La admisión de errores, un arma electoral

La admisión de errores, un arma electoral

Por Ana Barón
Durante su presidencia, tres millones de estadounidenses más quedaron sin trabajo. El déficit presupuestario aumentó 4.000 millones de dólares. El dólar como moneda de reserva en el mundo fue cuestionado. La pobreza y la desigualdad fueron en aumento. Estados Unidos siguió perdiendo influencia a nivel internacional y, en particular, en el mundo árabe. Washington no logró detener el programa nuclear iraní ni resolver el conflicto árabe–israelí. Sin embargo, el presidente Barack Obama fue ayer reelegido en una de las elecciones más parejas de los últimos tiempos ¿Cómo hizo para lograrlo?
Obama adoptó con éxito una estrategia electoral más realista y pragmática de la que instrumentó hace cuatro años. Tuvo además un aliado totalmente inesperado, el propio Mitt Romney, y una gran ayuda: el huracán Sandy.
En efecto, después de prometida la esperanza y el cambio en 2008, este año Obama reconoció que no había logrado todo lo que se había propuesto . Y pidió honestamente cuatro años más para poder hacerlo. Pocos líderes, en campaña electoral para obtener su reelección, tienen el coraje de reconocer sus limitaciones. Pero el reconocimiento alentó incluso a los más desilusionados a acercarse a las urnas para volver a votar por él. “No hizo todo lo que yo hubiera deseado, pero ¿quién hubiera podido hacer mejor que él con la crisis económica y las dos guerras que heredó de Bush?”, dijo a Clarín Susan Wright luego de votar en Reza, un restaurant en Chicago.
Una encuesta de la agencia AP indicó ayer que el 60% de los norteamericanos culpa a George Bush por los problemas económicos que padecen. Además Romney resultó un aliado perfecto para Obama en esta reelección. Debido a su falta de carisma, sus cambios constantes de posiciones y su religión mormona, Romney nunca logró conquistar del todo a la base del Partido Republicano, fundamentalmente a la derecha religiosa más conservadora.
Romney logró la candidatura a presidente adoptando posiciones mucho más duras que aquellas que defendía cuando era gobernador de Massachussetts. Y no sólo a nivel económico, sino también en temas como el aborto y el control de armas. Pero una vez que logró imponerse, Romney comenzó a moverse hacia el centro . Su giro se transformó en uno de los blancos preferidos de Obama, en especial en el segundo y el tercer debate en los que logró poner sobre el tapete todas las contradicciones de su rival.También fue muy efectiva la manera en que Obama acusó a Romney de ser un multimillonario al que no le importa otra cosa que la situación de los ricos. También criticó la manera en que el republicano invirtió su dinero en paraísos fiscales como las Islas Cayman. El candidato opositor cometió, incluso, el error de negarse a presentar sus declaraciones fiscales y –aún peor– dijo que no le interesan el 47% de los estadounidenses que viven de la ayuda del Estado y que votan demócrata.
El Huracán Sandy ayudó a Obama de otra manera. Le permitió mostrar su capacidad para liderar en crisis de una manera muy contundente y puso en evidencia su capacidad para trabajar con criterio bipartidista. Según una encuesta a boca de urnas, 15% dijo que ello fue un factor en su decisión de votar por Obama.
La rapidez con que el mandatario declaró el estado de emergencia en New Jersey, el Estado donde el huracán tocó tierra provocando tanta destrucción como dolor, le valió el apoyo de uno de sus peores enemigos. Después de haberlo criticado ferozmente durante la convención republicana, el gobernador de ese partido, Chris Christie, elogió pública y efusivamente la gestión del presidente de la crisis. Frente a las imágenes de las casas destruidas por el agua y el viento, fue difícil no recordar al huracán Katrina que azotó Nueva Orleans en 2005 dejando 1.833 muertos y a un presidente, George W. Bush, muy cuestionado por la lentitud con que reaccionó.
Cuando sólo quedaba menos de una semana para las elecciones, el huracán Sandy fue la mejor demostración de cuán importante es el Estado para proteger a los más vulnerables. Los periodistas y los asesores de Obama se encargaron de recordar que Romney había propuesto el desmantelamiento de la agencia que distribuye la asistencia federal a los damnificados de una catástrofe natural. Por ese camino, Obama logró su reelección, algo que hasta ayer nadie se atrevía a pronosticar con seguridad.
CLARIN