Bulimia y Anorexia. Desde las redes, busca romper con los estereotipos de belleza

Bulimia y Anorexia. Desde las redes, busca romper con los estereotipos de belleza

Por María Ayuso

 

Candela Yatche es psicóloga, activista y creadora de Bellamente, una fundación centrada en la investigación y difusión de la diversidad corporal; en el Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria, subraya que generar un “cambio de mirada” a nivel social es fundamental

“Llegar” a la fiesta de egresados implicaba un estrés de meses. En seis letras, esa palabra apretaba la presión por alcanzar todos los estereotipos de belleza que a Candela Yatche le pesaban como una bolsa de cemento. “Llegar” era estar flaca, “espléndida” en el disfraz (un corpiño y una bombacha de lentejuelas) que las chicas de su curso vestían esa noche para despedir el secundario. Conseguirlo era un vale todo: hacer ejercicios de forma compulsiva, seguir dietas que circulaban de boca en boca sin ningún tipo de asesoramiento profesional y restringir un abanico de alimentos.

“Estaba completamente naturalizado. Bajábamos mucho de peso para exhibirnos ese día. Para mí, todo pasaba por cuánto me estaba aproximando al ideal de belleza”, recuerda hoy Candela, psicóloga y activista por la diversidad corporal, con una base fuerte en redes sociales. Pero después de ese último año de “mucha obsesión con el cuerpo”, cuando tres de sus compañeras empezaron tratamientos por desórdenes de la alimentación, todo eso que tenía incorporado empezó a hacerle ruido como un sonajero gigante en medio de la cabeza. “Ahí es cuando me despierto y digo: ‘Ah, pará, venía naturalizando ciertos hábitos que no están buenos, que no van a favor de una salud integral’”, señala la joven.

En el Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria, Candela, de 25 años, reconstruye cómo ese “despertar”, primero interno y personalísimo, se volcó a las redes sociales y tomó una dimensión impensada. En 2018 abrió Bellamente, una cuenta de Instagram que buscaba generar conversación “para que las nuevas generaciones crezcan libres de mandatos”. ¿De cuáles? De alcanzar “el cuerpo ideal”; de no usar determinada ropa porque “no favorece” a tales o cuales fisonomías; de mostrarse siempre “feliz, exitosa, perfecta”, entre muchos otros.

Actualmente, además de ser una comunidad de más de 235.000 seguidores que ponen en constante jaque todos esos estereotipos, Bellamente es una fundación centrada en la investigación y difusión de la diversidad corporal.

Desde la organización acaban de lanzar una guía junto al Ministerio de Salud de la Nación, con consejos y otras herramientas útiles para familiares y amigos de quienes atraviesan un trastornos de la alimentación, así como un mapeo de los centros de atención especializados, públicos y privados, que hay en el país. Todo está disponible en la web de Bellamente, y se realizó de la mano de destacadas profesionales, como Juana Poulisis, psiquiatra y quien desde hace casi tres décadas se especializa en la materia.

La publicación llega en un contexto en el cual, según psicólogos y psiquiatras, las consultas por trastornos de la alimentación no solo crecieron “a un nivel exponencial” a partir de la pandemia, sino que los casos que reciben a diario son “de muchísima gravedad”. “Las listas de espera en las instituciones son enormes”, asegurar varios profesionales consultados por LA NACION. Además, la inminencia del verano hace que esta sea una época especialmente crítica.

Cuando se habla de trastornos de la alimentación, prevención es, para Cande −así la conocen todos−, la palabra clave. Esta psicóloga, que es autora de Bellamente. Una novela para deconstruir los estereotipos de belleza (Planeta) y en 2019 dio una charla TEDxRosario que fue vista por miles de personas, recuerda cómo mientras estudiaba en la UBA, empezó a codearse con especialistas de instituciones como La Casita y el Hospital Borda, y entendió que son problemáticas multifactoriales, donde el condicionamiento sociocultural es importante. Ahí es donde buscan apuntar desde Bellamente: a través de las redes sociales, talleres y capacitaciones, se promueve un espacio de diálogo que invita a desarmar los estereotipos de belleza que mamamos desde los primeros años, a fomentar el cuidado de la salud mental y a fortalecer la autoestima.

La fundación está integrada por un equipo interdisciplinario de profesionales en la salud, educación, arte, investigación y comunicación. En un estudio que hicieron sobre el impacto del uso de Instagram en la imagen corporal durante el aislamiento social por el Covid-19, por ejemplo, pusieron sobre la mesa cómo 8 de cada 10 mujeres se sienten insatisfechas con su cuerpo, mientras que el 56% considera que está “gorda o con exceso de peso”. Esa preocupación se acentuó durante la cuarenta, cuando se duplicó la cantidad de horas de uso de Instagram.

