Pep guardiola: El campeón de todas las Ligas

Pep guardiola: El campeón de todas las Ligas

Por Rodrigo Duben
El perfeccionismo no admite equivocaciones. Cuando se mezcla con obsesión y ambición puede generar algún tipo de trastorno. Michelangelo Buonarroti, conocido como Miguel Ángel, era un perfeccionista. Un maníaco del control. El más pequeño defecto en una de sus obras era capaz de llevarlo a considerarla un desastre. Pero esos rasgos impulsaron su grandeza al punto de ser admirado por sus contemporáneos y a dejar un legado eterno… como el de Pep Guardiola. La analogía resulta posible porque el fútbol también puede comprenderse como un arte, y el entrenador catalán lo ha revolucionado por completo. Ha llevado el concepto de ‘fútbol total’ a un nivel asombroso y ha inspirado a toda una generación de jugadores y técnicos. Él también ha hecho de su obsesión por la búsqueda de correcciones y mejoras una de las bases de su trabajo. Es una mente brillante que se vuelca al trabajo como si no tuviera una mínima gota de talento y va camino a conquistar cada trofeo que se le cruce en el camino.
Con su fútbol artístico y cautivador, Guardiola se ha consagrado campeón con el Manchester City en la Premier League al cosechar 87 puntos en 33 fechas. Ganar la liga inglesa es otra obra maestra en la carrera de un entrenador que ha logrado 23 títulos en nueve años, en tres países diferentes. Esa es la cruz con la que carga. Sus críticos, que pusieron en duda su capacidad para implantar sus dogmas en Inglaterra, le han quitado la licencia para tropezar ante tanta gloria. Y aunque sus obras exceden los resultados, él aún es un ganador.

El Barça, su Capilla Sixtina
Así como Miguel Ángel alcanzó un considerable grado de fama y respeto a una edad muy corta, porque antes de los 30 ya había esculpido La Piedad y era conocido como el artista más grande de Italia y quizás del mundo, Guardiola se transformó en un referente en la conducción de equipos antes de llegar a los 40. Tenía 37 años cuando se hizo cargo del Barcelona FC, al que transformó en uno de los mejores equipos de la historia. Su labor fue un punto de inflexión en el manejo de variantes tácticas y estratégicas. Los mecanismos defensivos —sobre todo en la recuperación de la pelota—, los recursos para la generación de juego y la aplastante capacidad de definición de ese elenco blaugrana se han convertido en un patrimonio cultural para el fútbol y han abierto la mente de todas sus partes.
Hay quienes han sostenido que su obra fue realizable por tener un grupo de jugadores con un talento inagotable, con el argentino Lionel Messi como principal razón del éxito. Pese al don divino de Messi, quien nació para ser una leyenda, él y el resto de esos grandes futbolistas tuvieron que ser potenciados por el entrenador, quien fue el arquitecto y escultor de un Barça magistral. “Se le quita mérito a Guardiola por la calidad de jugadores que tuvo disponibles para ejecutar su idea. Pero vale la pena recordar que en el inicio, aquel Messi recién empezaba, Piqué no era Beckenbauer, y hasta a Xavi e Iniesta no se les daba el valor que tenía. Hoy con el resultado puesto todos hablan de aquel equipazo. Pero entonces era un equipo en formación”, escribió César Luis Menotti en una de sus columnas para el diario Sport.
Así como Miguel Ángel hizo en la bóveda de la Capilla Sixtina la obra pictórica más complejas de toda la historia del arte, Guardiola es el autor del equipo de fútbol más completo de todos los tiempos, un símbolo del fútbol moderno, como aquel trabajo hecho entre 1508 y 1512 lo fue para la pintura renacentista. El gran mérito de Guardiola es que al Barcelona aún se lo recuerde por sus formas y su estilo más que por sus triunfos. Sus 14 títulos en cuatro temporadas y las estadísticas han quedado a la sombra de un estilo de juego sublime.

Alma de artista
La doctrina de Pep Guardiola, esa manera de estimular, compaginar y articular a los futbolistas, esa agudeza mental para armonizar las capacidades individuales y generar un rendimiento colectivo exitoso, se ha propagado como un virus a nivel mundial. Muchos entrenadores se han contagiado de su filosofía de juego. La matriz del Barça de Pep está en las ideas de Cruyff, quien se inspiró en Rinus Michels. Pero Guardiola ha perfeccionado todo lo que ha tomado de ellos y ha creado su propio legado, ese que adoptaron Jürgen Klismann, Joachim Löw y hasta el italiano Antonio Conte. Así como la influencia directa de Miguel Ángel se vislumbra en los trabajos de Andrea del Sarto, Correggio, Tintoretto, Annibale Carracci, Paolo Veronese y El Greco, entre otros, el gen de Guardiola se propagó a gran escala, sobre todo en la Bundesliga.
Si se marchó del Bayern Munich no fue por haber ganado la Champions League, como se piensa a menudo. Su adiós en Alemania tiene una explicación mucho más profunda y para comprenderla es necesario poner el foco en el desarrollo de la idea de juego y no enfrascarse en los éxitos tangibles. No fue la falta de un trofeo continental y el fantasma del Triplete de Heynckes lo que motivó al entrenador catalán a llevar sus conceptos hacia un nuevo destino. “Pep pinta su obra, pero no se queda a contemplarla. Este es un rasgo 100% de genética de artista, de creador. Se entregan al 100% a su obra, y para ellos lo único importante es ese momento de la creación, pero cuando la terminan, cuando la entregan a lo que denominamos el mundo de las cosas, o sea, cuando está acabada, la obra deja de interesarles”, explicó el arquitecto Miquel Del Pozo al escritor Martí Perarnau en el libro Pep Guardiola, la metamorfosis.
Rechazó la ampliación del contrato con el Bayern Munich porque el equipo jugaba como él pretendía y ya no había retoques posibles. Guardiola prefiere llevar a cabo su obra durante un tiempo limitado, sin forzar la continuidad. En Alemania ha dejado un gran legado por su juego, su versatilidad y sus ideas, las que ha logrado imponer en Inglaterra.

