Vargas Llosa: “América Latina está en su peor momento político”

Vargas Llosa: “América Latina está en su peor momento político”

Por Paula Conde

El encuentro entre Mario Vargas Llosa y Jorge Fernández Díaz en la Feria del Libro no fue de menos a más, sino de más a mucho más. El escritor peruano empezó contando la desagradable experiencia que fue atravesar un Covid hace poco más de dos semanas en Madrid, donde reside, a mostrarse entre pesimista y esperanzado por las realidades sociopolíticas latinoamericanas, sin dejar de hablar, claro, de literatura, de su admirado Borges y de su amigo Cortázar.

El desayuno de ayer en La Biela del Premio Nobel 2010 con el ensayista Juan José Sebreli le dio pie a Fernández Díaz para indagar en su pensamiento político. “Tengo poca confianza en la izquierda latinoamericana y lo digo por mi país. Es una izquierda fanática, dogmática, cerrada a nuevas ideas, con una visión distorsionada de la realidad”, respondió.

Y siguió: “Hoy lo vemos con Ucrania. Putin agrede un país y la izquierda no condena. La izquierda latinoamericana responde de manera automática a las consignas y así no puede cambiar. Ojalá en Argentina sea una izquierda más flexible, pero en Perú, Bolivia y Ecuador es inflexible”.

Si bien no considera que la democracia como sistema de gobierno esté en crisis, asegura que América Latina “va mal, va peor”: “Es difícil ser optimista con una América Latina paralizada por muchas dictaduras o a punto de hundirse en un nuevo período de violencia, como sucede en Centroamérica, Colombia o Brasil. Lo cual no significa que no hay que luchar. América Latina está en su peor momento político”.

Fernández Díaz recordó que en 1972 la Argentina tenía un tres por ciento de pobreza y un nivel de desigualdad comparable al de Dinamarca. El autor de la magistral Conversación en La Catedral contó que en aquella época vivía con su familia en Cochabamba, Bolivia, y que en su casa recibían semanalmente tres revistas: Leoplán para el papá; Para ti, para la mamá y la abuela; y Billiken para él. Tres revistas argentinas.

“De adolescente, ya en Lima, en el barrio, no soñábamos con París, sino con Buenos Aires, era una aspiración entrar a las universidades argentinas. ¿Qué pasó que desapareció ese modelo al que aspirábamos?”, se preguntó. “Ocurrió en toda América Latina: hoy Perú es un país de tercera clase, con un presidente analfabeto por primera vez en la historia. Es una situación dramática. Cuántos países están así y hasta cuándo. Los países deben elegir entre prosperidad y pobreza y están eligiendo la peor solución”. En la primera fila, lo escuchaba atentamente Cayetana Álvarez de Toledo, una de las figuras del Partido Popular de España, que este sábado participó del almuerzo con Macri y Vargas Llosa, entre otros invitados.

“Piglia contaba que Borges estaba enojado con vos porque habías señalado que no podía vivir en una casa con goteras, ¿es verdad?”, quiso saber Fernández Díaz a propósito del libro Medio siglo con Borges, que Vargas Llosa no había presentado en el país debido a la pandemia.

“Borges nunca me perdonó que en un artículo, que estaba lleno de admiración por él, se me ocurriera mencionar que había una gotera en su casa. Una huachafería, decimos los peruanos”, contestó el creador de Pantaleón y las visitadoras, La tía Julia y el escribidor y La fiesta del Chivo, entre otras memorables novelas.

El periodista de radio Mitre y La Nación remató la anécdota: “Borges contó ‘ayer vino un peruano que debe trabajar en una inmobiliaria’”. Risas entre los mil asistentes al encuentro. Ya más serio, el escritor de 86 años señaló que el autor de Ficciones, con quien comparte cierta reticencia a leer a Proust –“Es frívolo, superficial, no entiendo la admiración que le profesan los franceses”–, creó una lengua distinta, “que se reduce a la mínima expresión, de enorme inteligencia. Pero creo que en lo social, Borges no entendió América Latina”.

Vargas Llosa y Sebreli se conocieron en París en los años 60 y a poco de ese encuentro tuvieron una discusión intensa en torno al compromiso político del autor de Rayuela: el peruano defendía a su amigo Cortázar, mientras que el argentino consideraba que los escritos de Cortázar tenían una “deficiencia política”: “Con los años terminé dándole la razón. Hay una cierta visión que excluye a la política”, consideró.

“¿Sos feliz en Buenos Aires?”, sorprendió Fernández Díaz. “Sí, me han tocado días muy bonitos. Y me ha dado gusto encontrar a Sebreli lúcido y con la mirada sosegada”. “Aunque me parece que ya perdió la esperanza en Argentina”, señaló Fernández Díaz. “No”, manifestó el escritor, “no ha perdido la esperanza. Si hay un país en América Latina que debería encontrar el progreso es la Argentina”.

El libro La llamada de la tribu es una autobiografía ideológica de Vargas Llosa. “Viví en Inglaterra, bajo el gobierno de Thatcher. Al principio encontré un país en decadencia, pero libre, con esa libertad congénita que tienen los ingleses. Era un país que se agotaba. Y Thatcher convirtió a la inglesa en la primera sociedad europea. Fueron años con sobresaltos políticos. Pero fue una identificación llena con la ideología liberal, aunque ella era conservadora. Sin embargo, desde el punto de vista social y clasista, era revolucionaria. Me provocó una transformación profunda”.

El confinamiento de casi dos años le permitió al escritor leer la vasta obra del español Benito Pérez Galdós de principio a fin, algo que nunca hizo con ningún otro autor. Así surgió el ensayo La mirada quieta (de Pérez Galdós). “Pérez Galdós, que no ha tenido gran trascendencia en América Latina, fue el gran escritor que describió el siglo XIX a la manera de Balzac. Su sueño era ser traducido al francés, no lo consiguió. Ha tenido novelas muy buenas y otras más de relleno, entretenidas y dirigidas a un gran público, pero quedó aprisionado en el público español”.

Por último, Fernández Díaz indagó en su próxima producción: “Siempre estoy escribiendo novelas. La novela es constitutiva del ser humano y pone en movimiento a la sociedad, siempre que haya libertad”.

CLARÍN