Plano General

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Ver películas es algo normal, tanto, que muchas veces lo que se ve nunca llega a comprenderse del todo, aunque la historia tenga inicio, nudo y desenlace accesibles al entendimiento de quien mira un film. Las películas, conviene aclararlo, no son objetos artísticos inocentes, que muestran escenas que se construyen de manera espontánea: hay un trabajo enorme detrás de cada una de ellas. Y cada vez más existen legiones de amantes del cine que quieren comprender qué es lo que quiere contar un director con un film, mucho más allá de lo que se desprende de la historia lineal de su argumento. Y esa
necesidad es un enorme océano inexplorado que los críticos de cine se empecinan en conquistar. Hoy existen muchos cursos, para amateurs y cineastas, que ayudan a comprender el vastísimo universo artístico e ideológico de los realizadores de películas, como Quentin Tarantino, Tim Burton y David Lynch, entre muchos otros, y que no contemplan sólo los aspectos técnicos de sus obras. El crítico de cine Marcos Vieytes se encarga de distintos cursos y sostiene que “cuanta más gente haya en una clase se establecen mayores diálogos entre el director, las imágenes, los alumnos y yo, en los que ganamos todos”, y agrega que ofrece cursos “sobre el director, y las herramientas
que utilizo para estudiar las escenas de sus películas sirven para que los alumnos puedan analizar cine siempre. Porque los recursos del lenguaje cinematográfico son iguales siempre, son estables, pero en el mundo de cada director tienen connotaciones distintas”. Hernán Schell, editor de la versión on-line de A Sala Llena, dice que quien quiera realizar un curso de cine tiene que tener cuidado en quién lo va a dictar: “El mayor problema de algunos docentes es que muchas veces ni siquiera miran películas. Eso me da mucha bronca. A un crítico le exijo que al menos haya mirado la película de la que va a hablar. Prefiero un mal docente a un chanta, que es alguien que
no vio nada, que no sabe nada; o porque vio “Vértigo” y “El ciudadano” se cree que sabe historia del cine. Y hay casos así”. En tanto, Diego Brodersen, crítico de cine, docente de la escuela de El Amante Cine y programa-dor de la sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín, sostiene que no le interesa “hacer crítica contenidista en las clases, es decir, hablar de los temas que toca una película. Es como describir una manzana que está pintada en un cuadro, y no cómo está pintada”, y agrega: “Lo bueno esdesplegar material para que los alumnos se sorprendan: que el cine mudo no es sólo Chaplin, por ejemplo. Y cómo en la historia del cine hay infinidad de reutilización de ideas, de estilos.
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