Mánchester ya no es un lienzo en blanco
No es casualidad que el título de la Premier League le llegue a Guardiola en su segunda temporada al frente del Manchester City, un club en el que el estratega catalán ha trabajado con libertades absolutas. La falta de tradiciones institucionales, el poco peso de la historia, la carencia de identidad y el poder económico de una nueva gestión le han permitido a su pincel trabajar en un lienzo en blanco sin condicionantes y desplegar su sabiduría con pocas ataduras.
Su obsesión por construir una defensa sólida y el enorme poder financiero de la institución de Mánchester lo han llevado a invertir casi USD 400 millones entre porteros, defensores centrales y laterales. Aymeric Laporte (86 millones), Benjamin Mendy (71 millones), Kyle Walker (63 millones) y Nicolás Otamendi (55 millones) han ingresado en el grupo de los 10 defensores más caros de la historia al ser contratados por el City. El dinero invertido por Guardiola le ha venido como anillo al dedo a sus detractores, que no han dudado en saltarle a la yugular tras la caída ante el Liverpool de Jürgen Klopp en la Liga de Campeones de Europa, donde no logró imponerse pese a haber conformado la defensa más cara de Inglaterra. Poco les importó el magnífico primer tiempo del partido de vuelta en el Etihad Stadium, donde Pep corrigió los errores en su plan del duelo en Anfield y desbordó al rival.
Pese a algunos síntomas de agotamiento en esta recta final de la temporada, con 10 días fatídicos en los que quedó eliminado de la Liga de Campeones y perdió el clásico ante el United que le hubiera dado el título de forma más anticipada, así ha jugado el Manchester City durante todo el campeonato inglés. Inglaterra no asistía a un fútbol tan estético y efectivo desde el Arsenal de Wenger. Guardiola hizo añicos la competitividad de un certamen en el que Los Citizens caminaron al título. Pep cumplió el desafío de imprimir su conocida ideología futbolística de adelantar las líneas, tomar la iniciativa, ser dominante, atacar con criterio, aferrarse al balón y construir el juego desde el fondo en la liga más pareja de todas. Convirtió a Kevin De Bruyne en su director de orquesta, potenció a jóvenes talentos como Leroy Sané y Gabriel Jesús, y sacó la mejor versión de Otamendi, David Silva, Fernandinho, Sterling, Agüero y varios jugadores que venían de gestiones pasadas. Tuvo que adaptarse a una liga más rápida, física y más agresiva y retocar aspectos de su filosofía pero nunca perdió la esencia para desplegar su juego bello y sofisticado.
En octubre de 2016, durante su primera temporada, cuando los resultados no eran buenos y terminó por primera vez en su carrera sin conseguir trofeos, le preguntaron si iba a modificar su manera de jugar. “No voy a cambiar mi estilo. Lo siento, muchachos”, respondió. El tiempo le dio la razón y su filosofía ganó la pulseada en Inglaterra a cinco fechas del final, algo de lo que solo puede presumir el Manchester United de sir Alex Ferguson (temporada 2000/2001). En la liga más competitiva del mundo, el City estuvo invicto durante los primeros 23 partidos, con una racha incluida de 18 triunfos seguidos, récord en la Premier League. Pep también posee ese récord en la Bundesliga (19 victorias en fila) y en la Liga española (16).
Este es el vigésimo el tercer título en 516 partidos oficiales para el estratega catalán, lo que significa que levanta un trofeo cada 22 presentaciones. Pese a no haber renovado su vitrina la campaña pasada, su media de títulos es de 2,5 por temporada. Casi un Triplete. El City tiene cinco partidos por delante para hacer historia en la Premier League logrando un título plagado de récords de goles, triunfos y puntos. Las inversiones de más de USD 500 millones en dos años han dados sus frutos. Fueron gastos que se han hecho al derrochador ritmo en que se mueve el mercado. Miguel Ángel no hubiera podido pintar la Capilla Sixtina con acuarelas o crayones y Guardiola necesita talento en bruto a su disposición para sus creaciones, que no suelen extenderse mucho en el tiempo.
El contrato de Guardiola expirará la próxima temporada y difícilmente sea renovado. Su meticulosidad e intensidad para el trabajo son inversamente proporcionales a los mandatos longevos. Él suele llegar a su esplendor agregándole cada vez más profundidad en sus ideas a los proyectos y el Manchester City es una obra muy avanzada. Mientras algunos esperan por sus equivocaciones, Pep continúa en la búsqueda de la perfección y agigantando su legado.
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