Stud Rico en historias

Stud Rico en historias

El Condal es una pieza de colección

El Handicap Condal (1400 metros), para todo caballo de 4 años y más edad, se correrá el próximo miércoles 8 en el trazado auxiliar del Hipódromo de San Isidro. Y recordará a una desaparecida caballeriza de nuestra hípica, que brillara con luz propia cuando la actividad iba tomando forma, allá por el primer cuarto del siglo pasado.

Su propietario era el empresario tabacalero y turfman Fernando Sanjurjo, dueño a su vez de la prestigiosa marca de cigarrillos Condal. De allí el nombre del stud, resonante a nivel jerárquico, contando en sus filas con valiosos ejemplares, uno de ellos de excepción. Porque los viejos burreros y los libros colocan con justicia en primerísimo lugar a su representante Rico, que en la temporada 1922, a través de una trayectoria inmaculada, se convirtió en el cuarto Cuádruple Coronado del Turf autóctono.

Al cuidado de Naciano Moreno, y criado por Manuel Méndez de Andés, el linajudo hijo de Picacero (Bridge of Canny) y Realeza, por Old Man, cumplió una excelente campaña de trece conquistas en 14 intervenciones, para luego convertirse en un destacado padrillo. Vale sin embargo remitirse a su coronación de aquel “diecinueve veintidós”, pues salió airoso en las once pruebas disputadas.

El domingo 8 de enero en la arena liviana del Argentino, con la monta de Manuel Coronel, debutaba victorioso al sacarle 1½ cuerpo a Mate Cocido en 47”2/5. De ahí al Clásico Guillermo Kemmis (1000 metros), del 12 de marzo en igual terreno, y cómoda repetición por 4 largos sobre Gandoumint y Pelton en 59”1/5, dirigido por Ramón Pelletier como en el resto de sus desempeños del año. La tercera fue el 1 de abril en la arena húmeda para ganar el Clásico Santiago Luro (1200 metros) por 3 y varios largos respecto de Saperlotte ! y Jaipur en 1’15”1/5. El 30 de abril le tiró 4 cuerpos al mismo Saperlotte! en 1’11”1/5 para el Clásico La Madrid (1200 metros), y la afición empezó a sostenerlo como el crack de la generación.

Dicho concepto tomó forma a partir del 13 de agosto con su ajustada obtención del Clásico Polla de Potrillos (1600 metros) al derrotar por la cabeza a su yunta Mameluke en 1’37” clavados, con Albéniz a 2¾ y el resto más alejado. Siempre en Palermo, el 3 de septiembre enhebró el segundo eslabón al batir nuevamente a Mameluke, ahora por ½ pescuezo en 2’5”1/5 para el Clásico Jockey Club (2000 metros), con Malal Tuel cerrando la marcha a 3 cuerpos. Fue ovacionado el 15 de octubre por una multitud al llevarse el Gran Premio Nacional (2500 metros) por 4 y 4 largos sobre la potranca Black Beauty y Gandoumint en 2’37”. Y el domingo 5 de noviembre se coronó en el Gran Premio Carlos Pellegrini (3000 metros), cronometrando 3’10” exactos para adelantar por 4 y 1¼ a Aldeano y Citoyen.

Sólo Gin Fizz se le animó en el Clásico Comparación (2200 metros) del 19 de noviembre, y Rico lo despatarró en 2’18”4/5. A vuelta de hoja, el 3 de diciembre en el Clásico Palermo (1600 metros) se despachó por 4 cuerpos a Sylves, su único rival, en 1’38”4/5. Y cerró ese ciclo el 24 de diciembre en el Clásico Capital (2500 metros), en memorable puesta con Aldeano al cabo de 2’39”2/5, cortados de Mameluke.

Posteriormente, la famosa “Milonga que peina canas”, con música y letra de Alberto Gómez, inmortalizó en 1942 al campeón en esa estrofa que reza “Milonga que peina canas / y ablanda mi corazón / como Old Man y Botafogo / Rico, Lombardo y Macón.”

Con 21 triunfos y $ 338.797, la ecurie Condal encabezó en 1922 la estadística de su rubro. Hippodrome (Mojinete), también a cargo de Naciano Moreno y dirigido por Sebastián Ruiz, lucía sus colores en el Clásico Salvador J. Boucau (1500 metros) al doblegar por 3 largos a Morada en 1’34”1/5 para la pista pesada.

