28 Sep Camino al Latinoamericano: el equipo detrás de Village King
Por Carlos Delfino
La mañana transcurre con su habitual naturalidad en el Campo 2 de San Isidro. Vareos, caballos que van y vienen, camiones que cargan y descargan, saludos y bromas que retumban desde varios puntos a voz alzada. En medio de ello aparece Village King (Campanologist) caminando por una de las calles internas llevado por su peón, Miguel Lemos, luego de haberle dado su primera ración del día. Enseguida, la mayoría de los que trabajan en las sombras junto al primer nominado argentino para el Longines Latinoamericano (G1) de Maroñas se le acercan para una sesión de fotos. Esta vez no están el entrenador Carlos Daniel Etchechoury ni el jockey Adrián Giannetti. Es el equipo detrás de ellos, que sostiene la ilusión. Llegan con mandiles, una bandera, un cuadro de la chaquetilla de Hs. El Ángel de Venecia… Manchita, la perra que les ladra a los caballos del stud cuando se recuestan mal, ahora se hace sentir para pedir un lugar en medio de los que posan para el retrato. Y desde uno de los camiones baja corriendo Coque, el transportista que siempre lleva al zaino a las carreras y podría ser el que también lo cargue hasta el Aeropuerto el mes que viene para viajar a Uruguay días antes de la prueba. ¡Y click! En la cuenta regresiva, ya hay un testimonio fotográfico y un recuerdo que escapa a la rutina, excepto la de Héctor González, el sereno, que lógicamente no podía estar a esa hora.
“Cuando volvió de Estados Unidos, soñábamos con el Latino de San Isidro, el de 2020, pero no pudo estar y vamos a terminar corriendo el de 2021 en Maroñas. Igual, todavía no pienso en la carrera. Ahora disfruto más el día a día. Pero sé que este caballo me sanó en distintos momentos delicados de mi vida. Tiene un sexto sentido”, dice Carlos Felice, su propietario. Lorenzo Abregú, el capataz, asiente a unos metros y sube la apuesta: “Es muy inteligente. Sólo los caballos que son diferentes tienen ese algo especial que los hace dar un plus, se anticipan a todo”.
“(Todd) Pletcher siempre destacó la versatilidad de Village King. Cuando lo tuvo decía que tenía un caballo que le permitía evaluar muchas opciones en el calendario, porque podía anotarlo en cualquier pista y distancia. Allá corrió contra campeones. Uno fue Arklow, que está vigente y viene de perder con Imperador la clasificación a la Breeders´ Cup con problemas en el desarrollo”, repasa Felice, cuando mira hacia atrás. Puesto a ver hacia adelante, sostiene: “Creo que 2000 metros es su tiro ideal, y si bien viene ganando en el pasto, muchos no recuerdan que el caballo salió de perdedor en la arena y en esa superficie ganó en Nueva York. Para mí este Latino es como un homenaje. Le queda esta carrera y el Pellegrini, a lo sumo. ¡¿Cuánto más le vamos a pedir?! Me parece que la gente va a tomar una dimensión mayor de su campaña y lo va a reconocer cuando sea retirado”. La pandemia metió la cola, como el diablo, desde su regreso, porque nunca pudo competir con público en el hipódromo. “Este año ganó dos Grupo 1 que fueron para disfrutar con las tribunas llenas, por la entrega y los finales”, fundamenta el titular de la caballeriza y Secretario General de la UTTA. Todo el mundo lo vio por TV.
Abregú, el hermano de los ex jockeys José y Miguel, conoce al caballo desde el día que llegó, de potrillo. Recuerda con detalle cada paso de la primera temporada y, sobre todo, lo que fue devolverlo a las pistas el año pasado, tras pasar por el quirófano en una clínica de Kentucky para limpiar unos micro huesos sueltos en los nudos. “Volvió hecho un tanque, pero creíamos que no iba a poder correr más. Pasaba el tiempo y no se ponía, no estaba bien. Hasta que apareció el Doctor Milagro”, sostiene Tacochi, como lo conocen al capataz, y hace sonrojar por la ocurrencia a Francisco Durrieu, el veterinario. “Le hicimos un montón de infiltraciones y no mejoraba, hasta que un día una colega (Paulina Laucirica) me recomendó un tratamiento especial (Irap) y fue un solo pinchazo. Era la última chance que teníamos. No volvió a tener problemas, y además adopté eso para mi trabajo”, acepta, sonriente, el doctor, que ya tiene dos festejos en Latinoamericanos en su legajo. Fue parte del equipo de Don Incauto (Roy), que venció en 2005 en San Isidro, y de Latency (Slew Gin Fizz), que al año siguiente se impuso en Maroñas. No sabe si viajará esta vez, en medio de cuidados y restricciones por el Covid.
