11 Jan Tim Draper: “Los países tendrán que competir por el capital y por los mejores ciudadanos”
Por Olivia Goldschmidt
Aun para quienes han escuchado hablar del inversor Tim Draper y sus excentricidades verlo en vivo y en directo, con su corbata que exclama el logotipo de bitcoin en dorado sobre un fondo bordó, es sorprendente.
Draper es la tercera generación de una familia de venture capitalists o inversores de riesgo que tiene diez fondos de inversión y es reconocido por haber apostado a treinta startupsque devinieron en unicornios, es decir que valen más de US$ 1000 millones. Desde septiembre está presente en el país con el fondo Draper Cygnus, donde comprometió el desembolso de un millón de dólares adicional luego de su última visita por la Argentina. El Gobierno también apostó por la iniciativa y el fondo fue uno de los tres elegidos para recibir 12 millones de dólares para fomentar la inversión.
La visita de Draper a la Argentina coincidió con un hito en la historia del bitcoin: el último 29 de noviembre, la cotización del criptomoneda porprimera vez tocó los US$ 10.000. Los medios especializados en monedas digitales hablan del “10k day” o “día de los diez mil dólares”, un hito esperado por los bitcoineros de todo el mundo y pronosticado por Draper hace tres años.
En una entrevista que dio a Fox en 2014, Draper declaró que el bitcoin valdría US$ 10.000 en 2017, una afirmación osada para una moneda que en ese entonces valía US$ 413. El mismo año compró 30.000 bitcoins por menos de US$ 20 millones en una subasta del gobierno de Estados Unidos.
Draper arenga a los miembros de esta tribu y, al estilo de un recital de rock, hubo más concurrentes que lugares disponibles para escuchar la presentación del “Nostradamus” del bitcoin. Los escépticos de la moneda digital se llaman a silencio por el momento. Draper y el resto de los bitcoineros ostentan una sonrisa que no esconde el “yo te dije”.
¿Qué es un bitcoin?
“Los argentinos tienen un rol extremadamente importante en el ecosistema bitcoin, el peso ha sido tan impredeciblemente malo que los emprendedores se han interesado por una divisa estabilizadora. ¿Por qué no transar en una moneda que aumenta su valor, es global y se acepta en todo el mundo?”, comentó Draper, y aclaró que aún hoy, sin el cepo cambiario, hacer negocios con un peso que cae más del 20% en un año es poco atractivo.
“La primera vez que escuché de un uso real del bitcoin fue por mi amigo Sebastián Serrano (de La Plata, el fundador de Ripio y BitPagos, empresas en las que el inversor apostó), que encontró la manera de ofrecer estabilidad en el proceso de mercado con la moneda digital”, recordó el inversor. En su opinión, fue la necesidad de tener una alternativa financiera para los negocios digitales (e internacionales) de la década pasada lo que impulsó el interés y el apoyo de los argentinos a la criptomoneda.
Con su llegada a la Argentina trajo un pronóstico más revolucionario: “En cinco años, si uno intenta pagar un café con dinero fiduciario se reirán en su cara”. Su nuevo lema, que anuncia en Buenos Aires, ya recorrió la web cuando lo dijo por primera vez en una entrevista el mes anterior. “Estaba por pedirme un café cuando me imaginé a la gente de Starbucks riéndose de mí por querer usar «fiat» (moneda tradicional)”, dijo en conversación con LA NACION acerca del momento que impulsó su declaración.
Cuando alguien le preguntó acerca de cuándo venderá los bitcoins revalorizados, Draper contestó que no tenía ninguna intención de hacerlo, pues no tendría por qué cambiarlos (“¿Por dinero fiat? ¿Por una moneda que es válida en un solo país?” y un gesto de desprecio que hizo reír al público). El precio, indicó el inversor con millones en juego para perder si se equivoca, “seguirá aumentando, todavía tiene mucho espacio para crecer”.
Bitcoin se queda con el lugar de estrella de todas las criptomonedas, pero, como quienes siguen de cerca el tema saben, todos los días surgen nuevas monedas con los ICO, del inglés initial coin offerings. Es una nueva forma de financiar la construcción de una empresa, bajo la cual las startups pueden recaudar dinero a cambio de unidades de su propia moneda (la Comisión Nacional de Valores hace unos días alertó acerca de la expansión de las ICO y dijo que son “inversiones especulativas de alto riesgo” y sugirió que sólo sean llevadas a cabo por inversores capacitados para analizar el proyecto financiero”).
Ciudadano virtual
Draper, estadounidense, es el cuarto ciudadano virtual de Estonia. “Me dieron una tarjeta y todo”, dijo mientras mostraba que la llevaba consigo. Sin haber pisado su país adoptivo, pudo, a través de Internet, tramitar su residencia virtual, como otras 20.000 personas. Ciudadanías virtuales, monedas digitales y la omnipresencia de la Red permiten una nueva manera de organizar las sociedades en las cuales Draper está interesado en invertir: “Siempre apoyo a un emprendedor que esté yendo a disrumpir un sistema que provee un mal servicio a un precio alto. Los bienes raíces, las grandes prestadoras de salud y los gobiernos nacionales son algunos de los mejores ejemplos”, remarcó.
“Los gobiernos van a tener que pensar cómo dar los mejores servicios para competir entre sí por el capital y las mejores mentes de los ciudadanos”, explicó.
Para el inversor, la gente no tiene que estar apegada a un país como a un equipo de fútbol: “En un futuro podremos tener educación rusa, seguridad social chilena y así elegir dentro de las preferencias de cada uno”, subrayó.
Detrás de los grandes inversores, los crecimientos astronómicos y las aparentes ganancias millonarias, quienes defienden el bitcoin argumentan que la nueva tecnología permitirá una mayor inclusión financiera de quienes menos tienen. ” Bitcoin está aquí por una razón: lo necesitamos”, dijo Draper, dejando de lado su tono cómico y distendido. “Si alguien tiene 22 dólares y quiere abrir una cuenta bancaria en Estados Unidos no se lo permiten porque a la entidad le cuesta 200 dólares anuales mantenerse al día con la regulación de la cuenta. Toda esa gente rechazada, que conforma la base de la pirámide, puede participar con bitcoin”.
CLARIN