John Katzenbach: “En el futuro, no van a leer a Shakespeare, van a leer a Danielle Steel”

John Katzenbach: “En el futuro, no van a leer a Shakespeare, van a leer a Danielle Steel”

Por Adriana Muscillo

John Katzenbach es hijo de un político y de una psicoanalista. Quizás sea esa la razón por la que sus respuestas son diplomáticas y hasta halagüeñas, sin que, por ello, se le escape un ápice del efecto que –sabe– van a producir.

Y quizás sea también esa la razón por la que no abandona su franca sonrisa y sus amables modales en ningún momento, durante los 60 rigurosos minutos que dedica a conversar con Cultura Clarín y a posar para las fotos, en uno de los palaciegos salones de un hotel de Recoleta, donde se alojó durante su estadía en el país. Aquí vino a presentar El club de los psicópatas (Random House) su nueva novela, y el thriller más vendido del momento.

En su cabeza viven, laten y palpitan criaturas de la talla de Alpha, Bravo, Charly, Delta y Easy, los cinco asesinos seriales que integran El club de los psicópatas y que se autodenominan Los muchachos de Jack (así es el título original del libro), en directa referencia al inefable destripador histórico.

Estos sujetos, claro, no están solos en ese hábitat. John Katzenbach viene pergeñando tales especímenes desde hace mucho tiempo, desde sus épocas de periodista de casos judiciales en el Miami Herald cuando, según cuenta en la entrevista, hacía confesar a los asesinos con un truco infalible.

Eran tiempos en que los periodistas no grababan sino que tomaban notas en una libretita. Entonces, había un momento en que Katzenbach cerraba con fuerza su libreta y guardaba la lapicera para lograr el efecto psicológico de “final de la entrevista”. Acto seguido, sorprendía a su interlocutor con la pregunta clave: “Entonces, ¿cuándo fue que lo asesinó?”. De esa manera, dice, logró más de una vez la esperada confesión.

Fue por entonces, también, que el norteamericano se decidió a escribir su primera novela negra (Al calor del verano, 1982). La historia provocó tal impacto que, tres años después, fue llevada al cine con el nombre de Llamada a un reportero (The mean season) por el director Philip Borsos, con los protagónicos de Kurt Russell, Andy García y Mariel Hemingway (la nieta –por entonces adolescente– del gran Ernest, de cuya obra John es su confeso admirador).

Luego, le siguieron otros muchos éxitos como Retrato en sangre (1987) –dicho sea de paso, un ejemplar de este libro fue encontrado por la policía estadounidense en manos de un asesino, en una requisa– y tantos otros, algunos de los cuales, también dieron origen a creaciones cinematográficas como Causa Justa, con Sean Connery y Laurence Fishburne, y La guerra de Hart, con Bruce Willis y Colin Farrell.

Hasta que, en 2002, El psicoanalista rompió con todos los récords del propio autor. Según cuenta John Katzenbach, su madre psicoanalista se había quejado de no haber inspirado en su hijo ningún libro hasta ese momento. Entonces él le preguntó: “Madre, ¿cómo sabes que ese hombre sentado ahí en el sofá es verdaderamente quien dice ser?” “No lo sé”, respondió su madre.

– ¡Aha! Y es así como nació el Doctor Starks. El personaje fue tan querido por los lectores, que tuvo su segunda oportunidad en 2008 con Jaque al psicoanalista y sabemos ahora que, en estos momentos, John está escribiendo la tercera parte. Así que habrá más Doctor Starks muy pronto -cuenta él-.

Mientras tanto, John Katzenbach disfruta del éxito de El club de los psicópatas (Random House), que lo trajo a Buenos Aires, como parte de una gira por varios países de Sudamérica.

–¿Cómo hace un escritor para convertirse en una fábrica de best sellers?

–Cuando era joven, estaba tratando de aprender a escribir libros, leí todos los clásicos que pude: Stendhal, Tolstoi, Dostoievski… toda esa gente y antes de escribir mi primer libro, compré los diez primeros títulos que figuraban en la lista de los más vendidos del New York Times. Algunos me parecieron maravillosos y otros… ¡Uff! (Hace un gesto de decepción)

–Es que la preferencia de los lectores, a veces, puede ser algo arbitraria.

