modesto Guerrero, autor de ¿Quién inventó a Chávez?
El líder bolivariano adquirió prontamente un enorme interés por la pintura, actividad que estudió en la capital de Barinas y que formó parte de su “secuencia de sueños”. “Yo hablo de la secuencia de sueños. De niño hacía un millón de dibujos. Es decir, el primer sueño que tuve fue pintar, ser pintor”, le dijo Chávez al senador Daniel Filmus, en una entrevista realizada para el Canal Encuentro en 2009.
Luego, la famosa pasión por el béisbol. En ese mismo reportaje, contó: “De chico ya jugaba, con pelota de goma y bates hechos con ramas de guayabo. En la ciudad comencé a jugar en el liceo, y comencé a escalar y escalar. Y me gustaba y sentía que rendía en el deporte. Me gustaba correr. Yo era rápido, me decían ‘correcaminos’. Me iba bien, me apasionó y dejé de estudiar pintura. Así que salía del colegio y me iba para el estadio. Ese fue el segundo sueño: ser pelotero.”
También fue monaguillo e, incluso, quiso ser sacerdote católico, religión a la que se aferró hasta sus últimos días. Escribió cuentos y obras de teatro. Ya en la adultez, publicó libros del género literario y político: Cuentos del arañero y Cómo salir del laberinto, son algunas de sus obras.
La pasión y el desvelo por la política no aparecieron hasta su juventud. Un incipiente interés, sin embargo, ya estaba presente en Chávez cuando apenas era un chico. “A mi padre le llegaba una revista llamada Tricolor. Yo, de niño, aprendí a leer con ella. Era una revista con mucho tradicionalismo, cultura, versos, coplas. Me empecé a enamorar de la historia, de algo que llamaban ‘Páginas de la Historia’, que venía con dibujitos bien hechos. Allí empecé a leer de un tal Miranda, de un tal Bolívar. Sin duda que la condición de maestro de mi padre influyó en mí”, relató en una entrevista. La historia lo llevó a conocer no sólo las obras de Simón Bolívar, sino también las de Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora, algunos de sus principales referentes ideológicos.
En los años de juventud, además, frecuentaba la casa del historiador comunista José Esteban Ruiz Guevara. “Miren, jóvenes, léanse ese libro de allá”, les decía Ruiz Guevara a Chávez y sus compañeros. En la enorme biblioteca del historiador estaban, entre otras obras, El contrato social, de Rousseau, y El príncipe, de Maquiavelo. “Otra cosa que insinué yo bastante fue que leyeran a Carlos Marx, marxismo, pues. Les dije: ‘métanse el marxismo entre ceja y ceja.’ Eso sí, los libros son un poco pesados”, recuerda Ruiz Guevara en Hugo Chávez sin uniforme.
Aunque nunca se asumió comunista –él era “bolivariano”–, el fallecido presidente hizo caso a su mentor. En 1971, tras abandonar el béisbol, ingresó a la Academia Militar de Venezuela con un ejemplar de El diario del Che Guevara bajo el brazo. Allí forjó una entrañable amistad con Felipe Acosta Carles, con quien compartió lecturas e ideas bolivarianas. Juntos leyeron el Manifiesto Comunista, de Marx, y ¿Qué hacer?, de Lenin.
Sin embargo, Chávez no militaba activamente en política. Recién once años más tarde fundaría el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR200), en alusión a los 200 años del natalicio de Simón Bolívar, que se cumplirían al año siguiente.
Chávez finalizó la carrera militar en 1975. Se recibió como Licenciado en Ciencias y Artes Militares en el área de Ingeniería, con el grado de subteniente. En su promoción de 75 cadetes, obtuvo el octavo lugar. Posteriormente, dejó inconclusos sus estudios de Ciencias Políticas en la Universidad Simón Bolívar de Caracas.
Se casó en dos ocasiones. La primera, con Nancy Colmenares, quien también nació en Sabaneta. Con ella tuvo tres hijos: Rosa Virginia, María Gabriela y Hugo Rafael. Al mismo tiempo, mantuvo una relación con la historiadora Herma Marksman, que duró unos diez años.
Su primera gran aparición en el escenario político se dio el 4 de febrero de 1992. Ese día encabezó un golpe de Estado contra el por entonces presidente Carlos Andrés Pérez. Pero la operación fracasó y Chávez decidió rendirse. En horas del mediodía, el líder bolivariano reconoció la derrota. “Nosotros, aquí en Caracas, no logramos controlar el poder”, dijo ante las cámaras de televisión. Sin embargo, dejó un mensaje tan esperanzador como predictivo: “El país tiene que enrumbarse hacia un destino mejor.”
Por la intentona golpista, Chávez fue encarcelado en el Cuartel San Carlos, al norte de Caracas. A los pocos días, el gobierno decidió trasladarlo a una cárcel ubicada en San Francisco de Yare, en Miranda. Allí pasó dos años, junto con los principales líderes del golpe.
