La última humarada de Philadelphia

La última humarada de Philadelphia

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Por Gonzalo Garaloces
Fue, es y será recordado por su gran carrera como deportista en una época dorada de grandes boxeadores de los ’70. Pero, hubo un antes y después luego de la trilogía que lo enfrentó al mejor boxeador de todos los tiempos como lo fue Muhammad Alí. No sólo por quién ganó cada pelea, cómo y de qué manera, sino por las enseñanzas que puede generar solamente el deporte de los guantes. Siempre el derrotado, el segundo es olvidado y burlado, sin embargo Joey “Smoking Joe” Frazier, generó en la prensa y en la afición que pese haber tirado la toalla, sea recordado como un ganador, como el único que pudo tumbbar al más grande.
Nacido en una familia pobre, Frazier abandonó la escuela a los 13 años para trabajar y a los 16 empezó como aprendiz en una carnicería de Filadelfia. Deseoso de perder peso, se dedicó a la práctica del boxeo, un hobbie que luego se convirtió paulatinamente en una carrera deportiva debido a su inmenso talento. Partidario del duro entrenamiento se ganó el apodo de Smoking Joe porque sus entrenadores afirmaban que Frazier seguía entrenando en el gimnasio “hasta que saliera humo (en inglés, “smoke”) de sus guantes”.
Previo a esas históricas peleas vs. Alí, Joey Frazier ya tenia todo un nombre en el ambiente boxístico. Era un boxeador pequeño pero duro, que agobiaba a sus oponentes con gran cantidad de golpes, incluyendo su famoso gancho de izquierda. Durante su carrera derrotó a nombres como Jerry Quarry, Oscar Bonavena, Buster Mathis, Eddie Machen, Doug Jones, George Chuvalo, Jimmy Ellis y sobre todo a Muhammad Ali en la que se llamó la “Pelea del siglo” en 1971. Dos años más tarde perdió su título ante George Foreman, ganó a Joe Bugner y perdió en la revancha ante Ali. Tuvo otra oportunidad de ganar el título mundial en el tercer enfrentamiento ante Ali en 1975, pero tuvo que retirarse en el décimo cuarto asalto, aunque dieron un espectáculo aún mayor que la primera y recordada “fight” “La Pelea del Siglo”. Se retiró en 1976 tras volver a perder ante Foreman, aunque retornó en 1981 para empatar ante Floyd Cummings. Para sumar otros pequeños destellos de su carrera fue nada más y nada menos que medallista olimpíco en Tokio 1964.
Con un estilo comparado al de Henry Armstrong y en ocasiones con el de Rocky Marciano, Frazier marcó un hito mundial en la última pelea frente a Cassius Clay (Alí) en la ciudad de Manila en octubre de 1975. Era una rivalidad fuera y dentro del cuadrilátero debido aún más por las constantes agresiones de Muhammed tratandolo de “gorila” o “demasiado feo para ser campeón mundial de los pesos pesados”. Una pelea a puro manotazos, ganchos, izquierda, derecha, cansados de tanto golpear, ambos deseaban la llegada del ultimo round y que se defina por puntos, como hubiera merecido la historial del boxeo, pero no fue asi. Además de ser una pelea épica y contundente tuvo pequeñas historias para el recuerdo boxístico y que la hacen únicas e irrepetibles. Previo a iniciar el décimo quinto round, el entrenador de Frazier, Eddie Futch, le impidio seguir peleando luego de preguntarle cuantos dedos veia (mostrandole cuatro dedos) y Joey contestándole “uno, veo uno”:
– “Pero jefe, le quiero ganar”.
– “Siéntate hijo. Nadie olvidará jamás lo que hiciste hoy aquí”. Y Futch no se había equivocado.
Noche histórica, no solo por el triungo de Alí, sino por epopeya de “Smoke Joe”. Tal fue así que 30 años después, “el más grande” hizo algo poco común en él. Admitió que se había equivocado y se disculpó públicamente: “Joe tiene razón. En el calor del momento dije cosas que no debí decir. Pido disculpas por eso. Lo siento. Todo formó parte de la promoción de la pelea”.
Estas y tantas otras ricas y jugosas historias de guantes vivió el boxeo mundial, donde se gestaron grandes boxeadores que en el día de hoy es muy dificil encontrar. En esta ocasión se destaca la aparición de uno de los mejores en la categoria peso pesado, como lo fue Joe Frazier, que el pasado 7 de noviembre a causa de un cancer de higado – detectado el pasado septiembre -, que le ganó por KO al nacido en Philadelphia, pero con la tranquilidad de haber tirado la toalla honrosamente, como aquel 1 de octubre de 1975.