El trágico final de 1974 en la F1: dos punteros y un piloto decapitado

El trágico final de 1974 en la F1: dos punteros y un piloto decapitado

Hace 47 años. Tal como pasa con Verstappen y Hamilton, Fittipaldi y Regazzoni llegaron igualados a la última carrera, marcada por la muerte del austríaco Koinigg.

Lewis Hamilton y Max Verstappen llegan a Emiratos Árabes Unidos con los mismos 369,5 puntos en su haber y en Abu Dhabi definirán quién será el campeón de la Fórmula 1. En las 71 temporadas previas de la categoría reina del automovilismo mundial, solo una vez el título se decidió en la prueba final con los dos grandes aspirantes igualados: ocurrió en 1974, los protagonistas fueron el brasileño Emerson Fittipaldi y el suizo Clay Regazzoni, y hubo tragedia con la muerte del austríaco Helmuth Koinigg.

Carlos Reutemann disputaba su tercer temporada, a bordo de un Brabham BT44, y había conseguido sus dos primeras victorias en Sudáfrica y Austria, pero seis abandonos en 14 pruebas le habían impedido pelear el título en un certamen cuyo liderazgo había cambiado de manos varias veces.

La última prueba del calendario sería el Gran Premio de Estados Unidos, que estaba pautado para el 6 de octubre en el autódromo de Watkins Glen, en el estado de Nueva York, 300 kilómetros al noroeste de la Gran Manzana. Allí el año anterior había muerto el francés François Cevert debido a un accidente a bordo de su Tyrrell durante la clasificación.

A suelo estadounidense llegaron Fittipaldi y Regazzoni empatados en 52, con un sistema de puntuación era diferente al actual: solo los primeros seis cosechaban unidades, el ganador obtenía 9 y sus perseguidores, 6, 4, 3, 2 y 1, respectivamente. También conservaba chances de alcanzar el título el sudafricano Jody Scheckter, con 45.

Como sucederá este año, la cuenta era sencilla para los dos líderes del certamen: quien sumara más puntos en la última prueba sería el campeón. En caso de que ninguno consiguiera unidades, el título quedaría en poder de Fittipaldi por haber logrado más victorias que su rival en el año (tres contra una), la misma pequeña ventaja con la que partirá Verstappen este domingo (ganó nueve carreras y Hamilton, ocho). Para Scheckter, la única chance era ganar, que Fittipaldi no sumara más de un punto y que Regazzoni no lograra más de dos.

El suizo, que ese año había regresado a Ferrari tras una magra temporada en el equipo British Racing Motors, había llegado a la antepenúltima fecha con una buena ventaja de 9 puntos, el equivalente a una victoria, una renta superior a los 19 (ahora el triunfo otorga 25) que Verstappen llegó a atesorar este año tras ganar el Gran Premio de México. Esa diferencia había ilusionado a la escudería del cavallino rampante con su primer título tras una década de sequía (el último lo había conseguido el británico John Surtees en 1964).

Pero Fittipaldi, que con Lotus había sido campeón en 1972 y subcampeón en 1973, había conseguido un segundo puesto en Italia y una victoria en Canadá, que le habían permitido esmerilar la desventaja y llegar en igualdad de condiciones.

El fin de semana de la definición no comenzó muy bien para los aspirantes a la corona: en la clasificación, Scheckter fue sexto, Fittipaldi octavo y Regazzoni noveno. Dominó Reutemann, seguido por el británico James Hunt (Hesketh) y el estadounidense Mario Andretti (Parnelli).

El domingo, Reutemann comandó casi sin oposición las 59 vueltas al trazado de 5.422 metros. El campeonato terminó resolviéndose en gran medida por los problemas mecánicos de dos de los tres candidatos. Y terminó oscurecido por una tragedia que no impidió que la carrera final se completara.

Durante la 10ª vuelta, Koinigg, que disputaba su segunda competencia en la categoría, perdió el control de su Surtees en la bajada de Toe. El vehículo se estrelló contra la barrera de contención, cuya parte superior decapitó al piloto. El casco, con la cabeza de Koinigg, fue hallado por uno de los comisarios deportivos a unos metros del auto. La prueba no se interrumpió.

Cinco vueltas después de la colisión que le costó la vida al austríaco, Regazzoni, que había perdido dos posiciones, debió entrar a boxes para cambiar los neumáticos de su Ferrari 312B3, deteriorados por problemas en la suspensión. Cuando volvió a la pista, estaba 20° y sus chances de pelear por el título eran prácticamente nulas. En ese momento, Fittipaldi estaba sexto. Ese punto le bastaba, salvo que Scheckter ganara la prueba. Pero el sudafricano estaba quinto, lejos de Reutemann.

En el 25° giro, el brasileño superó al joven Niki Lauda, compañero de equipo de Regazzoni, y el helvético debió regresar a los boxes. Eso sepultó definitivamente sus posibilidades. El único que podía quitarle la corona a Emmo era Scheckter. Sin embargo, el sudafricano tuvo que abandonar la prueba en la 45ª vuelta por una rotura en el conducto de aceite de su Tyrrell 007.

A Fittipaldi le alcanzó con permanecer en la pista y terminar la prueba en el cuarto puesto, detrás de Reutemann, el brasileño Carlos Pace (Brabham) y Hunt. Después de tres visitas a boxes, Regazzoni finalizó 11°, a cuatro vueltas del vencedor.

“Me sentí campeón del mundo después de que Regazzoni se detuvo en boxes. No tuve que forzar el motor ni los neumáticos. A este nivel, la serenidad no tiene precio”, destacó el brasileño tras su coronación. “Tuve mala suerte en un día en el que no debía tenerla. Hay que saber cuándo rendirse”, se resignó el suizo.

Para completar una jornada inmejorable para el equipo, los puntos aportados por Fittipaldi y las defecciones de Regazzoni y Lauda permitieron que McLaren le ganara la pulseada a Ferrari y se quedara con la Copa de Constructores por primera vez en su historia. Como ocurrió hace 47 años en Watkins Glen, la batalla de las marcas también se resolverá en la última fecha, en Abu Dhabi: Mercedes aventaja por 28 puntos a Red Bull.

 

CLARÍN