25 May Una provincia con todos los paisajes
Desde el mar a las sierras, atravesando ríos y lagunas, en la provincia de Buenos Aires hay 42 municipios que lograron dejar atrás antagonismos políticos para unirse y potenciar el desarrollo turístico de la región.
Buenos Aires tiene mucho más que la Costa Atlántica para ofrecerle a los turistas. Hay pueblos con cultura e historias rurales, paisajes gauchescos, lugares de pesca, excursiones de aventura, espacios para los deportes como el jet ski o el parapente, se puede volar en globo, andar en lancha, a caballo o hacer escalada. Detrás de cada una de estas actividades, y una innumerable cantidad de otras, hay comunidades enteras, municipios que apuestan al turismo como herramienta de desarrollo.
Buenos Aires tiene mucho más que la Costa Atlántica para ofrecerle a los turistas. Hay pueblos con cultura e historias rurales, paisajes gauchescos, lugares de pesca, excursiones de aventura, espacios para los deportes como el jet ski o el parapente, se puede volar en globo, andar en lancha, a caballo o hacer escalada. Detrás de cada una de estas actividades, y una innumerable cantidad de otras, hay comunidades enteras, municipios que apuestan al turismo como herramienta de desarrollo.
Desde hace más de una década, un grupo de 42 distritos forman parte del Consorcio de Municipios Turísticos de la provincia de Buenos Aires (COTAB). Desde allí han logrado poner el interés grupal por encima del individual, aprendiendo de los errores de cada uno y potenciando los proyectos de los otros.
Ezequiel Steinberg es secretario de Prensa de la COTAB y subsecretario de Turismo de San Miguel del Monte. Cuenta que todos los meses los funcionarios del área de turismo de los municipios se reúnen, hacen acuerdos y toman decisiones conjuntas con mucha velocidad. “Es una de las pocas áreas de Gobierno que tiene este tipo de unión, donde quedan afuera los partidismos y al mismo tiempo se llevan a cabo políticas de Estado, porque se trabaja concretamente en las necesidades de cada uno y en el desarrollo colectivo. Uno empieza a sentirse mucho más cerca de los municipios vecinos, más allá de los kilómetros que nos separan”, describe.
Es en estos encuentros donde muchas veces se consolidan las rutas turísticas que promueve la provincia de Buenos Aires. ”Por ejemplo, entre Lobos y San Miguel del Monte se acaba de armar la ruta del pejerrey”, anuncia Steinberg y agrega: “es interesante, porque cuando asume un secretario nuevo, cuenta con una base de iniciativas que puede aplicar en su municipio. Porque acá todo se socializa. Si en tu municipio hay una laguna, el resto de los pueblos con laguna comparte las actividades que se llevaron a cabo”.
Superar la competencia
El funcionario de San Miguel del Monte insiste en que una de las fortalezas del COTAB es la solidaridad y el asociativismo. “Más allá de las competencias, hemos aprendido a compartir. Todos tenemos acceso a lo que hace el otro, entonces sabemos que si un día un municipio vecino organiza una actividad, nosotros no haremos nada que pueda perjudicarlo”, expone.
En Buenos Aires, las distancias entre distritos terminan siendo pequeñas. “Desde San Miguel del Monte hay 50 kilómetros a Lobos o a General Belgrano, o 70 hasta Las Flores, de modo que lo que yo tengo que hacer es promocionar el show de los municipios vecinos”, analiza Steinberg. Por esta razón, considera que no es preocupante si una noche los visitantes invirtieron su dinero en otro municipio. “Todo lo contrario, el turista fue feliz, y luego vendrá a Monte. El pueblo vecino pasa a ser un insumo turístico para mi labor; ese es el gran cambio. No competimos, sino que nos complementamos”.
Así, las actividades turísticas trascienden cada pueblo. Es el caso del Enduro Rally, una suerte de Dakar en la que participan motos y cuatriciclos que van uniendo los pueblos del Consorcio. También se hacen descuentos para los habitantes de los pueblos de estos distritos. Esto ocurre en Mundo Marino, donde con sólo mostrar el documento y acreditar que se es poblador del COTAB, se accede a beneficios. En esa dirección se trabaja en una guía de descuentos para toda la provincia.
