13 May La villana de “Doctor Strange” que supo esperar su momento
The New York Times y Clarín Kyle Buchanan
Traducción: Patricia Sar
Elizabeth Olsen está acostumbrada a esperar entre bastidores. Cuando era estudiante de actuación en la Universidad de Nueva York, consiguió un papel suplente en Impressionism, obra protagonizada por Jeremy Irons. El espectáculo duró 56 funciones en cartel en Broadway. Olsen no subió al escenario ni una sola vez.
Ese tipo de oportunidades perdidas puede afectar la mente de una actriz, pero ella nunca tuvo apuro por acaparar el protagonismo.
Años más tarde, cuando fue elegida para interpretar a la bruja que cambia la realidad, Wanda Maximoff, en Avengers: Era de Ultrón (2015), su personaje era más bien una vengadora secundaria que alguien principal, y en las tres películas posteriores de Marvel -cada una con un conjunto de superhéroes más poblado que el anteriorOlsen nunca pasó de ser la décima protagonista.
Pero algo curioso ocurrió tras esperar todo ese tiempo: WandaVision, una parodia de comedia sobre Wanda y su marido androide, se convirtió en un fenómeno inesperado cuando se estrenó en 2021 en Disney+.
Este mes, Doctor Strange en el multiverso de la locura, que cuenta con Olsen como coprotagonista y enfrenta a su problemática bruja con el hechicero Benedict Cumberbatch, resultó ser aún más importante. La película recaudó 185 millones de dólares en sus tres primeros días, y así se situó en el puesto 11 de los mejores fines de semana de apertura de todos los tiempos en Norteamérica.
Para Olsen, que inicialmente se dio a conocer en el cine independiente, esto equivale a pasar la página de un cómic y encontrarse con una publicidad enorme. Durante una videollamada la semana pasada, le preguntamos qué sentía al pasar a primer plano como actriz principal de una superproducción: “¡Estoy totalmente mortificada!”, dijo. “No la voy a ver”.
Horas después de que habláramos, Olsen pasaría por la alfombra roja del estreno de Doctor Strange en el multiverso de la locura, pero tenía previsto huir del cine en cuanto empezara la película. “Es una presión que siento por primera vez”, explicó. “Tengo mucha ansiedad, porque nunca encabecé una película comercial”.
A los 33 años, necesita un descanso: “Mi cuerpo quiere relajarse”. Se embarcó en esta gira de prensa mundial el día después de terminar una filmación de siete meses y medio para la serie de HBO Love and Death, el tipo de agenda completa que también le exigió rodar WandaVision y Doctor Strange de forma consecutiva.
Con seis proyectos de Marvel entre manos, ¿es este el tipo de carrera en la gran pantalla que esperaba? No exactamente: “Me alejó de la capacidad física para hacer ciertos trabajos que pensé que estaban más alineados con las cosas que disfrutaba como miembro del público”, dice. “Y esta soy yo siendo la más honesta”.
Olsen sabía que quería actuar desde que era una niña, pero también sabía que no quería actuar de niña. Cualquier curiosidad que pudiera tener sobre la fama se acalló al crecer junto a sus hermanas Mary-Kate y Ashley, que fueron elegidas para actuar en la serie Full House antes de cumplir un año. El escrutinio de la vida del estrellato podía esperar.
De todos modos, se sentía mucho más cómoda en grupo. Olsen jugaba al voley en la secundaria y le gustaba la camaradería del equipo: cada una podía tener su momento en solitario, pero tenían que trabajar juntas para tener éxito. Incluso en la universidad, cuando empezó a hacer audiciones para películas, no tenía ningún apuro por dejar el conjunto teatral con el que había llegado a la escuela.
Pero la actuación en cine no siempre es tan igualitaria. En 2011, Olsen irrumpió en Sundance con un par de películas: La casa del miedo, un thriller de una sola toma que mantiene el objetivo enfocado en ella durante 87 minutos, y la lograda Martha Marcy May Marlene, que la puso en el papel de ex miembro de una secta que lucha por salir adelante.
Ese doble golpe la convirtió en la chica de moda, pero mientras los productores hacían cola para conocerla, Olsen no confiaba en nada de lo que le decían: “Me pareció que todo el mundo decía cosas contradictorias. Me decía a mí misma: ‘Esto es una burbuja’. Me sentía como si estuviera literalmente en una bola de nieve”.
Salió de esa experiencia sabiendo que no quería quedar encasillada en el papel de la chica indie que llora, pero tampoco que la metieran de lleno en películas de gran presupuesto:. “Ese tipo de presión me daba miedo”.
Sin embargo, a veces está bien que te inviten a la fiesta. A los pocos años de comenzar su carrera como actriz, tras una racha de películas independientes de bajo perfil, le preguntó a su agente por qué nunca la habían convocado para películas de alto presupuesto. La respuesta: “La gente no cree que quieras hacerlas”.
Decidió que tenía que ponerse más en evidencia y firmó para Godzilla en 2014, razonando que al menos estaba dirigida por Gareth Edwards, que hasta entonces había sido un cineasta independiente. Y entonces llegó el papel de Wanda, y con él, la entrada en la mayor franquicia de Hollywood.
Mientras Olsen meditaba la oferta de Marvel para protagonizar Avengers: Era de Ultrón, enumeró los pros.
Desafiaría su encasillamiento indie. Volvería a formar parte de un grupo, aunque con superpoderes. Y su coprotagonista en Godzilla, Aaron Taylor-Johnson, estaba dispuesto a participar en el papel del hermano de Wanda, Pietro, para que no estuviera sola. Firmaron como pareja.
Debido a sus compromisos con Marvel, tuvo que rechazar un papel protagónico en la comedia oscura de Yorgos Lanthimos La langosta, y no hizo falta un multiverso para que Olsen imaginara cómo esa película la habría impulsado por un camino totalmente diferente como actriz.
“Empecé a sentirme frustrada”, cuenta. “Tenía seguridad laboral, pero perdía piezas que sentía que eran más parte de mi ser. Y cuanto más me alejaba de eso, menos me consideraban para esos papeles”.
Su contrato inicial con Marvel cubría dos protagónicos y un cameo. Y aunque su perfil en ascenso ayudó a financiar filmes indies como Viento salvaje e Ingrid cambia de rumbo (ambas de 2017), todavía se preguntaba si el hechizo de Wanda al final valía la pena. ¿Se había encasillado en una forma totalmente diferente? ¿Había construido algo que importara?
Wanda fue asesinada al final de Avengers: Infinity War, cumpliendo con el contrato de tres películas de Olsen. “El poder de elegir continuar era importante para mí”, dice. Y más o menos cuando el jefe de Marvel Studios, Kevin Feige, le habló de una resurrección para Avengers: Endgame, también le propuso WandaVision.
Al principio, se preguntó si era una degradación: ¿La televisión, en serio? WandaVision era una parodia de sitcom de media hora. “Pensábamos que lo que hacíamos era muy raro y no sabíamos si tendríamos público, así que había libertad”, dice Olsen. “No había presión ni miedo. Fue una experiencia realmente saludable”.
WandaVision fue la primera serie de Marvel en Disney+: generó innumerables memes, colapsó la plataforma en múltiples ocasiones y obtuvo 23 nominaciones a los Emmy, incluida una nominación a la mejor actriz para Olsen. Lo que es más importante, la ayudó a enamorarse de Wanda un personaje que había interpretado durante años- por primera vez.
Ahora es la actriz de Marvel con más trabajo. ¿Está dispuesta a protagonizar una película de Wanda en solitario? “Sí”, responde, “pero tiene que ser una buena historia”.