LA ÚNICA TRIPLE PUESTA EN S.I.: La Balsa, Vetonia y Anavil, las protagonistas.

LA ÚNICA TRIPLE PUESTA EN S.I.: La Balsa, Vetonia y Anavil, las protagonistas.

A mediados de enero de 1948, las autoridades del Jockey Club de Buenos Aires implantaron en el hipódromo de San Isidro un servicio que habría de resolver de allí en más discusiones,
pleitos y fallos a “ojo de buen cubero”: el photocard.
Dicho aparatito había sido inaugurado en el hipódromo Argentino el año anterior con una total aceptación por parte de propietarios, profesionales y aficionados y el mismo eco tuvo en la pista
esmeralda. El dictamen del entonces llamado “ojo eléctrico” fue inapelable. Adiós a discusiones; a poner en tela de juicio la honestidad de procedimiento de un juez; a errores..(¡que los hubo!..)
provenientes de todo ser humano común.
Nunca mejor oportunidad para traer al recuerdo lo ocurrido hace 20 años exactamente en la pista grande normal del hipódromo
de San Isidro en la 5a. carrera, reservada a ganadoras de una o dos carreras, sobre la distancia de 1200 metros en diagonal, en la que tomaron parte once yeguas.
Era el final de la Triple, la popular jugada de ese entonces, y las preferencias mayoritarias en ese juego como en los boletos a ganador (no había placé en esta prueba tal como se estilaba,
pero sí en otras…) estaban depositadas en La Balsa, una pensionista de Juan Carlos Etche choury a cargo de Julio César Fajardo. La “enemiga” era Vetonia, con Eduardo Jara, y las demás
pagaban grande.
Toloncita, con el “Loco” Torres, hizo la punta hasta el ingreso a la recta final, vigilada por la favorita La Balsa, que en los 400 asumió resueltamente el comando del lote, asediada por
afuera por Vilcanota (Jorge Dacosta) en tanto aflojaba Toloncita.
Trescientos finales, el rigor de Fajardo se hace sentir sobre La Balsa, mientras el filete de Víctor Centeno empezaba a funcionar con Anavil, que se puso cuarta como para pasar de
de largo apenas se lo propusiera su jinete.
Los últimos cien fueron para el delirio Fajardo exigía de por afuera, firme a La Balsa, consciente de que el peligro venía por fuera, enancado en Anavil, con Centeno. Más atrás, La Taba caía del
otro lado malogrando boletos de la “onda” (la había y la hay…),
pero por los palos Eduardo Jara enhebraba a Vetonia, remando al “estilo Jara”.
Bandera verde entre La Balsa, Vetonia y Anavil. O entre los números “6”, “8” y “13” El uruguayo Fajardo y el peruano Centeno ni pensaban en el chileno Jara y las apuestas comenzaron a cruzarse en todos los rincones del hipódromo.
Que “voy a la “media” (Fajardo)”; que “copo todo con el “fraile” (la de Centeno); que pataplín y que pataplero…
Los jockeys, inmutables y desconfiados, tenían sus rostros tensionados a la vuelta al pesaje y los mantuvieron hasta en el cuarto de jockeys. En esos largos minutos, “todos” se jugaron la vida y cuando el encargado de colocar las chapas bajo el marcador y lo volvió a subir en un inapelable
fallo de “puesta entre tres”, el murmullo corrió como reguero de pólvora.
Los nombres de Legui, Antunez y el aprendiz Enrique Pellegrino aletearon sobre la multitud. Loufoque con el “Pulpo”, Logroño con el “Yacaré” y el pibe Pellegrino con la yegua Titana, aquella
yegua del stud La Mostaza que debió correr “lógicamente” en el lugar del medio, hicieron puesta. La hazaña se había repetido por primera vez en el hipódromo de San Isidro. Esta vez con
tres jockeys extranjeros.
La Balsa (El Curaca y Baionette, del stud-haras Abolengo) pago $ 2,40 (prometía 4,90) estaba al cuidado, como dije, de Juan Carlos Etchechoury. Vetonia (Versalles y Marna, del stud Eneave),
devolvió $ 2,60 en lugar de los 7,20 prometidos y fue retirada del pesaje por Sergio Lema. Anavil (Mizzenmast y Red Light, del stud El Hilo) la que venía a “tarifa” (29,40) abonó apenas $4,40, estando su entrenamiento a cargo de José Fregonese”
El tiempo de la carrera fue de 1’10” clavados. El del suspenso, 10 1″. Como desquite, Fajardo ganó luego de punta a punta con Good Horse el clásico Félix de Alzaga Unzué.
Jara hizo lo propio tras cartón con Baccardi (doblete de Fregonese)
y Centeno se aunó con el recordado José Fregonese en la siguiente,
conformando ambos un suculento triplete por separado, por mediación de Minero.
Ocurrió el domingo 20 de febrero de 1972 en el hipódromo de San Isidro. Fue un final de Apuesta Triple…con triple puesta. La mejor demostración del fotochart…lejos!

Rodolfo Roberto Rosende