–Hay una escena que me parece increíble en una de las primeras películas de Viaje a las estrellas. El capitán Kirk y el doctor Spock viajan al pasado, están en uno de esos troles de San Francisco y ven a alguien leyendo un libro de Danielle Steel. El capitán Kirk dice: “Acordate, esta es la época en que la gente leía a estos autores” y el doctor Spock responde: “¡Oh, sí… los inmortales!”. (Ríe). ¡Ese diálogo lo dice todo! En el futuro, no van a leer a Shakespeare, van a leer a Danielle Steel.

–Recientemente, a usted se lo ha comparado con Shakespeare…

No creo que sea correcta la comparación. En todo caso, prefiero que mis libros se destaquen por sí solos. Todos los escritores pueden empezar deseando ser Shakespeare,  pero William hay uno solo.

–¿Qué consejo les daría a los escritores novatos de novela negra?

–Que aprendan a escuchar y a observar y a ver a las personas que uno conoce y a las situaciones en las que uno se ve envuelto como si fuera en una vidriera, o en un escenario… No hay reglas exactas, hay que confiar en la propia intuición. Muchas veces les digo a los jóvenes escritores que escuchen a su corazón. No hay una formula. Yo siempre intento escribir el mejor libro que puedo. ¡Y que los dioses de la escritura decidan!

Escribir sin expectativas… Con mis amigos, a veces, hablo de este tipo de preguntas… A veces, sin darte cuenta, una elección de palabras, la imaginación, todo se combina para lograr algo genial. A veces sucede por accidente, no siempre una cosa va ordenadamente arriba de la otra. Por eso, no hay fórmula para la magia.

–Alguna vez usted dijo que, en definitiva, solo se trata de “contar una buena historia”. ¿Cómo se da cuenta un escritor cuando tiene “una buena historia”?

–Pienso que hay algo relacionado con el instinto y con tu capacidad de reflejarlo internamente. Si vos, como escritor, te sentís con ganas, con necesidad de contar tu historia, eso es una buena historia.

–¿Cómo es la relación que establece el autor con su obra?

–Uno pasa mucho tiempo con ella, la relee, la revisa, la corrige… Terminar un libro siempre me lleva más tiempo de lo que espero y menos de lo que probablemente le debería haber dedicado.

–¿Cuál es el sentimiento que aparece al terminarla?

–Tengo un sentimiento diferente con cada final de cada libro. He escrito finales que me han resultado muy emotivos y, después, me quedo días tirado en un sillón como un vegetal y hay otros en los que me sentía como si hubiera metido el gol del siglo. Es una difícil relación. Con este libro, para mí era importante terminar con la idea de una esperanza ambigua.

–¿Hay un día en el que uno dice, “bueno, listo, no lo toco más. Punto final”?

–Creo que ese día nunca llega. Cuando leo mis novelas anteriores digo: “esto habría cambiado, esto habría puesto acá y esto allá…” Dicen que Gabriel García Márquez seguía “escribiendo” Cien años de soledad hasta su muerte… De todo lo que se dice, creo que eso puede ser verdad…

–¿Puede haber una continuación de El club de los psicópatas?

–No, no lo creo. Me encanta este libro. Así como ellos están tan fascinados con Jack el destripador, yo lo estoy con ellos. Los voy a dejar tranquilos.

–Si hubiera una película sobre El club de los psicópatas. ¿Cuáles serían los cinco autores que harían de los Muchachos de Jack?

–Me gustaría Tom Hanks para Ross (el abuelo de Connor, el adolescente que descubre a los psicópatas en la web) Claramente, Alpha (el líder de la banda) sería Ed Harris (The Truman Show) Ansel Elgort (Carrie, Bajo la misma estrella, Amor sin barreras) podría ser Connor, alguien joven y atlético.

–¿Quién sería el director?

–Alguien que ya no hace películas: Peter Weir (Testigo en peligro, La sociedad de los poetas muertos, The Truman Show)… Seria pedirle que vuelva para mí pero… ¡hay tantos buenos directores…! Cuando hacemos el casting de una película, lo que vemos es el resultado final pero, antes de eso, hay cientos de conversaciones… ¿Cómo se llama el director de El secreto de sus ojos…?

–Juan José Campanella.

–¡Campanella! ¡Ese es un buen director, él sería una buena opción…!

–A lo mejor Campanella lee esta entrevista. ¿Qué le diría?

–Solo puedo decir que es un buen director. No voy a decir lo que me parece la versión estadounidense. La versión argentina es espectacular.

CLARIN