“Tiene 7 años y está hecho un potrillo. Tiene un rendimiento óptimo para la edad y la campaña. Uno siempre le pide más a los caballos, pero éste está muy bien llevado”, amplía Durrieu, ante la mirada de Luciano Zylber y Mariano Semowoniuk, los managers. Avala Abregú, el que conoce uno y mil secretos del ejemplar que esta temporada ganó sus tres carreras, entre ellas dos Grupo 1, el Miguel A. Martínez de Hoz (2000m) y el 25 de Mayo (2400m), siempre en San Isidro. El regreso triunfal había sido en octubre pasado, por varios cuerpos en el Progreso (G3-2400m), a casi tres años de haber emigrado. “Tenía muchos nervios ese día. Por más que andaba muy bien, no sabía cómo iba a responder. Encima, no se podía ir a las carreras. Esa tarde pusimos un televisor en el patio del stud y vimos el clásico ahí. No pude evitar largarme a llorar cuando ganó. Había mucha tensión”, hace su confesión Tacochi, la mano derecha de Etchechoury.
“¿Cómo es Village King? En el box, muy tranquilo: duerme y come. En las carreras, guapo, de los que le gusta la pelea y al que si le van a ganar, siempre va a ser corriendo hasta el final. Es como si esperara a los rivales para que se le pongan al lado y ponerse a luchar. En el vareo ya tiene sus picardías, no hay que confiarse”, repasa. Es tiempo de algunas anécdotas. Lemos, el correntino que hoy es su peón, fue el galopador de potrillo. Lo tiró dos veces poco después de domado. Cuando el caballo fue repatriado, Tacochi no dudó en dárselo a Miguel, que pasa la mayor parte del día con el caballo. “Se adaptaron uno al otro”, dice, y vuelve sobre la tesis de la inteligencia del ejemplar que encabeza la delegación nacional. “Cuando trabaja, por si quiere disparar, el palafrenero lo espera al final del ejercicio. ¿Podés creer que cuando llega a ese sector, cambia de mano y se le arrima para que lo agarre? El otro día nos lo volvió a decir Giannetti. Es increíble”, añade.
“En estos meses sin correr engordó, pero ya en las últimas semanas se fue poniendo y ya está más ágil. Ya se dio cuenta que va a correr. Ya tiene la cabeza en la carrera. El lunes hizo un floreo de 1400 metros y Dany quería que echara 1m38s, pero es imposible por lo que corre. Adrián no lo podía tener. Corre mucho. De acá a la carrera va a seguir mejorando y va a terminar su preparación en San Isidro”, apunta Abregú.
Para Lemos será la primera experiencia fuera del país. “Voy a estar al lado del caballo desde que sale del stud hasta el día que volvamos. Sé de la responsabilidad que tenemos”, asegura quien también atiende a Linda Isabelle (Cityscape), que se mantuvo invicta en las primeras cuatro salidas y se está recuperando de un pequeño desgarro en el anca. Para el actual galopador, Heber Thexeira, el Latino le permitirá volver a casa. Es uruguayo, y deja el stud sólo algunos fines de semana para regresar a Entre Ríos, su hogar. A las 6 de la mañana, cada día, está listo para subirse. Lo suyo es un sacrificio que todos le reconocen. Acaba de ser padre de una nena y se tomó unos días para acompañar a su esposa. Justificada su ausencia. “Es un muchacho muy correcto, va a ser el que lo lleve a la cancha esos pocos días previos a la carrera mientras esté en Maroñas”, lo presentan.
Village King, el que ganó con cinco jockey diferentes en su campaña, es el niño mimado del stud, aunque sea el mayor de todos los caballos que se alojan en las dos caballerizas que conforman el lote de representantes de las sedas colorada con la cruz de Lorena oro. “Ya sabe lo que es viajar. Tiene muchas millas recorridas”, acepta Abregú. Lo espera otro desafío en el exterior, con el trono del campeón latinoamericano en juego. El equipo “invisible” hace lo suyo por el gran sueño.
LA HIPICA / ELTURF.COM