Fue liberado el 27 de marzo de 1944, tras el sobreseimiento que le otorgó el entonces presidente Rafael Caldera, como parte de un acuerdo político con sectores de izquierda. A partir de allí, Chávez comenzó a recorrer todo el país con el objetivo de incrementar su popularidad. En ese periplo conoció a la periodista Marisabel Rodríguez, con quien tuvo una hija: Rosinés. Se casaron, pero la relación amorosa terminó en 2003. Chávez rememoró ese momento en una entrevista con el periodista Miguel Bonasso en Página/12. Allí dijo: “Ella me amaba y yo también, pero no se pudo porque ella quería vivir, quería playa y quería fines de semana.”
En 1998, tras pronunciarse contra la pobreza y la corrupción imperantes en Venezuela, el líder bolivariano decidió competir democráticamente por la presidencia. La campaña electoral, sin embargo, no estuvo exenta de dificultades. Uno de sus partidos aliados, Bandera Roja, se alejó del proyecto político de Chávez y lo acusó de tener doble discurso. “Cuando está en la mesa de los poderosos se muestra tal cual es y muestra sus verdaderas intenciones, que son las de realizar sólo cambios de fachada”, aseguraron desde la organización.
Pero Chávez no se preocupó por las acusaciones. “Que todo el mundo se entere de que en Venezuela ya está en marcha una verdadera revolución social. Nada ni nadie podrá evitar el triunfo de la revolución democrática”, afirmó. Y, como cuando viajaba hacia Barinas para saludar a su madre en el Año Nuevo de 1982, no se equivocó.
Chávez ganó las elecciones presidenciales de la mano del Movimiento Quinta República (MVR). La noche del 6 de diciembre de 1998, cuando logró el 56,5% de los votos, se detuvo frente a William Izarra, un compañero y militar retirado. Lo abrazó y, emocionado, le susurró al oído: “Lo logramos, hermano, después de tantos años ahora es que empieza la revolución.”
El 2 de febrero de 1999, finalmente, asumió el cargo como 53º presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Al poco tiempo presentó una reforma constitucional, que fue votada por el pueblo y que remplazó a la Carta Magna existente, de 1961. Fue reelecto en el año 2000, en 2006 y, por última vez, el 7 de octubre del año pasado.
Uno de los momentos más duros de la biografía política de Chávez fue en abril de 2002, cuando sufrió un golpe de Estado en su contra. Derrocado por el industrial venezolano Pedro Carmona, retornó al poder dos días después, tras un contragolpe de las Fuerzas Armadas Venezolanas. Nuevamente en el Palacio de Miraflores, el líder aseguró que los medios de comunicación privados de Venezuela habían tenido una fuerte incidencia en el golpe. En la operación destituyente estuvieron involucrados, además, importantes sectores empresariales y la iglesia.
Luego, soportó un demoledor paro general. Su duración inicial era de 24 horas, pero se prorrogó hasta convertirse en una huelga indefinida. El reclamo de los huelguistas era la renuncia del por entonces presidente o la realización de un referendo consultivo sobre su continuidad. Chávez resistió, no dimitió y el paro se mantuvo durante 62 días.
Pese a la virulenta campaña opositora que se desató en aquel momento –y que aún hoy persiste–, el líder bolivariano continuó revalidando su popularidad en las urnas. El 10 de enero de 2007 asumió como presidente reelecto y anunció que llevaría a Venezuela hacía el denominado Socialismo del siglo XXI. Allí lanzó la famosa frase “Patria, Socialismo o Muerte”.
Durante los sucesivos mandatos realizó importantes estatizaciones. Por ejemplo, la Compañía Anónima Nacional de Teléfonos de Venezuela (CANTV, mayor telefónica del país) y su filial de telefonía celular, Movilnet, fueron expropiadas bajo su presidencia. Hasta ese momento, eran controladas por la empresa norteamericana Verizon. También nacionalizó la Electricidad de Caracas (EDC), empresa privada que surte de energía a la capital.
Su política pública estuvo dirigida hacia los sectores más vulnerables de la sociedad venezolana, lo que quedó en evidencia cuando inició una serie de programas sociales, conocidos como “misiones”, para alfabetizar y dar asistencia médica a las zonas más humildes del país. En el contexto de las relaciones internacionales, bregó por la unidad latinoamericana y se opuso ferozmente al imperialismo estadounidense.
El 30 de junio de 2011 Chávez hizo pública, por primera vez, la lucha contra la enfermedad que lo llevó a la muerte. En un discurso televisado desde La Habana, confirmó que se estaba recuperando de una operación realizada el 20 de junio para extirpar un tumor con células cancerosas.
El 21 de febrero de 2012, luego de hacerse nuevos exámenes en La Habana, anunció que sería nuevamente intervenido quirúrgicamente. Los médicos detectaron una lesión en la misma zona donde le fue descubierto el tumor cancerígeno. En ese momento, contó con el apoyo incondicional de Diego Maradona, quien se solidarizó con el ex presidente venezolano. “Lo amo, rezo por él todos los días, lo amo por encima de todas las cosas”, dijo Maradona en alusión a Chávez.
El 11 de diciembre ingresó al quirófano en un hospital de La Habana para ser operado por cuarta vez. Allí comenzó su lenta y dolorosa agonía, que finalizó ayer. El pueblo venezolano y el mundo despidieron a una de las figuras más influyentes de este siglo.
TIEMPO ARGENTINO