La trágica vida rodeada de enfermedades y problemas mentales del pintor que tiene el museo más grande del mundo

La trágica vida rodeada de enfermedades y problemas mentales del pintor que tiene el museo más grande del mundo

Por Ignacio Gutiérrez Zaldívar.

Edvard Munch es considerado el padre del expresionismo. Su padre quemó algunos de sus desnudos y el nazismo confiscó sus obras como “arte degenerado”. “El Grito” se vendió por u$s 102 millones. El museo que le rinde tributo en Oslo es el más grande del mundo dedicado a un único artista.

Uno de los mayores atractivos de Oslo, la capital de Noruega, es el Museo Munch. Moderna arquitectura del español Juan Herreros, es el museo más grande del mundo dedicado a un artista. Contiene 26.700 obras y fue inaugurado hace dos años.

Gracias a la donación de Edvard Munch a la ciudad de Oslo, es que se puede contar con tal cantidad de obras: legó 1100 pinturas, 5500 dibujos, 4700 bocetos y 6 esculturas, además de su amplia biblioteca.

Nacido en 1863, su familia sufría diversas enfermedades. La madre tenía tuberculosis y fallece cuando Edvard tenía 5 años; una de las hermanas lo mismo cuando tiene 14 años, y otras con problemas psiquiátricos.

Estudió ingeniería, pero la abandona para estudiar arte, a pesar de la oposición del padre que llegó a quemar algunos de sus desnudos.

Su obra nos habla de la angustia, la soledad, la muerte y del erotismo.

De joven viaja a París y queda fascinado con el Louvre y con la obra de Gauguin y Toulouse Lautrec. Su primera exposición fue de 110 obras y una en Berlín fue descolgada ante el repudio de los visitantes.

Cuando cuenta 30 años pinta su obra cumbre “El Grito”, de la cual realiza cuatro versiones al óleo, pastel y témpera. A comienzos del siglo XX empieza a ser reconocido y se multiplican sus exposiciones. Los museos alemanes contaban con 82 de sus obras que fueron confiscadas por los nazis, al ser consideradas “arte degenerado”; 11 de ellas aún no aparecen.

Sufrió de alcoholismo y problemas mentales y pasó temporadas internado en psiquiátricos.

Es también considerado un extraordinario grabador y sus obras son muy disputadas. Cerca de 7 aparecen en venta pública todos los años y su pastel de “El Grito” fue vendido en u$s 102 millones. Sus obras tienen una cotización promedio de dos millones de dólares.

Su última gran exposición fue en la Neue Galerie de Nueva York, donde las obras estaban un poco apretujadas por el poco espacio de los salones. En agosto del 2004 robaron, en el antiguo museo Munch, dos obras, una de ellas El Grito, que aparecieron “milagrosamente” dos años después, no sabemos qué ocurrió con el rescate. “Chicas en el puente” se ha ofrecido a subasta tres veces desde 1996 y la última venta fue en u$s 50 millones, otra titulada “Vampiro” se vendió en u$s 27 millones pese al tema.

 

EL CRONISTA