B-Corps: en la delgada línea entre hacer y dar

B-Corps: en la delgada línea entre hacer y dar

Las organizaciones están divididas en tres sectores: el Gobierno, las empresas y las ONGs. Pero, en la frontera entre las compañías con fines de lucro y las organizaciones del tercer sector, está emergiendo un cuarto grupo, las llamadas “Empresas B” o “B-Corp”, en las que los fines de rentabilidad y de aporte social tienen similar importancia. El término fue acuñado por B-Lab, una ONG estadounidense que las definió como “un tipo de organización que usa el poder de los negocios para solucionar problemas sociales y ambientales”. Hasta la semana pasada, B-Lab tenía registradas 574 empresas de este tipo en todo el mundo, que facturaban u$s 3.350 millones en 60 industrias.
Las B-Corp nacieron en los Estados Unidos a raíz de un fallo judicial, que obligó a Jerry Greenfield, uno de los dueños de la heladería Ben & Jerry’s, a vender la empresa a Unilever, tal como pretendía el otro socio minoritario, Ben Cohen, por hasta cuatro veces su valor. El hombre se negaba a hacerlo porque no quería que la empresa deje de realizar las tareas sociales a la que estaba acostumbrado, pero un tribunal consideró que debía desprenderse de ella porque, en ese país, prima la maximización de los beneficios de los accionistas –es decir, el ánimo de lucro-, por sobre la visión o misión de una firma. Entonces nacieron las B-Corp, que tienen tanto fines de lucro como de fomento social.
La historia la cuenta a Socialmente Responsables Virginia Pittaro, directora Ejecutiva en la Argentina de Sistema B (filial de B-Lab), quien, en junio pasado, certificaron como B-Corp a la primera compañía argentina. Se trata de Emprendia, dedicada a la asesoría en comunicación y en acciones de sustentabilidad. Para convertirse en una “B”, la empresa tuvo que pasar por un análisis de procesos en varias categorías, como gobierno corporativo y democracia, transparencia, prácticas laborales, comunidad (proveedores, clientes, competencia, comunidades aledañas), medioambiente y modelo de negocios con enfoque social y ambiental.
“Para nosotros, fue importante porque nos sentimos 100% identificados con los principios y fundamentos de las empresas B, incluso antes de que llegue el nombre y la certificación; y es importante porque no certifica productos sino a la empresa en su conjunto”, expresó Guillermo Schulmeier, cofundador y CEO de Emprendia. Si bien la empresa no obtiene beneficios impositivos o legales en la Argentina, sí le permite destacarse por sobre otras y dar seguridad a sus clientes.
Además de Emprendia, otras dos empresas lograron la certificación en el país. Una de ellas es Greca, que fabrica objetos de arte y accesorios a partir de botones y resina de botones reciclados. “Es muy gratificante ver en indicadores un concepto que coincide con el sueño que nos llevó a crear una empresa de diseño sustentable. Ahora, tenemos que redoblar el esfuerzo para seguir mejorando y contagiando a otros con esta visión empresarial que busca un mundo mejor”, afirma el fundador de la empresa, Lucas Campodónico.
El futuro, destaca Virginia Pittaro, es reformar la ley: “En ocho Estados de los EE.UU. ya se ha aprobado un nuevo tipo de compañías; ahora buscamos que además de las nuestras, de la Sociedad Anónima y de la Sociedad de Responsabilidad Limitada, haya una específica para este tipo de empresas; y no estamos lejos: en Chile ya hay un equipo del Gobierno que analiza un proyecto de ley en la materia”, remata.
EL CRONISTA