Romances para la Virgen Gaucha

Romances para la Virgen Gaucha

Por Gloria Martínez
Desde 1630 la Virgen Gaucha es venerada por los gauchos de la región rioplatense desde que milagrosamente quiso quedarse a orillas del río Luján en el paraje denominado, paraje del árbol solo. Fue conducida al improvisado primer santuario que hoy es la conocida basílica nacional. Éstos son dos romances que muestran el ayer y el hoy de la Virgen Gaucha.

Ayer (1630)
Avanzaban las carretas
que vadearon el Luján.
Paraje del Árbol Solo
las invita a descansar.
De nuevo el viaje emprendido
se volvieron a escuchar
los gritos de “¡Buey adentro!”
y el pesado traquetear
de esas carretas cansadas
que vieron tanto al pasar.
Más una de ellas, ¿qué tiene
que ya no puede arrancar,
y es inútil la picana
y es inútil azuzar
a los grandes bueyes lentos
del claro y triste mirar.?
Alivianaron el peso
y volvieron a probar
más la carreta no pudo
ni un centímetro avanzar.
¿Serán los dos cajoncitos
de notable liviandad
que dos imágenes llevan
y van hacia el Tucumán,
dos Vírgenes que a Sumampa
por encargo han de llegar?
Maravilla, maravilla
de esa fuerza singular
que detiene a la carreta
que clavada en tierra está.
Si un cajón se descargaba
e iba el otro en su lugar,
la carreta, dócilmente
volvía, lenta, a marchar.
Quedó el cajoncito en tierra
y los gauchos del lugar,
grandes de asombro los ojos
parecían preguntar:
¿cuál de las dos Virgencitas
que rumbo a Sumampa van
es la que quiere quedarse
a la vera del Luján?

Hoy
En la Basílica gótica
hay gozoso repicar:
Allá vienen nuestros gauchos
en nutrido galopar;
traen a hombros, en andas,
a su Virgen de Luján.
Visten sus pilchas de fiesta
para a la Patrona honrar
del chambergo hasta las botas
su lujo tradicional.
De seda son los pañuelos,
pura seda natural
flamea nuestra bandera,
puro cielo natural.
El sol de Mayo refracta
la plata, noble metal,
del facón la empuñadura
les relumbra por detrás.
También sus pingos mejores
hoy han querido montar:
éste un oscuro azulejo,
éste un tostado alazán,
aquél, un zaino lucero,
otro, un gateado sin par;
éste, un bayo cabos negros,
tordillo ruano el de allá,
y aquí un overo rosado
que nos hace recordar
al que montó Don Laguna
según narra Estanislao.
Un llanto celeste y blanco
nos conmueve al recordar,
que ante esa Virgen, un día
se postraron a rezar
el General San Martín,
el del laurel inmortal,
y también Manuel Belgrano,
humanista y general;
aquel que venció a los Andes
y el de Salta y Tucumán.
Tal pasa la Virgen gaucha
en caravana triunfal
Patrona de la Argentina,
las maderas desclavar,
vieron una Inmaculada
manto de cielo y de mar,
con las manecitas juntas
como en actitud de orar.
La Virgen entre sus gauchos,
Virgencita de Luján.
Y la inmensidad pampeana
los vio en procesión pasar
llevando a la Inmaculada
que aquí se quiso quedar,
para ser Nuestra Patrona,
rumbo a su primer altar.
El viento vibró plegarias
mientras el Río Luján
deshacía los espejos
de su cielo de cristal
de Uruguay y Paraguay
que obtiene de Dios milagros
al que la quiera invocar.
Viene en andas con sus gauchos,
que ofrendan trabajo y paz
su riqueza, oro de trigo
carne de hacienda su pan.
¡Campo nuestro, tierra gaucha
raíz de argentinidad!
Hoy, como ayer, nos ampara
nuestra Virgen de Luján.
LA NACION