15 Sep Mirando Salta desde el cielo
Por Patricia Daniele
La belleza de Salta es conocida y admirada. La calidad de su gente siempre es bien ponderada. Y su gastronomía y vinos, altamente apreciada. La extensa conformación de la provincia ofrece múltiples opciones turísticas, desde montaña y zonas cuyos ríos crecen producto del deshielo, a montes y cerros cubiertos de un verde sin igual. Y la capital, con su historia colonial, las peñas y museos, es el epicentro del cual parten todas las actividades y excursiones.
Hacia el sur o el norte, siempre hay un lugar nuevo para conocer. Las excursiones suelen salir temprano y el regreso está pautado casi siempre para la noche. Una de los paseos que más llama la atención es el del Tren a las Nubes, que sale puntualmente a las 7.05 de la mañana desde la estación ferroviaria de Salta, ubicada en Balcarce y Ameghino, y recorre 217 km hasta llegar al Viaducto La Polvorilla, a 4200 metros sobre el nivel del mar. Es necesario estar en el punto de partida 50 minutos antes de que el jefe de estación haga sonar la campana, y bien abrigado. La formación parte con entre 3 y 5 vagones de confortables y modernos asientos, calefaccionados, más coche bar y coche comedor, pues el recorrido ocupa la jornada entera, regresando al punto de partida pasadas la medianoche.
Asimismo, y previendo cualquier eventualidad, el Tren -que circula a 30 km/h-, es acompañado desde la ruta por camionetas que cuidan los cruces en los pasos a nivel y resuelven problemas técnicos. Si bien el convoy está equipado con enfermería (particularmente para combatir los efectos la altura), junto a las camionetas va una ambulancia lista para actuar. Estos cuidados se tienen principalmente porque el recorrido atraviesa zonas en las que apenas hay casas.
Zafari fotográfico.Cómodamente sentado y abrigado, con desayuno y merienda incluidos en el precio del pasaje (desde S 695 por persona), el viajero puede dedicarse a admirar las hermosas escenas que ofrece el paisaje a medida que el ferrocarril va ascendiendo hacia las nubes, mientras atentos guías van relatando la historia de la construcción del tren y llaman la atención sobre los lugares que se va atravesando.
Es el momento ideal para dedicarse a tomar fotografías, contemplar la inmensidad de las montañas, descubrir algún pico nevado a la distancia y dejarse llevar por la música folclórica que inunda el vagón. Y. llegada las 12, comienza a ofrecerse en el restaurante el primer turno del almuerzo, cuyos menúes que oscilan entre los $ 75 y los$ 135.
Pero no todo es contemplación y relax mientras van pasando las horas: también hay momentos de shows en vivo, en su mayoría de música local, y otro tipo de entretenimientos. Durante el recorrido se realizan, además, dos paradas: una en la estación San Antonio de los Cobres, sobre el famoso viaducto que hizo conocido al Tren a las Nubes, y la otra en el final del recorrido.
La parada en San Antonio tiene todas las cualidades para ser especial: al arribo, dos empleados de la empresa izan las banderas argentina y salteña mientras se escucha la grabación del Himno Nacional Argentino interpretado por Jairo. Mientras uno ve la inmensidad de la Puna y se encuentra con los vecinos de la zona que ofrecen sus artesanías o niños que llevan cabritos aceptan que les tomen una fotografía. Luego de media hora, la formación emprende la vuelta y uno puede descubrir que el paisaje va cambiando a medida que el sol rota su posición. El viajero tiene la oportunidad de descansar y de dejarse sorprender por nuevos shows en vivo.
Alternativa Aventurera. Este mismo recorrido se puede hacer por carretera o camino mejorado, en camiones confortablemente acondicionados, que parten tempranísimo desde Salta capital y acompañan el trayecto del convoy. Movitrack es una empresa creada por un alemán que llegó a esta provincia y no se quiso ir nunca más. Por $ 688 por persona, el Safari a las nubes recorre -miércoles, sábados y domingos-, 520 Km relatados por un guía experto, con alimentos y bebidas durante toda la jornada. Combina tres recorridos del Noroeste argentino: el Camino a las Nubes sigue las vías del tren, admirando esa magní¬fica obra de ingeniería de los años ’20, por la Quebrada del Toro hasta San Antonio de los Cobres. Luego el cruce de la Puna por la Ex Ruta 40, llegando a las Salinas Grandes en el límite con Jujuy. Y tercero, la Cuesta de Lipán, un descenso de 2.000 m en 35 Km eon avistaje de cóndores y la transición del desierto de la puna a la fertilidad de las valles húmedos, hasta llegar Purmamarca, al pie del Cerro de los Siete Colores.
Ambas alternativas ofrecen paisaje, aventura, emociones diversas, contemplación y el contacto con los lugareños, que tratan al visitante con tanta cordialidad que lo hacen sentir como de la familia.
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