08 Jan Manchester City encabeza la “disneyficación” del fútbol
Por Murad Amhed
Incluso los fanáticos más acérrimos del fútbol tienen problemas para identificar a Yangel Herrera. Pero si los multimillonarios dueños del Manchester City están en lo correcto, el mediocampista venezolano podría ser la primera prueba de que su modelo global de negocios está dando frutos.
El joven de 19 años juega por el club hermano New York City, un equipo fundado hace cuatro años como parte del City Football Group, una organización paraguas que abarca desde Australia a Japón, España, Uruguay, el Reino Unido y Estados Unidos. Es un modelo de franquicia que algunos llaman la “disneyficación” del fútbol, y que sus dueños árabes ven como el futuro del deporte más popular del mundo.
Herrera es uno en un estimado de 1000 jugadores de la CFG que los clubes pueden usar, una reserva de talento que se extiende desde las academias hasta el primer equipo.
Contratado en junio de manos del Atlético Venezuela de Caracas, Herrera fue identificado usando la base de datos del grupo de 300.000 jugadores. El Manchester City inmediatamente lo prestó al New York City donde el entrenador Patrick Vieira estaba buscando a un jugador dinámico para su equipo de la Major League Soccer. Si todo ocurre como se planea, Herrera jugaría luego en el Manchester y se convertiría en la figura destacada de un proyecto futbolístico amplio que apunta a transformar la industria.
“Los jugadores necesitan tiempo para desarrollarse”, dice Vieira. “Si Yangel llega al Manchester City, sería muy emocionante para nosotros”.
El CFG dice que su ambición es construir la “primera organización de fútbol verdaderamente global” y sus dueños están a la cabeza de una tendencia creciente de individuos ricos que controlan múltiples clubes. La intención es que cada uno de los equipos de la red sea rentable por sí solo, pero que cooperen para identificar y entrenar a los mejores jugadores del mundo, mientras se aseguran acuerdos de marketing para financiar los salarios de superestrellas futbolísticas.
La ambición árabe
En el corazón está el Manchester City, comprado en 2008 por el jeque Mansour bin Zayed al-Nahyan, el multimillonario empresario, viceprimer ministro de los Emiratos Árabes Unidos y miembro de la familia real de Abu Dhabi. Él prometió transformar al equipo, que había pasado décadas a la sombra de su mayor rival, el Manchester United, en un mega club global capaz de ganar los mayores premios de Europa.
En su momento, esa ambición fue ridiculizada por el entonces gerente del United, Sir Alex Ferguson, quien la describió como las palabras agitadas de “vecinos ruidosos”. Entonces era el United el que marcaba la ruta del negocio, tanto dentro como fuera de la cancha, ganando trece títulos de la Premier League y dos UEFA Champion League en la era Ferguson, un período en que persiguió patrocinio internacional y acuerdos de marketing. Aún es el club más rico en cuanto a ingresos, con 689 millones de euros entre 2015 y 2016, según Deloitte. En comparación, los de Manchester City en el mismo período son de 525 millones de euros.
En la realidad, el jeque Mansour tiene una fortuna personal estimada en u$s 20.000 millones por su participación en las entidades de petróleo y gas de Abu Dhabi, lo que le da al club más recursos financieros que a todos sus rivales. Su generosidad ayudó al City a derribar al United en la cancha, gastando 200 millones de libras cada año en transferencias y sueldos, incurriendo en varias temporadas de duras pérdidas, pero ganando dos títulos de la Premier Legue en 2012 y 2014. También atrajo a inversionistas, con el consorcio China Media Capital pagando u$s 400 millones por una participación del 13% en el CFG en 2015, que avalúa el grupo en más de u$s 3000 millones.
En años recientes, el príncipe del emirato ha financiado una racha de gasto diferente. En 2013, el Manchester Citiy se unió a los New York Yankees para pagar más de u$s 100 millones por los derechos de franquicia para crear un equipo de fútbol en Nueva York. El CFG entonces firmó acuerdos diferentes de millones de dólares para comprar el Melbourne Heart de Australia, desde entonces rebautizado como Melbourne City, y el Club Atlético Torque de Uruguay. También adquirió participaciones en minoría de Yokohama Marinos en Japón y el Girona de España.
La industria responde
Otros grupos e individuos ahora buscan emular el modelo de propiedad de varios clubes. Red Bull es dueña de clubes de fútbol en EEUU, Austria, Alemania y Brasil, en parte como una forma de promover sus bebidas energéticas. Pero pocos pueden competir con la ambición del CFG, que ya ha visto una expansión en cuatro continentes. El grupo también evalúa compras en China, India y el sudeste de Asia.
Los ejecutivos del CFG dicen que la meta en la cancha es que todos los clubes jueguen un fútbol basado en el ataque y la posesión del balón, en el estilo que ha mostrado el director técnico del City, Pep Guardiola, quien antes se desempeñó en el Barcelona y el Bayer Munich. También quieren superar la hoja de balances del United, explotando las “economías de escala” al convencer a los auspiciadores de que paguen acuerdos de marketing que se apliquen a todos sus equipos.
Los críticos argumentan que este elaborado modelo de negocios es una pantalla de humo para satisfacer las llamadas reglas de “Fair-Play Financiero”, introducidas en 2011, diseñadas para evitar que los clubes individuales gasten más de lo que tienen para comprar éxito.
Un ejecutivo senior de la Premier League describe al CFG como un “pasillo de espejos” diseñado para reinyectar los ingresos a la entidad central en Manchester y justificar su enorme gasto en jugadores. Un acuerdo por diez años de 400 millones de libras con Etihad, la aerolínea estatal de Abu Dhabi, para ser el patrocinador del estadio y la camiseta del Manchester City, llevó a acusaciones de “doping financiero” por parte de Andrea Agnelli, presidente del italiano Juventus. El grupo admite que el Manchester City, que se beneficia del multimillonario contrato televisivo de la Premier League, es el único club rentable en su red.
EL CRONISTA