 

 

Cambiar la mirada

Una vez, una seguidora de Instagram le dejó a Cande un mensaje que le quedó grabado a fuego. Le contaba que gracias a Bellamente había cambiado muchas cosas en su vida y lo remataba así: “De mirar distinto no se vuelve”. Empezar con esa cuenta en las redes fue como abrir una canilla y que saliera un océano. La cantidad de comentarios que, desde un primer momento, llegaban de personas que Cande no conocía y que compartían sus experiencias, era enorme. Desde “fui a comprar ropa a un local, no encontré talle y me quedé llorando en el probador mientras mis amigas me esperaban afuera” hasta “por mi cuerpo no me dejaron entrar a un boliche”. Todas encontraban allí un espacio de pertenencia que no les era dado en otros sitios.

“A veces tomamos a ‘la belleza’ como algo muy superficial, cuando realmente no lo es, porque tiene un efecto tanto en nuestra salud mental, física como emocional. Hay muchas personas que dejan de hacer actividad física por el cuerpo que tienen, de ir a un cumpleaños o de postularse a un trabajo porque piensan que no tienen la chance”, reflexiona. Esa discriminación también se replica, desde la primera infancia, en las escuelas: “El bullying tiene un porcentaje altísimo de burlas que van dirigidas al aspecto físico”.

Ser conscientes de ese impacto, para Cande es fundamental. Particularmente en el caso de las mujeres: “Hay una desigualdad de género en cuanto a las exigencias estéticas. La psicóloga feminista Nita McKinley plantea cómo a las mujeres nos valoran por los cuerpos y a los varones por la mente. Desde chicas aprendemos que tenemos que ‘decorarnos’ porque nos van a querer solamente por cómo lucimos y no por lo que pensamos”, señala.

En su caso, Cande cuenta que pasar del discurso a la práctica, le implico todo un recorrido. Recuerda cómo, en su secundaria, la presión impuesta por la mirada de los otros era enorme: “Hasta ese momento, yo quería que me quisieran por el cuerpo que tenía. La valoración de las personas pasaba por ahí. Si me ponían en una lista de las más lindas, yo era feliz: era como el objetivo de mi vida”, dice. Pero poco a poco, las imágenes editadas que constantemente veía en Instagram y en las publicidades, los memes que circulaban por WhatsApp y hacían del cuerpo de otras personas una burla constante, le empezaron a resultar incómodos. Después, se volvieron intolerables.

Tenía mucho para decir pero no sabía bien cómo. Decidió arrancar Bellamente desde el anonimato. “Hoy se habla mucho de estereotipos de género y corporales, pero en un pasado no era así. Me daba mucha vergüenza decir lo que pensaba”, dice Cande, que al tiempo se mostró en la cuenta con nombre y apellido.

Trabajar en la prevención de los trastornos de la alimentación debe asumirse, para la activista, como una responsabilidad social. “Hoy se escuchan muchas frases como ‘amate como sos’ o ‘aceptarte’, que está buenísimo. Pero es importante resaltar que la insatisfacción corporal es una problemática social, no individual. Podemos hacer un trabajo de querernos y aceptarnos, pero claramente si después salimos a la calle y somos discriminadas o discriminados por el cuerpo que tenemos, ahí se va a complicar un poco seguir con ese proceso interno”, reflexiona.

Como la belleza es una construcción social −señala Cande−, que varía a lo largo del tiempo y el lugar, todos contribuimos a “alimentar” ese ideal. Pero también podemos hacer lo contrario, convirtiéndonos en “influencers” positivos de nuestro entorno, sea donde sea que estemos: en nuestras casas, escuelas o lugares de trabajo. ¿Cómo? Sin criticar los cuerpos de otros o dejando de quejarnos constantemente del propio; eligiendo a conciencia el contenido que seguimos en las redes y no mostrándonos “completamente editados o editadas” en las propias; no compartiendo “chistes” sobre el aspecto físico de otras personas; comprando en marcas que promuevan la diversidad de talles y cuidando nuestros comentarios (como el: “¡Qué linda estás! ¿Adelgazaste?”). Todos esos logros cotidianos en la comunidad de Bellamente se comparten a diario.

A Cande le parece fundamental subrayar que el “mirar distinto” del que hablaba aquella seguidora, es un proceso en el cual ella continúa. Hacer el “click” no fue fácil ni de un día para el otro. “Empecé a revalorizar, a entender y a querer que la gente me quiera por cómo pienso, por mi forma de ser o mis habilidades, y no por el cuerpo que tengo”, señala. Así, poco a poco, esos mandatos de belleza que le pesaban como cemento, se fueron desgranando, volviéndose livianos como plumas en el aire.

 

LA NACIÓN