Para Steinberg, el futuro es promisorio: “Hoy hay 42 municipios que trabajan en conjunto y representan a toda la provincia. Desde la costa a las lagunas, los ríos a las sierras, en el COTAB tratamos de amalgamar todo lo lindo de la provincia para potenciar su desarrollo”.
Pueblos con historia
Cada vez más el público de las ciudades busca vivir las experiencias recreativas que ofrece el interior. Los pueblos rurales permiten conectarse con la tranquilidad de la infancia, enviar a los hijos al almacén en bicicleta, y recorrer –a través de lugares como las pulperías o de elementos como los aljibes – los vestigios de la historia que nos definen como país.
Desde hace más de una década, un grupo de 42 distritos forman parte del Consorcio de Municipios Turísticos de la provincia de Buenos Aires (COTAB). Desde allí han logrado poner el interés grupal por encima del individual, aprendiendo de los errores de cada uno y potenciando los proyectos de los otros.
Ezequiel Steinberg es secretario de Prensa de la COTAB y subsecretario de Turismo de San Miguel del Monte. Cuenta que todos los meses los funcionarios del área de turismo de los municipios se reúnen, hacen acuerdos y toman decisiones conjuntas con mucha velocidad. “Es una de las pocas áreas de Gobierno que tiene este tipo de unión, donde quedan afuera los partidismos y al mismo tiempo se llevan a cabo políticas de Estado, porque se trabaja concretamente en las necesidades de cada uno y en el desarrollo colectivo. Uno empieza a sentirse mucho más cerca de los municipios vecinos, más allá de los kilómetros que nos separan”, describe.
Es en estos encuentros donde muchas veces se consolidan las rutas turísticas que promueve la provincia de Buenos Aires. ”Por ejemplo, entre Lobos y San Miguel del Monte se acaba de armar la ruta del pejerrey”, anuncia Steinberg y agrega: “es interesante, porque cuando asume un secretario nuevo, cuenta con una base de iniciativas que puede aplicar en su municipio. Porque acá todo se socializa. Si en tu municipio hay una laguna, el resto de los pueblos con laguna comparte las actividades que se llevaron a cabo”.
Superar la competencia
El funcionario de San Miguel del Monte insiste en que una de las fortalezas del COTAB es la solidaridad y el asociativismo. “Más allá de las competencias, hemos aprendido a compartir. Todos tenemos acceso a lo que hace el otro, entonces sabemos que si un día un municipio vecino organiza una actividad, nosotros no haremos nada que pueda perjudicarlo”, expone.
En Buenos Aires, las distancias entre distritos terminan siendo pequeñas. “Desde San Miguel del Monte hay 50 kilómetros a Lobos o a General Belgrano, o 70 hasta Las Flores, de modo que lo que yo tengo que hacer es promocionar el show de los municipios vecinos”, analiza Steinberg. Por esta razón, considera que no es preocupante si una noche los visitantes invirtieron su dinero en otro municipio. “Todo lo contrario, el turista fue feliz, y luego vendrá a Monte. El pueblo vecino pasa a ser un insumo turístico para mi labor; ese es el gran cambio. No competimos, sino que nos complementamos”.
Así, las actividades turísticas trascienden cada pueblo. Es el caso del Enduro Rally, una suerte de Dakar en la que participan motos y cuatriciclos que van uniendo los pueblos del Consorcio. También se hacen descuentos para los habitantes de los pueblos de estos distritos. Esto ocurre en Mundo Marino, donde con sólo mostrar el documento y acreditar que se es poblador del COTAB, se accede a beneficios. En esa dirección se trabaja en una guía de descuentos para toda la provincia.
Para Steinberg, el futuro es promisorio: “Hoy hay 42 municipios que trabajan en conjunto y representan a toda la provincia. Desde la costa a las lagunas, los ríos a las sierras, en el COTAB tratamos de amalgamar todo lo lindo de la provincia para potenciar su desarrollo”.
Pueblos con historia
Cada vez más el público de las ciudades busca vivir las experiencias recreativas que ofrece el interior. Los pueblos rurales permiten conectarse con la tranquilidad de la infancia, enviar a los hijos al almacén en bicicleta, y recorrer –a través de lugares como las pulperías o de elementos como los aljibes – los vestigios de la historia que nos definen como país.