11 Jul Abrazo en defensa de Santa Catalina de Siena
La asociación de vecinos Basta de Demoler convocó para hoy, a las 18, a un abrazo simbólico al Monasterio Santa Catalina de Siena, en Viamonte y San Martín.
El llamado responde a las actividades que se realizan para evitar la construcción de una torre, en un terreno lindero al histórico convento, que podría afectar las estructuras del predio, que, entre otras cuestiones, ostenta la pared más antigua de Buenos Aires.
Esta disyuntiva llevó días atrás a un grupo de vecinos y representantes de la asociación a presentar un recurso de amparo ante la Justicia con el fin de desalentar la construcción de una torre de 60 metros de altura en el terreno lindero al monasterio, un emblema de la ciudad.
El mayor problema con la obra sería la excavación de entre 15 y 20 metros de profundidad, donde se planean construir seis subsuelos.
En principio, la torre estaría separada de la iglesia por una plaza de 45 metros de ancho.
El proyecto se aprobó antes de que la zona fuera declarada área de protección histórica, hace más de un año.
El lugar es el único convento porteño que mantiene su estructura intacta desde el siglo XVIII, según explicó la investigadora en historia Alejandra Jones.
Originalmente ocupaba toda la manzana y tenía un área para los servicios domésticos, cementerio y huerta.
Hoy se conserva el antiguo patio, rodeado por jacarandás, palos borrachos y ceibos, que propone aislarse por un momento del trajín cotidiano.
Muchos son los oficinistas que se acercan para almorzar o los estudiantes que eligen el aire libre para leer o conversar. En el verano, los pasillos se llenan de paseantes.
Actualmente, también hay misa a las 13 y a las 18.15, y posee un servicio de acompañamiento espiritual para gente de cualquier religión.
El malestar que se vive no sólo descansa en los aspectos históricos y edilicios del predio colonial construido en 1745 y habitado por religiosas dominicas hasta 1976, sino también tiene su costado espiritual.
Con la medida, arquitectos e historiadores buscan evitar que se pierda “el oasis” que representa Santa Catalina en medio del caos urbano.
Delimitado por las calles San Martín, Viamonte, Reconquista y Córdoba, el conjunto integrado por el monasterio y la iglesia, declarados monumento histórico nacional en 1942 y en 1975, respectivamente, constituye un espacio de reflexión, pero, por sobre todas las cosas, una muestra de lo que fue la ciudad en sus comienzos