Precio récord por El grito, de Munch: US$ 119,9 millones

Precio récord por El grito, de Munch: US$ 119,9 millones

Por Rafael Mathus Ruiz
Una de las obras de arte más famosas del mundo, El grito , del pintor noruego Edvard Munch, marcó ayer un récord histórico para una pintura en una subasta, al ser vendida por la casa Sotheby’s en 119,9 millones de dólares. Hasta anoche no se conocía la identidad del comprador.
La versión de El grito rematada ayer en Nueva York es una de las cuatro que pintó Munch y la única en manos de un coleccionista privado, el filántropo noruego Petter Olsen, cuyo padre, el coleccionista Thomas Olsen, construyó un imperio en la industria naviera y era amigo, vecino y mecenas de Munch.
La obra subastada ayer superó así el precio alcanzado por Desnudo, hojas verdes y busto , de Pablo Picasso, que se vendió en 2010 por 106,5 millones de dólares.
Petter Olsen, que disputó la colección de su padre en los tribunales con su hermano mayor, Fred Olsen, utilizará el dinero para construir un museo dedicado al pintor noruego, cuya obra se convirtió en una pieza maestra del expresionismo, que con el tiempo devino en un símbolo de la cultura popular, reproducido infinidad de veces. “Sotheby’s ha disfrutado de una larga relación con la familia Olsen.La venta de El grito es el fin de un largo proceso, de muchos años, de discusiones, exploraciones, sobre la mejor manera de presentar el cuadro, el mejor momento”, había dicho, antes de la venta, Simon Shaw, vicepresidente senior y jefe del Departamento de Arte Impresionista y Moderno en Nueva York de la casa de subastas.
Si bien la obra de Munch superó en subasta el precio que alcanzó Desnudo, hojas verdes y busto , de Picasso, no llegó a la increíble suma de US$ 250 millones que Qatar, el país más rico del mundo, pagó por Los jugadores de cartas , del pintor francés Paul Cézanne. Esa es, al día de hoy, la venta más cara de una obra de arte de la historia. Pero no fue en subasta sino en una venta entre particulares, con la participación de una firma intermediaria.
La venta de la mítica obra de Munch había generado una inusual expectativa de que la obra podría marcar un nuevo récord. Durante la presentación de la subasta a la prensa internacional, Shaw comentó que habló cientos de veces con Olsen para definir los detalles del remate. Olsen se mantuvo muy involucrado en el proceso, agregó. De hecho, estuvo ayer en Nueva York para seguir de cerca el desenlace de la venta.
Debido a la subasta, El grito , que suele ser comparada por su fama con la Mona Lisa, dejó por primera vez Noruega y podría dejar definitivamente el país nórdico si es que el comprador, cuya identidad anoche se desconocía, decide llevar la pintura a otras latitudes.
Las otras tres versiones de la obra de Munch (todas fueron pintadas entre 1893 y 1910) están en museos en el país escandinavo. La obra en poder de Olsen, que data de 1895, fue exhibida al público por primera vez este año en Londres y formó parte de la exhibición montada por Sotheby’s previa a la muestra.
La obra del artista noruego lideró la subasta de Arte Impresionista y Moderno, que contó además con cuadros de Salvador Dalí, Pablo Picasso, Marc Chagall, Henri de Toulouse-Lautrec y Joan Miró. Muchas de las obras que se pusieron en venta pertenecían a la colección del filántropo estadounidense Theodore J. Forstmann.

Distinción
El grito es considerada una de las obras definitorias de la modernidad y un ícono del expresionismo. La versión que fue vendida ayer cuenta con una distinción única que la diferencia de sus tres “hermanas”: la parte inferior del marco tiene escrito, por la mano de Munch, en pintura roja, el poema-prosa que el artista escribió en 1892, en el cual describe la experiencia que dio lugar al cuadro, y que vivió al caminar por las colinas de Ekeberg, cercanas a Oslo, cuando al contemplar los fiordos sintió “el gran Grito en la Naturaleza”.
Cada una de las pinturas de las cuatro versiones tiene sus propios rasgos en cuanto a texturas, colores y formas. Sotheby’s destacó que la pintura subastada ayer es la más “colorida y vibrante” de las cuatro que pintó el artista y la única en la cual una de las dos figuras que se ven al fondo de la imagen gira para mirar hacia la ciudad.
Munch fue cuidadoso en nunca explicar con detalle El grito , brindándole a su obra uno de sus atractivos más distintivos: la imposibilidad de reducir la obra a una lectura única, además de ser un ícono universal del horror. Ese ícono, ayer, se convirtió en la obra subastada más cara de la historia.
Las ventas de arte de la temporada de primavera arrancaron anteayer con buen pie para Christie’s, con obras de Cézanne y Matisse vendidas cada una por 19 millones de dólares.
“Es una situación extraordinaria (…) El mercado del arte no está relacionado con otros mercados. Vemos a mucha más gente optando por invertir su dinero en arte”, sostuvo Brooke Lampley, jefa de arte moderno e impresionista de Christie’s en Nueva York.
LA NACION