Fiat Bravo, espíritu italiano

Fiat Bravo, espíritu italiano

Por Jorge Padni
Atractivo, muy bien equipado y con un andar sumamente equilibrado son los aspectos más salientes del Bravo, el mediano de cinco puertas que Fiat lanza en nuestro país para competir en el disputado segmento de los hatch medianos modernos.
Fabricado en Italia, el Bravo fue originalmente el sucesor del Stilo, un producto de excelente calidad y comportamiento que no tuvo él éxito que hubiese merecido.
Sin demasiados cambios respecto del primer modelo que salió al mercado, llega ahora la nueva generación, que en nuestro país se ofrece en dos versiones de equipamiento (Dynamic y Sport ) y con dos posibles motorizaciones, diésel y naftera, ambas de última tecnología.
La versión Dynamic tiene de serie asiento trasero bipartido; apoyacabezas con regulación de altura; ganchos para fijación de carga en el baúl; climatizador automático dual bizona; apoyabrazos delanteros; alarma volumétrica con telecomando; airbags delanteros para conductor y pasajero; cruise control; sistema de frenos ABS y ESP; llantas de aleación de 16, neumáticos 205/55; volante regulable en altura y profundidad; sensor de estacionamiento trasero; faros antinieblas delanteros con función cornering, y radio CD/MP3.
La versión Sport agrega a esos elementos sistema Blue& Me, apoyabrazos central en los asientos traseros, llantas de aleación de 17″, neumáticos 225/45, airbags laterales, tapizados deportivos, palanca de freno de mano tapizada, pedales en acero inoxidable, puntera de escape doble cromada, spoiler, faldones y suspensión Sport.
Además, en ambos casos se pueden agregar opcionales como con faros de xenón, sensor de presión de neumáticos, llantas de aleación de 18″ + neumáticos 225/40, techo solar Skydome, sensores crepuscular y de lluvia, asientos revestidos en cuero y airbags de rodilla y de ventana.

Armonía
Los dos motores que ofrece el Bravo son el naftero 1.4 MultiAir turbo de 16 válvulas y 140 CV de potencia máxima a 5000 rpm (incluye el sistema Star & Stop, que permite reducir el consumo de combustible y las emisiones de CO2), y el motor diésel 1.6 Multijet de 16 válvulas y 120 CV de potencia máxima.
En ambos casos, la caja es manual de 6 marchas.
Nos pusimos al volante de un Sport diésel. El diseño es atractivo, algo que ya es marca registrada de los productos italianos, con un capot bien lanzado hacia adelante. Una vez en el interior se percibe también esa inspiración deportiva en el diseño de la planchada de instrumentos, con una textura que simula la fibra de carbono.
Buena posición de manejo, ayudada por la regulación en altura y profundidad del volante y en altura de la butaca.
Instrumentos de muy buena lectura y todo al alcance de la mano. Un punto mejorable es la sujeción de las butacas delanteras. Espacio correcto para cinco pasajeros adultos, pero sin que sobre nada.
Fiel a su tradición, la motorización de este Fiat es uno de los puntos fuertes. Manejamos el turbodiésel de inyección directa y geometría variable, que tiene un gran par motor de 30,5 kgm a sólo 1500 rpm. La elasticidad de ese impulsor está muy bien acompañada por una caja manual de recorrido preciso y seis marchas, que ayuda a un consumo bastante bajo.
El auto tiene suspensiones confortables, tanto en la ciudad como en la ruta; se siente firme y bien apoyado. Si se desean mejores prestaciones es bueno no llevarlo muy por debajo de las 2000 rpm, si no el motor va planchado.
A pesar de pagar arancel por venir de Europa, tiene un precio que lo pone a la par de sus rivales (308, Focus, C4).
El Bravo, sin duda, es un buen embajador de Fiat. Un producto atractivo, de muy buen andar y bien equipado. Pensado para quienes aprecian del ADN italiano y buscan un auto equilibrado para el día a día y las escapadas ruteras.
LA NACION