Recomendado de cine: cinco películas de terror sobre la vejez, de The Manor a La llave maestra

Recomendado de cine: cinco películas de terror sobre la vejez, de The Manor a La llave maestra

Paula Vázquez Prieto
La vejez siempre ha sido uno de los tabúes más persistentes del cine. El desplazamiento de esa etapa de la vida a la configuración del arquetipo recurrente de los “simpáticos abuelitos” ha hecho visible la dificultad a la hora de pensar historias que construyan a los adultos mayores no como anexo o decorado sino como clave narrativa de esos universos.

Al mismo tiempo, el terror ha logrado a lo largo de su historia canalizar en distintas películas los miedos que pueden originarse en relación al paso del tiempo. Como género que siempre funcionó en tanto termómetro de las ansiedades de una época, su imaginario e iconografía es capaz de exponer el deterioro, el abandono, el encierro y la soledad que pueden gravitar en la vejez como perfectos disparadores de los relatos más escalofriantes.

The Manor (Estados Unido/2021), de Axelle Carolyn. Judith (Barbara Hershey) es una mujer que acaba de cumplir 70 años. Sin embargo, una serie de olvidos y desvanecimientos la obligan a sugerirle a su única hija que la interne en una casona de retiro donde puedan seguir de cerca su salud y brindarle los cuidados necesarios. Desde la llegada a la imponente mansión, un clima de creciente incertidumbre se ciñe sobre el presente de Judith. El terror que parece asediar a algunos internados se combina con una serie de gritos nocturnos, espeluznantes apariciones en su habitación y la insistencia de los médicos y las enfermeras en mantenerla sedada. The Manor recoge la tradición del Mal Lugar que consagrara Stephen King desde El resplandor con una creciente exploración de los temores que asedian ante la pérdida de la salud y la vitalidad, y con el ello el control de la propia vida. Sin demasiadas extravagancias, la película se sostiene en la buena interpretación de Hershey, en la tensión entre el realismo y el fantástico que se hace ominosa y algo inquietante en el último tramo, y en una lúdica exploración camp de lo que la juventud puede representar como anhelo último de la vida. Disponible en Amazon Prime Video.

Relic: Herencia maldita (Australia/Estados Unidos, 2020), de Natalie Erika James. Extraviada desde hace unos días de su casa en Victoria, Edna (Robyn Nevin) reaparece de manera intempestiva luego de que su hija Kay (Emily Mortimer) y su nieta Sam (Bella Heathcote) lleguen desde Melbourne para buscarla. Pero su regreso no puede estar teñido de más interrogantes: su figura se desplaza enigmática en la noche, su mirada se extravía en el horizonte, su comportamiento se torna inexplicable y crecientemente aterrador. ¿Qué ha pasado con Edna? ¿Es ella realmente la que ha regresado del bosque? La australiana Natalie Erika James concentra su universo no solo en el extrañamiento que despierta Edna para su familia sino en el peso de la casa como espacio maldito, signado por la herencia y el deterioro que también asedian al cuerpo. Es quizás una de las mejores películas que exploran la vejez como algo inevitable y definitivo, que inviste a la corporalidad de todas sus ansiedades y angustias, que expone las pérdidas –del control, de la autonomía– en sus más terroríficas dimensiones. Disponible en Flow, DirecTV Go.

Cálmate, dulce Carlota (Hush, Hush… Sweet Charlotte, Estados Unidos/1964), de Robert Aldrich. Pensada como una continuación de la exitosa ¿Qué pasó con Baby Jane?, protagonizada por la feroz pareja de hermanas que formaron Bette Davis y Joan Crawford, Cálmate, dulce Carlota nació como una coda sureña de aquella oda al mortuorio recuerdo del Hollywood clásico. Aquí no hay estrellas venidas a menos ni hermanas psicópatas, sino una mujer encerrada en su casona del Sur en pleno proceso de desalojo. Charlotte (Bette Davis) ha vivido confinada a la sombras de un crimen del pasado, el asesinato a hacha limpia de su prometido. Prisionera en ese altar de muertos, en el que desfilan los recuerdos de su amado y también de su tirano padre, recibe la visita de su prima del Norte, la virginal Olivia de Havilland que parece querer convencerla de la venta de la propiedad ante el inevitable trazado de una carretera regional. Aldrich vuelve a jugar las claves de un terror histérico, que hermana la tradición decrépita de las viejas glorias de Hollywood, con ese intento de integrar definitivamente al Sur al mundo del progreso. La vejez de Charlotte no solo representa la adherencia a su infancia y a los fantasmas del pasado, sino que ofrece el terreno perfecto para el gótico más exacerbado, corrido por sombras y disfraces, por sueños de muerte y locura. Disponible en Star+ y Movistar Play.

Los huéspedes (The Visit, Estados Unidos/2015), de M. Night Shyamalan. Entre todos los recursos que maneja M. Night Shyamalan, en este caso decide apropiarse de la cámara subjetiva como artilugio ajustado para narrar el encuentro cara a cara de dos adolescentes con aquel ideal de los “simpáticos abuelitos”. La justificación narrativa es la construcción de un documental, una especie de diario de filmación que los hermanos Becca (Olivia DeJonge) y Tyler (Ed Oxenbould) imaginan como registro de la visita a sus abuelos. Abuelos que resultan unos desconocidos en tanto su madre abandonó su casa natal en la adolescencia y nunca más regresó. Pero nunca es tarde para recuperar a la familia perdida, así que los jóvenes deciden pasar una semana en la pintoresca granja de Pop Pop (Peter McRobbie) y Nana (Deanna Dunagan). Como era de esperar los abuelos no resultan tan simpáticos y las vacaciones se transforman en una odisea de horror y humor negro que Shyamalan narra con la libertad y el desenfado de un debutante. Si bien el corsé de la cámara subjetiva puede resultar molesto en algunos pasajes, la tensión está creada sobre la indescifrable ambigüedad que ocasiona la vejez en los jóvenes, que buscan justificaciones para su rechazo pero terminan arrastrados por el mismo universo en el que han decidido adentrarse. Disponible en Netflix y Movistar Play.

La llave maestra (The Skeleton Key/2005), de Iain Softley. El gótico sureño ha sido uno de los territorios literarios más atractivos en su encuentro con el cine. El Sur de Estados Unidos es por demás cinematográfico, con sus pantanos, con esas mansiones decimonónicas que conjugan la decadencia y el despilfarro, la herencia trágica del esclavismo, la amalgama entre la religión cristiana y las tradiciones negras. La llave maestra tiene un poco de todo eso, pero lo que subyace a su historia es el temor a la vejez, a la extinción definitiva y la inmemorial aspiración a la inmortalidad. Caroline (Kate Hudson) es una joven enfermera que llega a una casona en las afueras de Nueva Orleáns para cuidar a Ben (John Hurt), quien ha tenido un infarto. Con él vive su esposa, la enigmática Violet Devereaux (Gena Rowlands), con ese apellido que resuena a Tennessee Williams, quien resiente cualquier intruso y mira celosa los confines de su propiedad. Pese a algunos golpes de efecto y zooms innecesarios, la película construye un clima opresivo que adquiere profundidad en esa obligada convivencia entre Caroline, moderna y descreída, y todo el mundo que Violet cultiva en su dominio, desde los fantasmas del pasado hasta los anhelos de alcanzar un futuro. Disponible en HBO Max y Movistar Play.
LA NACION