Gabriela Sabatini: reina en París

Gabriela Sabatini

Gabriela Sabatini: reina en París

Por José Luis Domínguez

Podrán pasar los años, pero la distinción y el carisma siguen allí, intactos. Gabriela Sabatini camina por Roland Garros y despierta las miradas y el reconocimiento inmediatos. Aun cuando la mejor tenista argentina de la historia siempre elige el bajo perfil, su presencia genera algo distinto. La saludan con devoción los periodistas de Italia, que no olvidan jamás los cuatro títulos que consiguió en Roma, esa tierra que era Gabylandia entre fines de los ochenta y principios de los noventa. Prácticamente se llena la sala principal de conferencias, aun cuando falta al menos un par de horas para el comienzo de los partidos más destacados de la jornada. Sabatini fue número 3 del mundo, pero recibe un tratamiento como si hubiera estado al tope del ranking. Llegó a París para recibir el premio Philippe Chatrier, la distinción más alta que otorga la Federación Internacional de Tenis (ITF), por su contribución al deporte dentro y fuera de las canchas. De hecho, está latente la posibilidad de colaborar dentro de la Asociación Argentina de Tenis (AAT) para dar una mano: “Conozco a todos los chicos, es genial que extenistas se hayan involucrado, y yo también quiero ser parte de eso. Quiero ayudar, apoyarlos y estar en lo que pueda, no es que tenga una tarea específica. Quiero ver de qué manera se puede trabajar con el tenis femenino”. A los 49, mantiene la silueta elegante, producto de una dedicación constante al deporte; el ciclismo es una de sus actividades preferidas. Vive entre Zúrich, Key Biscayne y Buenos Aires, con su línea de perfumes como principal ocupación. Entre distinciones y saludos, la inigualable Gaby conversó en exclusiva con la nacion.

–Te retiraste hace 23 años, y aunque no estás en el día a día del circuito, está claro que el tenis no te ha olvidado. ¿Por qué creés que se te considera como un ícono?

–Lo que siempre digo es que el tenis me dio muchísimas cosas. Jugué muchos años, es un deporte que me dio oportunidades de viajar, conocer gente, aprender un montón de valores. Cuando una se aleja, por ahí se va dando cuenta de todo eso, de la importancia que tuvo el tenis, no sólo dentro de una cancha sino también afuera. Creo que está bueno tener estos reconocimientos. A mí me halaga mucho.

–Sucede muchas veces con los tenistas que, después de años de estar arriba de un avión de un lado al otro, no quieren saber nada con los viajes al final de su carrera. Pero para vos fue distinto…

–Sí, me di cuenta de que viajar es lo mejor que existe, te abre mucho la cabeza conocer diferentes culturas, otra gente. Para mí no hay nada mejor. Quizá cuando jugaba por ahí le tomé el gusto, pero no lo podía hacer a pleno, porque me la pasaba del hotel al club y del club al hotel, y el poco tiempo que me quedaba libre quería descansar, así que por ahí me quedaba en el hotel, salía a cenar, pero era poco lo que podía disfrutar de un viaje. Entonces, cuando me retiré, dije: Quiero conocer todo este otro lado, ahora que tengo tiempo y puedo ir a los museos, a los teatros, que es lo que hago hoy en día.

–Suiza, Estados Unidos, Argentina… pasás un tiempo en cada lugar, pero no te quedás. ¿Por qué?

–Yo me siento una ciudadana del mundo. Me encanta

estar en otros lugares también, creo que los disfruto más en estos tiempos. Soy una persona que, acaso por lo que hice, me gusta estar en movimiento. No me gusta quedarme en un lugar mucho tiempo, quiero moverme, estar un rato acá, otro allá. Lo disfruto mucho.

–¿Cómo pasás el tiempo cuando no estás con tus obligaciones?

