Mujeres entre copas

Mujeres entre copas

Si se comparan las calorías de un vaso de cerveza (140) con las de una copa de vino blanco (119), las virtudes dietéticas de cada uno quedan más que claras. Pero no solo razones estéticas son las que despiertan el interés de las mujeres cuando de vino se trata. Cosechas, varietales y maridajes se han transformado en una pasión tan femenina como la cocina. Bodegas y restaurantes han registrado este cambio en el consumo y aspiran a satisfacerlo con productos diferenciales. En esta nota, bodegueros, enólogos y sommeliers hablan de las novedades del mercado y en qué se diferencian mujeres y varones a la hora de elegir un vino.
EL MERCADO. “Para darse una idea, los últimos dos mejores sommeliers de la Argentina son mujeres: Paz Levinson y Agustina de Alba”. Así constata el fenómeno Matías Bauza Moreno, gerente de Relaciones Públicas y Prensa de Bodegas Salentein. Según lo ven ellos, el mayor acercamiento de las mujeres al vino se produjo en los últimos 5 años. De la mano de un mayor conocimiento y difusión sobre el tema, el interés femenino creció y determinó un cambio en la demanda y la oferta del mercado, así como en la asistencia a cursos y carreras.
Frente a este fenómeno, las empresas del rubro han desplegado diferentes estrategias. Es recordado, por ejemplo, el lanzamiento del champagne rosado Chandon Rosé, cuya publicidad gráfica era muy similar a la de un perfume, claro mensaje de seducción hacia la mujer. “No es solo para mujeres, pero es un producto con mucha aceptación y un costado femenino firme”, explica Nicolás Audebert, gerente de Enología de Terrazas de los Andes y Chief Winemaker de Cheval des Andes, marcas del grupo LVMH (Móet Hennesy-Louis Vuitton). Según su visión, es importante fomentar este mercado, porque el consumo de la mujer se está volviendo cada vez más selectivo. “En tiempos en los que el consumo global está bajando, y se consume menos pero mejor, la mujer ocupa un rol importante en la decisión de compra”, agrega.
Desde Bodegas Salentein, en tanto, explican que no están creando productos específicos pero sí organizando eventos femeninos alrededor de la figura del vino. “Por ejemplo, hacemos acciones de catas para el Día de la Mujer, algo impensado hace unos años”, des¬cribe Bauza Moreno. En la misma sintonía, su marca “Callia” fue una de las pioneras en crear un vino con nombre femenino. En lo que hace a decisiones internas, también son varias las compañías que están sufriendo una transformación. En Bodegas Norton, por caso, han comenzado a incluir mujeres a la hora de realizar “focus groups” para testear nuevos o renovados productos.
Este avance también ha desterrado un mito: ya no existe la idea de que el vino blanco es para las mujeres y el tinto para los hombres. “Hoy en el rubro femenino ha crecido la inclinación a los tintos, aunque preferentemente frutados y jóvenes, con taninos suaves, sin acidez elevada”, explica Victoria Rey Petit, gerente de Marketing del grupo de marcas Viniterra y C.A.S.A. Orilla. Es que a medida que la mujer va relacionándose con el vino, también va educando su paladar y consumiendo productos más complejos. “Cuando comienza a entender del tema, comprende que también hay tintos que se alinean con su gusto. El malbec puede ser fresco, perfumado y muy fácil de tomar”, apunta Audebert. El segmento de los rosados y los espumantes es otro nicho fuerte.
Para Fernando Marcos, gerente de Marketing de Bodega Norton, hoy la mujer tiene “sed de marcas”, y esto abrió mucho el espectro de comunicación. “Las marcas empezaron a pensar el vino en función de la mujer, creando publicidades donde ellas tienen el mismo nivel de participación que el hombre”.
La otra cara de la moneda está dada por los restaurantes y bares que viven el fenómeno en vivo y en directo. Para Daniela Chinkies, gerenta de Marketing de Piégari, hubo un cambio de consumo muy claro y definido entre las mujeres y el vino. “Hoy en una mesa de mujeres no falta un malbec, un pinot noir o un syrah”, describe, “mientras que las que salen en pareja comparten la decisión sobre el vino a tomar”. En sintonía con esta opinión, Cheme Rosa-lez, sommelier del peruanonikkei Osaka, asegura que las mujeres toman más cuando están en pareja que con amigas: “Entre amigas comparten un vino entre varias, pero cuando están en pareja se animan a tomar más e incluso mejor”.
En lo que hace a los gustos, aquí también se ven más representados los tintos y los dulces y rosados antes que el clásico blanco. “Ellas quieren que sea algo suave y acariciante, que no deje gusto a alcohol en la boca”, explica Mario Elizalde, dueño y creador de la parrilla Reencuentro.
También las mujeres buscan obtener información sistematizada sobre lo que van a beber. “Hacen cursos de cata y
eso se refleja en sus pedidos y consultas”, sostiene Claudia Muñoz Cid. dueña y fundadora del chileno Valparaíso. Programas de televisión, notas periodísticas y carreras terciarias han hecho mucho por volver accesible este conocimiento. Y las mujeres demuestran lo aprendido cuando se sientan a la mesa de un restaurante. Como dice
Chinkies, de Piégari: “¡Saben mucho y lesencanta demostrarlo!”.
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