Jean Paul Bondoux: “Cocino por amor, le doy alma al plato”

Jean Paul Bondoux: “Cocino por amor, le doy alma al plato”

Por Sissi Ciosescu
Originario de Luzy, de la zona de la Bourgogne, en la región del Morvan –uno de los asentamientos celtas más importantes de Francia–, cuenta que en su sangre hay algún resabio de ese pueblo en la Galia y que el lugar convoca por su energía a meditadores y notables como el Dalai Lama. Apasionado, expansivo y expresivo, Bondoux va y viene como una tromba hablando un idioma gracioso que puede volverse incomprensible. A cien palabras por segundo, da órdenes, se va de tema, mira las flores que acaban de llegar para su restaurante “La Bourgogne” y se dispone a la entrevista aunque la entrecorta levantándose varias veces. Refunfuña cuando dice su edad: “¡Nací hace 63 años, pero me siento un niño que sueña y se emociona; mi mayor éxito no es financiero, es en el amor! ¡L´amour c´est tout! ¡Mi vida es puro amor!” declama.
Noticias: ¿Cómo se enamoró de la cocina?
Jean Paul Bondoux: Con mi padre que tenía una carnicería y fiambrería; hice junto a él mi base en carnes. A los 16 y pico me fui a París a estudiar cocina. Me llevó mi madre y me dejó con una tía que me esperaba en la Torre Eiffel. Yo quería subir, pero no hubo forma. “No, hay mucha gente, no hay tiempo” sentenció. ¡Frustrante para un joven de pueblo! Estuvo pésimo. Después trabajé en el restaurante de la Gare de l’Est aprendiendo alta gastronomía y en la cocina del Hôtel Napoleón, me especialicé en brasserie.
Noticias: Y el amor llegó con Evelyne, madre de sus hijos.
Bondoux: ¡No me dio elección! Fumaba un atado de cigarrillos por día, me presionaba con ese “¡Quedate conmigo!” (risas). Pero me amaba y me siguió a todas partes. Al principio no le gustaba nada esto de andar, pero después afianzamos un proyecto de vida y tuvimos tres hijos. Nos conocimos en 1968 y nunca nos casamos.
Noticias: ¿Qué hacen sus hijos?
Bondoux: La nena, Amodine (20) –que se traduce Flor de almendras– es cocinera y trabaja en el Crillon de París; es uruguaya. El más grande, Aureliane (26) estudió cocina en Francia y trabaja acá, es repostero. El del medio, Clemont (24), es administrador, le gustan los números. Los varones son franceses. Formé una linda familia; Evelyn es de mi historia anterior y mi socia en Punta del Este, en “La Bourgogne”.
Noticias: Y un día se volvió a enamorar.
Bondoux: ¡Oui! De Marcela Bonell; con ella quiero empezar una nueva vida, casarme y tener un hijo. Tiene 30 años. Estamos juntos –¡cuando ella quiere!– desde hace cuatro.
Noticias: Doble de edad, doble placer, doble de riesgo… ¿La ecuación le cierra?
Bondoux: (risas) Marcela trabajó acá conmigo, en el restaurante. Tiene un problema: ¡es muy egocéntrica! Y esta revolución de amor que despertó en mí, no sé si es un karma…
Noticias: O una bendición.
Bondoux: ¿Te parece? Mmm… Bueno, al final, mi ex mujer se fue con uno que tenía 15 años menos y yo con otra, 30 años menor.
Noticias: Hace 30 años llegó a Punta del Este. ¿Cómo se le ocurrió venirse al fin del mundo?
Bondoux: Por viajar. En 1980 pusimos el primer restaurante. Después me ofrecieron un local, sin garantía, por confianza, con un alquiler que era como un leasing. Ahí accedí a la propiedad –en 1982– y pusimos “La Bourgogne”. A la Argentina vine porque me llamaron del Hotel Alvear a poner esta “Bourgogne”, hace 20 años.
Noticias: Ganó mucha plata con “La Bourgogne” esteña.
Bondoux: No; es lo que creen. Además, a mí no me interesa la plata, me importa la creatividad. Mejor dicho: me interesa la plata para desarrollar la creatividad. Con plata no comprás amor.
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