–Tomo café; lo hago, también, me sale bien, ja. Hago un poco de todo… El deporte está dentro mío, no puedo vivir sin el deporte, lo hago todos los días; nada de tenis, pero sí otras cosas. Me gusta leer, mirar series, conocer restaurantes, ir a lugares o museos, lo que tenga una cultura para ofrecer.

–Ya no lo practicás, pero ¿mirás tenis?, ¿te gusta cómo se juega hoy?

–Síii, y miro bastante, ¿eh? Siempre que puedo, miro tenis. Me gusta observarlo. Una sabe lo que se siente ahí adentro, y me gusta analizar, u opinar, o ver qué es lo que está pasando. Me gusta ver los jugadores nuevos que van saliendo, tanto en hombres como en mujeres. Hay jugadoras que están teniendo más variedad en su juego. Eso le viene bien al tenis.

–¿Qué reflexión te merece Del Potro y sus múltiples regresos al tenis?

–Para mí, Del Potro como jugador es el mejor, les ganó a todos. Si él quiere, estoy segura de que puede. Lo de las lesiones ha sido un tema crucial, es algo que lo ha limitado mucho. Pero si se lo propone, su juego está para ser el mejor de todos. La derecha que tiene nunca se la vi a nadie, es increíble. La mentalidad la tiene. Si él puede estar sano, sentirse bien y proponérselo, puede ser el mejor del mundo. Una vez tuve la oportunidad de pelotear un ratito con él, por eso lo digo, ja ja. Fue antes de una exhibición en Nueva York, me invitó Franco (Davin, por entonces su coach), y pude comprobarlo. Era tremenda la fuerza con la que venía esa pelota.

–Las chicas en Argentina comenzaron una campaña para tener torneos, para poder competir en el país. ¿Estás al tanto de eso?, ¿cómo ves la situación del tenis femenino en la Argentina?

–Sí, hace unos años que el tenis femenino necesita más enfoque, hay que analizar bien y armar una base. El tema económico es muy importante también en la Argentina y es un motivo por los cuales todo nos cuesta más. Es un país que está lejos y nos cuesta viajar, eso también complica. Pero es importante armar una base. Y por supuesto la competencia es importante, así que hay que mirar un poco las prioridades y tratar de cubrir lo más que se pueda, pero hay que empezar por el principio para que surjan más tenistas. El hecho de que no salgan tantas mujeres es un poco porque faltan referentes, no hay a quien imitar. Y para una mujer es más difícil jugar al tenis que para un hombre, porque la mujer tiene que estar sola. Que un padre decida que su hija juegue al tenis es una decisión difícil.

–¿Qué recordás de tus duelos con Steffi Graf?

–Fui afortunada por tener a Steffi Graf como rival, porque creo que eso me hacía mejor jugadora cada vez que la enfrentaba. Era una enorme competidora. Quedamos como amigas después que nos retiramos.

–¿Qué sensaciones te despierta estar en París?

–Me encanta, es una ciudad muy linda. A mí siempre me gustó venir y jugar en polvo de ladrillo también. Para mí siempre tuvo ese atractivo especial, porque es la superficie en la que crecí, por eso me sentía siempre cómoda acá. Haber ganado en juniors (en 1984), cuando tenía 14 años, también fue un empuje grande, por eso me hubiera gustado ganar Roland Garros alguna vez. Tengo lindos recuerdos y otros no tan positivos, quizás… Pero sí, la gente, el ambiente que hay, el clima de tenis que se vive lo hace muy especial.

–Habrás visto que hubo reformas en Roland Garros. En los próximos meses van a demoler la cancha 1, la Plaza de Toros, la de aquella derrota con Mary Joe Fernandez en 1993. ¿No estás un poco contenta con esa noticia?

–Ja ja, nooo. A pesar de ese partido, era una cancha en la que me encantaba jugar, era como muy cálida. Ese tipo de canchas, la número 1 acá, el Grandstand en el US Open, siempre me parecieron estadios más cálidos para jugar. Lo voy a sentir cuando la tiren abajo, ja.

LA NACION