Carlos Reutemann: la intimidad de su última carrera en la Fórmula 1

Carlos Reutemann: la intimidad de su última carrera en la Fórmula 1

Por Miguel Ángel Sebastián

“También a mí me gustaría saber dónde está”. Sin bronca pero con firmeza, un por entonces vital Frank Williams daba en los boxes del circuito de Jacarepaguá esa respuesta ante la pregunta de quien esto escribe, enviado especial de Clarín, sobre si conocía el paradero de Carlos Alberto Reutemann, el principal piloto de su equipo de Fórmula 1.

Ya no estaba Lole en el circuito carioca que actualmente no existe pero que en 1982 estaba en la plenitud de su vigencia como escenario del Gran Premio de Brasil. Pocos imaginaron aquel 21 de marzo de hace 40 años que asistían al cierre de la campaña de Lole en la máxima categoría del automovilismo mundial.

Su prematuro abandono en la vuelta 22 tras un toque con el Renault de Rene Arnoux cuando disputaban el octavo lugar, unido a su por esos días indisimulable cansancio por las carreras, habían apurado su regreso al hotel. Allí donde, según reconoció tiempo después, tomó la decisión de abandonar la Fórmula 1 y se la comunicó a Williams.

Esta vez fue la definitiva, como aclaró una semana después, el 28 de marzo, al conocerse oficialmente la decisión, pero sin ningún tipo de reunión ni conferencia de prensa. Simplemente con la versión que circuló de redacción en redacción y fue ganando terreno hasta ser confirmada por su representante, Domingo Cutuli. Un retiro bien al estilo Reutemann.

Desde Argentina 1972 hasta esa carrera en Brasil en 1982, la trayectoria de Reutemann en la F1 comprendió 146 Grandes Premios, con 12 triunfos puntuables (ganó dos carreras sin puntos en Brasil 1972 y Sudáfrica 1981), 45 podios, 6 poles, 6 récords de vuelta y el subcampeonato de 1981 como mejor ubicación.

Esa extensa carrera en temporadas de entre 12 y 15 pruebas por año lo vio pasar por los principales equipos (Brabham, Ferrari, Lotus y Williams) del momento, en los que convivió con campeones mundiales como Graham Hill, Mario Andretti, Niki Lauda, Alan Jones y Keijo Rosberg.

Paradójicamente, la decisión de no seguir en la Fórmula 1, no sorprendió a quienes vimos a Lole en esas dos primeras carreras del 82 (Sudáfrica y Brasil), las que tomó como prueba para medir su verdadera motivación, seriamente dañada tras la frustración del título en Las Vegas 1981 y que en principio lo había impulsado a su retiro a fines de ese año.

Si bien Reutemann las encaró con su conocido profesionalismo, su entusiasmo e interés no parecían ser los mismos de siempre. Patético fue el “pensar que podría estar tranquilo en Santa Fe y estoy acá metido en este quilombo” largado en medio de la huelga de pilotos en la fecha inicial de Sudáfrica.

A estas sensaciones personales se sumaban perspectivas deportivas que no eran la mejores. La era de los motores turbo avanzaba inexorablemente con Renault y Ferrari y esto relegaba las chances de los usuarios Cosworth, como Williams.

El segundo puesto en Sudáfrica movió un poco el entusiasmo de Lole, que volvió a caer en Brasil al ver la imposibilidad de superar en velocidad al Renault del áspero Arnoux.

Encima la salida de Jones no le había quitado preocupación por el compañero de equipo, porque ya desde el inicio Rosberg se paseaba por los boxes de Kyalami advirtiendo: “No vine para ayudar a Reutemann, vine para ser campeón”.

Por si todo esto fuese poco, Reutemann tenía noticias del agravamiento del conflicto entre Inglaterra y Argentina por las Malvinas, que sugestivamente se desató una semana después del anuncio de su retiro.

Todo este combo personal y deportivo no pasó inadvertido para un analítico como era Carlos Alberto Reutemann. Y como conclusión llegó la decisión del retiro.

Cruel mueca del destino fue ver al final de la temporada consagrado campeón a Rosberg con ese Williams que técnicamente era superado por los turbo, pero que se vio beneficiado por los accidentes de Villeneuve y Pironi, que truncaron las altas chances de Ferrari, y por la lucha interna entre Prost y Arnoux, que debilitó las chances de Renault.

Igual Lole nunca se arrepintió de esa decisión que tomó hace 40 años cuando Frank Williams lo buscaba en los boxes de Jacarepaguá.

 

CLARÍN. Texto publicado en visionauto.com.ar y cedido por el autor.