Susurros para el alma

Susurros para el alma

Fragmentos del libro de Gabriel Sandler, Susurros para el alma
Despierta a ese plano de tu vida que suele estar dormido. Reacciona y date cuenta de que, con tan sólo un poco de atención, puedes hacer que tus días sean mucho más parecidos al ideal que sueñas.
Es que hay otra cosa, allí mismo y al alcance de tu mano. Hay algo más que el trajín cotidiano, tantas veces rutinario y alienado. Esa llama que titila olvidada en tu interior, ignorada o desconocida. Con apenas un poco de dedicación, puede transformarse en la intensa luz de un faro e iluminar el mejor de tus caminos.
No te hace falta pasar por una experiencia mística o religiosa. Esa luz interior forma parte de ti, creas en ella o no. Está siempre allí, la sientas o no. Más aún, casi podría decirte que es al revés, y que eres tú quien forma parte de ella.
Recuérdalo. Recuérdate. Recuerda tu verdadera esencia, tu verdadero ser. Dale el lugar que se merece y tu vida brillará con la intensidad de tu propia luz interior.
Ahora que estamos de acuerdo en que conectarte con tu ser interior puede darle a tu vida un enfoque totalmente nuevo y positivo, la pregunta siguiente quizá sea: ¿cómo?
Empieza estableciendo un diálogo. A la noche, por ejemplo, ya en la cama y antes de dormir, o sentado a solas en un sillón antes de acostarte, cierra los ojos y respira profundo un par de veces. Relájate y empieza a conversar mental y silenciosamente con tu ser interior. Como si estuvieses hablando con un amigo, con tu mejor amigo, con tu amigo del alma.
No importa si nunca hablaste con él o si hace mucho tiempo que no lo haces. Dile lo que te surja desde el corazón, con amor y sentimiento. Si al principio te sientes algo ridículo, no te preocupes, ya se te pasará. Si tu diálogo suena a monólogo, persevera y ten paciencia; ya te responderá.
Pero no esperes que sus respuestas lleguen como una voz interior que resuena en tu mente. No suele ser así como funciona. Estate atento, en cambio, a las señales. Mantente alerta durante los próximos días y algún hecho raro, poco común, algo fugaz y llamativo, algo que alguien dirá o hará, o algo que verás o sentirás te llamará la atención en un chispazo de lucidez, como un flash de una foto nocturna.
LA NACION