Nuestra medalla Olímpica

Nuestra medalla Olímpica

En octubre de 2007 los compañeros dirigentes de UTTA y OSPAT nos concedimos una satisfacción: organizar las Olimpíadas deportivas “Hacé deporte y crecé con salud”, que convocaron a más de doscientos chicos del turf de todo el país.

Fue un poco antes de que nos organizáramos en UTTA, por lo que en ese entonces éramos FATT, Federación Argentina de Trabajadores del Turf. Entre el 13 y el 15 de octubre en un hermoso predio recreativo del Patronato de la Infancia, Loreto, en Benavidez (Buenos Aires) reunimos a los hijos de los afiliados para disfrutar tres jornadas juntos.

Nuestras olimpíadas FATT-OSPAT 2007 tuvieron como objetivo principal promocionar la actividad física y los hábitos saludables entre nuestros niños. También, vínculos y lazos solidarios. Acompañados por profesores de gimnasia y coordinadores especializados organizamos con los chicos juegos, bailes y todo tipo de actividades recreativas.

Lo dijimos aquel día de la inauguración de las Olimpiadas:

“Verlos alegres nos hace más fuertes y optimistas, porque nos vuelven a enseñar que los únicos derrotados en este mundo son los que no creen en nada. Concebir un ideal, una sociedad más justa y de oportunidades, es el territorio de nuestra estrategia. Perseguir por los campos de la imaginación este ideal, es nuestro campo de batalla”.

Seguimos creyendo e imaginando y luego hicimos mucho más en los años que siguieron.
Hoy encontré esta medalla (de la foto)

y me hizo recordar aquellas Olimpíadas como un testimonio de días felices. Para los chicos y para nosotros los dirigentes.
El contacto entre los chicos de diferentes regiones, sus experiencias, sus concepciones e idiosincrasias, un intercambio humano y comprensivo sustentado en la actividad física ayudan a formarse e, inevitablemente, a devolver lo recibido a medida que se crece.

Espero que hayamos dejado nuestra huella en la vida de aquellos niños que hoy son adultos. Seguramente, muchos de ellos, trabajadores del turf. Espero que sigamos juntos a la distancia.

Carlos Felice