23 Apr ¿El sistema de salud argentino mejor que el norteamericano? Sí
(2010)
Como siempre, la urgencia suele desviarnos de lo importante. De ahí que todavía no hayamos leído ningún análisis en los medios periodísticos nacionales acerca de la superioridad de nuestro sistema de salud sobre el de otros países desarrollados, en particular sobre el norteamericano, cuando es precisamente el estado crítico de este último el que está haciendo tambalear la popularidad de la Administración de Obama, a pocos meses de haber asumido.
Quizá por esa costumbre tan nuestra de subestimar lo propio, la superioridad de la lógica de nuestro sistema de salud es una cuestión que no suele destacarse no sólo en ésta sino en casi ninguna situación y, sin embargo, merece debida atención y valoración, sobre todo su subsector de Obras Sociales, que permite que todo trabajador formal y su familia tenga el acceso a la salud asegurado.
Así dicho, suena tan natural. Sin embargo, para tantos ciudadanos del mundo, no lo es… Estamos tan habituados a que nuestro sistema de salud sea vapuleado públicamente que tendemos a creerlas, a tomarlas como ciertas. Con frecuencia, la crítica viene de la mano de la descripción de ese estado a veces calamitoso de instituciones públicas de salud, sobre todo de algunos hospitales, tanto en lo que refiere a la infraestructura como a la calidad del servicio de atención médica.
Esa realidad -que no debe ni puede negarse- confunde si se la extiende como descripción del segundo subsector del sistema de salud nacional. Sistema que hoy le garantiza acceso total a todo trabajador con empleo formal, sólo por su condición de tal: las Obras Sociales. Las Obras Sociales Nacionales contienen hoy a unas 15 millones de personas aproximadamente, es decir, garantizan efectivamente el acceso a la salud a la mitad de nuestra población total.
El subsector de la Seguridad Social – las Obras Sociales -, funciona a partir de un seguro social obligatorio consistente en un impuesto al trabajo. Este seguro no impone condicionamientos por ingreso salarial, por historia clínica (preexistencias), ni por cantidad de integrantes del grupo familiar, etc.
Además, le brinda acceso total al Programa Médico Obligatorio (PMO), ese piso obligatorio de prestaciones médicas a las que todo trabajador tiene acceso, y que es, ni más ni menos, que las mismas prestaciones que garantiza la medicina privada.
Este derecho asociado al trabajo, que para los argentinos va de suyo con el empleo, no existe en muchos países del mundo. En Estados Unidos, la primera potencia del mundo, por ejemplo, tampoco.
Acceso y Cobertura para todos
La manera de solventar que todo trabajador, independientemente del monto de su ingreso, cuente con acceso a la salud, es a través de un concepto ejemplar: el principio de solidaridad, que es clave para la ciudadanía y para la construcción ciudadana. Principio, del que adolece, muy precisamente, por ejemplo, el sistema de salud norteamericano.
El concepto de solidaridad parte de la idea de que deben unirse todos los aportes y contribuciones – correspondientes tanto a aquellos con altos ingresos como a aquellos con ingresos mínimos -, de manera que la suma equilibre, compense y permita garantizar el acceso a la salud a todos, con la misma calidad.
Entender, comunicar y consensuar esta ética solidaria es tan innovador hoy, como lo fue en los ‘70 y justo es decir, que esta ética es salvaguardada por organizaciones gremiales, también en el presente. En Estados Unidos, por ejemplo, ese sentido solidario sencillamente es inimaginable, cada uno se paga, si puede, lo suyo. Es como comprar cualquier otro bien, o contratar un servicio.
Volviendo acá, tal como se plantea en la Argentina el sistema de salud, el subsector público cubre las necesidades asistenciales de la población que no cuenta con empleo formal y las de grupo familiar. Finalmente, en lo que respecta a seguros sociales privados (medicina prepaga incluida), es una opción a la que cada ciudadano corresponde que tenga derecho, simplemente.
Obras Sociales revitalizadas
En la actualidad el sistema de Obras Sociales se construye gracias a la progresiva articulación con lo público y con las diversas entidades privadas para edificar una política de salud. De hecho, los prestadores privados son hoy los principales proveedores de servicios asistenciales para los beneficiarios de las Obras Sociales.
Mismo hoy dentro del subsector de Obras Sociales existen casos de particular éxito. En general, corresponden a aquellas obras sociales que lograron gestionar (no sólo dar prestaciones médicas) la salud junto a los actores privados, particulares, las redes de salud y la integración con actores públicos. Es en este sentido que la discriminación de “privado”, “público” y “Obras Sociales” empieza a tener poco sentido.
El escenario de las buenas Obras Sociales en 2010 exhibe gestión conjunta de la salud con los demás subsectores, lo que quiere decir no sólo prestar atención médica, sino planificar, acordar políticas sanitarias al tiempo que otorgar los beneficios sociales y culturales propios de los sistemas solidarios, fundados en valores que exceden al interés de negocio esencial del subsector privado. Es cierto que en el camino están quedando obras sociales que no logran estar a la altura de los desafíos que enfrentan, pero ese punto de vista (también real) puede hacer perder la visión de un sistema que sí funciona.
Los avances tecnológicos y médicos no siempre encierran la respuesta a los problemas de salud sociales (esa convicción equivocada es obstáculo principal para encontrar soluciones para un sistema de salud norteamericano en crisis).
Estrategias como la Atención Primaria de la Salud – a la que suscribimos aún cuando en la Argentina se aplique muy lentamente y con tropiezos – se basan precisamente en el supuesto contrario. De todas maneras, todos los ciudadanos deben tener acceso a toda la salud necesaria, incluyendo la medicina de alta complejidad. En Argentina existen mecanismos para que el sistema nacional de salud y dentro de él, las Obras Sociales puedan garantizarlo. Ahora bien ¿usted lo sabía?
Carlos Felice