31 Aug Advertencia de un Nobel sobre la inflación
Por Martin Kanenguiser
Si por su carisma Joseph Stiglitz es para los jóvenes economistas como Bono, el líder del grupo U2, por su predicamento John Forbes Nash Jr. podría ser considerado como uno de los mitos del rock, Elvis Presley o John Lennon, con la diferencia de que, pese a todo lo que sufrió, sigue vivo y lúcido. Todos los encuentros de intelectuales tienen sus estrellas y éste no es la excepción. Stiglitz fue la del primer día y Nash, la de ayer.
Este matemático que hizo un gran aporte a la teoría de los juegos, pese a haber sufrido esquizofrenia paranoide, se hizo lugar ayer en su disertación en Lindau para subrayar la importancia de que los países reduzcan sus niveles de inflación si pretenden lograr inversiones de largo plazo.
Mientras que los otros 16 Nobel de Economía que participan en esta reunión hablaron con cierta soltura frente a los 350 jóvenes analistas presentes, Nash casi nunca se apartó de un texto que leyó en una pantalla gigante, suficiente para ser vista por todo el auditorio. Con las luces apagadas y su hablar pausado, Nash, de 83 años, parecía casi un profeta, con una audiencia absolutamente cautivada por su discurso. Y aunque no mencionó a ningún país en particular, sus palabras resonaron muy apropiadas para la Argentina actual.
Nacido en 1928 en Bluefield, Virginia, en la escuela secundaria ya era un buen intérprete de los libros de matemática avanzada, por lo que sus padres le impusieron clases adicionales. Y aunque en un momento comenzó a estudiar química, rápidamente volvió a la matemática y luego tomó un curso de economía durante el cual escribió el paper “The Bargaining Problem”, con el que comenzó a construir su teoría de los juegos.
Ganó becas en las prestigiosas universidades de Harvard y Princeton, pero se quedó con la segunda, donde obtuvo su doctorado con una tesis en la que desarrolló una teoría que luego se conoció como “El equilibrio de Nash”, que explica la dinámica de las amenazas y la acción entre los competidores y que resultó ampliamente aplicada en el mundo de la estrategia de los negocios. Luego, desarrolló otras piezas originales, tanto en Princeton como en el MIT.
Por el desarrollo de las ideas de su tesis se lo reconocería con el Nobel de Economía en 1994, con John C. Harsanyi y Reinhart Selten.
Si por su carisma Joseph Stiglitz es para los jóvenes economistas como Bono, el líder del grupo U2, por su predicamento John Forbes Nash Jr. podría ser considerado como uno de los mitos del rock, Elvis Presley o John Lennon, con la diferencia de que, pese a todo lo que sufrió, sigue vivo y lúcido. Todos los encuentros de intelectuales tienen sus estrellas y éste no es la excepción. Stiglitz fue la del primer día y Nash, la de ayer.
Este matemático que hizo un gran aporte a la teoría de los juegos, pese a haber sufrido esquizofrenia paranoide, se hizo lugar ayer en su disertación en Lindau para subrayar la importancia de que los países reduzcan sus niveles de inflación si pretenden lograr inversiones de largo plazo.
Mientras que los otros 16 Nobel de Economía que participan en esta reunión hablaron con cierta soltura frente a los 350 jóvenes analistas presentes, Nash casi nunca se apartó de un texto que leyó en una pantalla gigante, suficiente para ser vista por todo el auditorio. Con las luces apagadas y su hablar pausado, Nash, de 83 años, parecía casi un profeta, con una audiencia absolutamente cautivada por su discurso. Y aunque no mencionó a ningún país en particular, sus palabras resonaron muy apropiadas para la Argentina actual.
Nacido en 1928 en Bluefield, Virginia, en la escuela secundaria ya era un buen intérprete de los libros de matemática avanzada, por lo que sus padres le impusieron clases adicionales. Y aunque en un momento comenzó a estudiar química, rápidamente volvió a la matemática y luego tomó un curso de economía durante el cual escribió el paper “The Bargaining Problem”, con el que comenzó a construir su teoría de los juegos.
Ganó becas en las prestigiosas universidades de Harvard y Princeton, pero se quedó con la segunda, donde obtuvo su doctorado con una tesis en la que desarrolló una teoría que luego se conoció como “El equilibrio de Nash”, que explica la dinámica de las amenazas y la acción entre los competidores y que resultó ampliamente aplicada en el mundo de la estrategia de los negocios. Luego, desarrolló otras piezas originales, tanto en Princeton como en el MIT.
Por el desarrollo de las ideas de su tesis se lo reconocería con el Nobel de Economía en 1994, con John C. Harsanyi y Reinhart Selten.
LA NACION