En 1923, el Condal concluyó 3º en la tabla por recompensas ($ 127.850), por detrás de El Apronte y Abrojo, y 4º con 15 halagos en la general. Rico reaparecía el 10 de mayo en el Clásico Otoño (2000 metros) con Francisco Arcuri en sus riendas, aventajando ampliamente a Mameluke y Tiépolo en 2’3”4/5. En el Clásico Vicente L. Casares (2500 metros) del 31 de mayo, galopaba por 2½ y 3 a Mameluke y Don Padilla en la marca récord de 2’33”1/5. Y en su despedida de las lides, el 8 de julio en el Clásico Chacabuco (3000 metros), perdía a 4 cuerpos de Don Padilla en 3’9”4/5, con Stayer II, Musumán y Mameluke a sus espaldas.

El estelar Montpellier (Dusty Miller), con Máximo Acosta y alistado asimismo por Naciano Moreno, tuvo activa incidencia en el proceso selectivo de 1924, anotando su nombre en el Clásico Pedro Chapar (2000 metros) al batir por la cabeza a Confidente en 2’4”4/5, y en el Handicap Sierra Leona (2200 metros) donde sometía por ½ pescuezo a San Blas en 2’16”1/2. Antes escoltaba a Brazal en el Clásico Saturnino Unzué (2000 metros), a Old Diamond en el Eduardo Casey (2200 metros), a Lábaro en el Handicap Doracante (2500 metros), a Beau Séjour en el Handicap Moloch (1600 metros), y era 3º de la puesta Frayle Muerto-Auténtico en el Clásico Rivadavia (2000 metros).

Las sedas de Sanjurjo permanecieron por tres décadas entre las más encumbradas. Con Goldseeker (Picacero y Popinjay), por ejemplo, obtuvieron la Polla de Potrillos (1600 metros) de 1926; con Tauma (Rico y Táurida), la Polla de Potrancas (1600 metros) de 1933. Pibería (Picacero) sobresalió en el Clásico Ramón Biaus (1000 metros) de 1928. Verygood (Rico) se apropió del Clásico Santiago Lawrie (1600 metros) de 1934. Sin Nicotina (Picacero) y la pinga Hear ! (Hunter’s Moon), le dieron doblete en las ediciones 1934-1935 del Clásico Príncipe de Gales (2000 metros), y la segunda fue una notable hembra de su generación, con un collar de perlas clásicas, e incluso chapeando en el Nacional y en el Pellegrini. Okay (Parwiz) postergó por 1½ a Filisteo en el Clásico Comparación (2200 metros) de 1938 en la grama pesada de San Isidro.

Imposible olvidar a Halifax, que bajo la batuta de Emilio Ruiz se estrenó con éxito en la milla guiado por Irineo Leguisamo, para enseguida animarse sin otra experiencia al Clásico San Isidro (2400 metros) de 1938, cayendo a la cincha de Taitú en 2’29”4/5 para el césped húmedo. En 1939, este vástago de Hunter’s Moon (GB) y Corfu, por Copyright (GB), se convirtió en stayer de elite, agendándose el Clásico General Belgrano (2200 metros) y derrotando por el pescuezo a Romántico en el Gran Premio de Honor (3500 metros). Después sería padrillo en Chile.

Tampoco al invicto Chacabuco, por Full Sail (GB) y Clásica, por Tiny. Tutelado por Francisco Maschio, triunfó en sus 4 intervenciones de 1943, y enviado de semental al Haras Dreanina produjo a las destacadas clasiqueras platenses Chusca e Inca Rosa.

Aunque en definitiva, el Condal quedó plantado en la historia como el stud del crack Rico. Y en la memoria colectiva, no sólo dentro del ámbito turfístico, el sabor de sus cigarrillos –muchas veces en yunta con la marca Zorzal- estuvo asociado de manera inquebrantable con el maravilloso mundo de los caballos de carrera. Algunos de sus paquetes traían como premio relojes suizos de bolsillo, de doble tapa y números de oro; o cronómetros promocionados como “talismanes de la buena suerte”. Tenían ese raro encanto de un antaño que ya pasó, pero nunca morirá.


La cómoda victoria de Rico en el Gran Premio Nacional


Cigarrillos Condal, todo un símbolo de época