01 Jun Entre los mandamientos hípicos, no está escrito ganar como local
Por Julio Guimaraes
mérica del Norte no duerme ante la posibilidad de que I’ll Have Another logre lo imposible por más de treinta años: salir airoso de Nueva York completando la Triple Corona. Europa está excitada por culpa de Frankel. Lo irán a alentar en masa el mes que viene al hipódromo de la reina. Australia disfruta de Black Caviar y la sindica como la yegua más veloz del mundo por sus 21 triunfos en línea. Chile tiene a Quick Casablanca y Perú, a Al Qsar. ¿Y por casa cómo andamos? Menos mal que de los haras argentinos todavía salen pingos como Winning Prize para seguir creyendo que jugamos en primera, más allá de que nuestros internacionales los ganen los de afuera.
Potrillo estrella Winning Prize. Del mismo productor de Painter y Asidero subió al cartel este caballo que gana con efectos especiales. Da para hacerse la película. Saca de la pista a sus rivales. Los anula. Es la clase de caballos que hacen que los hipódromos vendan boletos y multipliquen audiencias.
Perder las carreras importantes siendo locales ya pasó de mala racha. Es tendencia. Se estuvo a media cabeza de caer en el Carlos Pellegrini 2011 y a cabeza y hocico de hacerlo en el República Argentina. Se perdió en el Pellegrini 2010, los últimos Latinos, Dardo Rocha y el 25 de Mayo. De ocho, seis abajo. Para una industria con intenciones de exportar caballos al mundo, la secuencia le hace mala prensa. Hay riesgo de que el mercado nos excluya como opción válida.
Dicen que falta gimnasia competitiva en las carreras extensas. No obstante, San Isidro aumentó la cuota de pruebas para fondistas. Por ejemplo, pasó de organizar 32 condicionales sobre 2000 metros en 2009 a 76 el año pasado, sin contar clásicos, para formar un semillero. Igual, quizá no alcance. Pronto estrenará handicaps sobre 2400 en la arena. Palermo también les pone fichas a las largas en su programación. Véanse sólo sus campeonatos para tener una noción aproximada. En algún momento, el fomento al stayer se va a notar, haciendo de aquella tendencia una transición; por lo menos eso se espera. De todas maneras, no hay ningún mandamiento turfístico que obligue a ganar de local.
Mientras tanto, no está mal disfrutar de los buenos caballos chilenos, brasileños y peruanos, que tienen mucho aeropuerto y crecieron bastante.
El interior también existe. La UTTA se hizo cargo del circo de Las Flores. Por los siguientes diez años lo conducirá el grupo que comanda Carlos Felice. Apunta a un hipódromo sustentable, sin tragamonedas ni subsidios. Es toda una declaración de principios del turf al que aspira. No cree que sea una utopía.
LA NACION