02 Jan Las claves que explican la vigencia de Ginóbili en la elite mundial del deporte
Por Javier Domínguez
La vigencia de Emanuel David Ginóbili con 40 años en la NBA, una de las ligas más competitivas del mundo teniendo en cuenta a todos los deportes por equipos, es una de las grandes y gratas sorpresas del 2017 que se fue. En su 16ª campaña en San Antonio Spurs, y cuando por tercera temporada consecutiva las especulaciones previas al comienzo del torneo hablaban de un rol secundario para él, Manu asumió una vez más el liderazgo y demostró en la cancha lo que aún tiene para dar.
La pregunta que todos se hacen es ¿cómo consigue este nivel de excelencia cuando la enorme mayoría de sus compañeros de generación está mirando básquetbol desde la platea o desde el sofá del living?
Manu terminó el año con 20,8 minutos de promedio en cancha, además de 8,4 puntos, 2,3 rebotes y 2,4 asistencias. Totalmente inesperado. La propuesta, entonces, es poner el foco en cinco puntos específicos, aunque evidentemente no hay sólo cinco razones para explicar el fenómeno Ginóbili a los 40.
La cabeza y un espíritu competitivo, claves para San Antonio
Una dosis justa de grandpa juice. Eso es lo que aporta Ginóbili a estos Spurs que están en el proceso de adaptación a la nueva realidad, ya en su segunda temporada sin Tim Duncan y tras haber tenido a Tony Parker un largo tiempo afuera por una lesión. “Manu nos mantiene a todos enchufados. No deberíamos necesitarlo, pero él es un grandísimo jugador y un tremendo competidor. Su energía contagia y nos alimentamos de ella”, comentaba semanas atrás el australiano Patty Mills, su gran amigo en este equipo.
La inteligencia de Manu para entender las distintas situaciones que plantea cada juego y su capacidad para decidir cuál es la mejor opción en los momentos clave hace casi imposible que Popovich no recurra a él cada vez que el equipo está en una situación complicada.
En el último mes hubo un par de ejemplos que lo dejaron bien claro: la victoria frente a Boston por tres puntos y el triunfo sobre Dallas por dos. En ambos casos, con la última conversión de Ginóbili. “Hay mucho revuelo por lo que hago, pero no me parece diferencial. No estoy viviendo en éxtasis porque entraron dos, de la misma manera que no me deprimo si tengo tres partidos sin puntos”, dice el propio Manu, y está perfecto que él lo diga.
28 de octubre de 2015. Primer partido de la temporada, ante Oklahoma City (Kevin Durant y Russell Westbrook) en el Chesapeake Energy Arena. La llegada de LaMarcus Aldridge le daba a Gregg Popovich la chance de reconfigurar el reparto de minutos y, aquella noche en particular, espiar la reacción del equipo en un final cerrado con Ginóbili como espectador desde la banca. Y el resultado fue pésimo.
8 de diciembre de 2017. El triple de Manu a cinco segundos del final le dio tres puntos de venta a San Antonio. “El tiro con Celtics fue malo y entró; además en una situación normal yo no tomo ese lanzamiento, eso es trabajo de Kawhi (Leonard)”, explicó Manu en su columna de La Nación. Pero sirvió para ganar, y Leonard no estaba en el equipo esa noche.
16 de diciembre de 2017. Otro final cerrado. Esta vez el clásico ante Dallas, que siempre es un partido especial para Ginóbili. Con el partido igualado en 86, quemó algunos segundos del reloj y cuando quedaban 5, atacó fuerte el aro con mano izquierda y sentenció el juego con una bandeja.
Talento intacto
“Creer o no, el talento de Manu se sigue viendo aún a los 40 años. Si bien es verdad que su capacidad atlética no es la misma que cuando tenía 25 años, no es menos cierto que hay muchos jugadores de 25 años que no pueden hacer lo que Manu hace hoy en la NBA”, explica Carlos Morales, comentarista de ESPN y ex entrenador del seleccionado de Puerto Rico, en diálogo con Clarín.
Para Morales, son muestras suficientes “el llamado eurostep, los tiros de reversa, el salirse con un paso hacia atrás y tomar un tiro por encima de un defensor, el poder liquidar jugadas importantes en momentos decisivos”. “Todo ese tipo de cosas son extras que él tiene, que están en su ADN, y lo convierten en el jugador que es, aún a la edad que tiene”, analiza el Coach Morales.
Prevención de lesiones
Este es otro de los aspectos que Ginóbili comenzó a trabajar con su primo en 2011. Cada 35 o 40 días, Maccari se sube al avión en Madrid y se baja en San Antonio (próxima toca a fines de enero, en la previa de la Gira del Rodeo):
“Durante los diez días que estoy con Manu trabajo sobre la prevención. Lógicamente, si hay una lesión, se le da prioridad. Pero lo fundamental es tratar de evitar llegar a la lesión”.
Maccari trabaja con el Método Busquet que se basa en terapia manual para relajar todas las cadenas fisiológicas (las cadenas musculares, visceral y lo neurovascular). “Se busca siempre el por qué de los problemas para tratar la causa y no la víctima (normalmente el músculo cuando se lesiona es víctima de procesos que suceden a distancia). Por lo tanto el trabajo se basa sobre posturas de relajación de la diferentes zonas del cuerpo”, detalla el primo del basquetbolista.
Sobre lo específico del trabajo, el fisioterapeuta cuenta que “en los días que no hay partido, lo que hacemos es trabajar sobre una articulación clave para un deportista, como es la cadera. Además, el hecho de haber sufrido una fractura de nariz hace que ventile menos. Y por eso también nos concentramos mucho en el tórax: en ablandarlo, relajarlo, también relajar la columna, como para que todos los movimientos sean fluidos y no le generen lesiones”.
Cuando hay partido “trabajamos antes como para empezar a darle movilidad al cuerpo, y después del juego, no importa la hora que sea (hay veces que volvemos a la una o dos de la mañana), le dedicamos un buen rato a relajar todo el cuerpo”.
Una prueba de que esto le dio resultado es que hace cuatro años que no sufre problemas físicos importantes, más allá de la operación a la que debió someterse la temporada pasada por un fuerte golpe en los testículos. Aquella última lesión que lo obligó a parar fue una distensión en el isquiotibial izquierdo y lo alejó de las canchas por 31 días.
Una vida familiar ordenada, lejos de cualquier conflicto
Mucho de lo que consiguió Ginóbili dentro de la cancha podría empezar a explicarse con lo que pasa cuando está afuera. El 1 de diciembre se cumplieron 20 años de su primera salida formal con Marianela Oroño, conocida por todos como Many. La hija del ex basquetbolista Luis Oroño lo acompañó a la Fiesta del Deporte de Clarín, donde Manu fue distinguido con el premio Revelación en básquetbol.
Esa relación creció con los años. Se casaron en 2004. Agrandaron la familia con la llegada de Dante y Nicola en 2010 y completaron el Big Three con Luca en 2014, poco antes del último título de los Spurs.
No se conoce casi nada sobre la intimidad de los Ginóbili en Texas, más allá de algunas fotos que muestran en redes sociales. Mantenerse ajeno a los escándalos y saber resguardar los detalles de la vida privada, también es parte del gran éxito.
Una buena parte de la energía para esta temporada la consiguió con unas vacaciones inéditas para él en España, donde pasó algunas semanas entre el reencuentro con varios amigos de la Generación Dorada y mucho paseo en familia. Esto último es algo que seguramente volverá a pasar en unos pocos meses, cuando, salvo que haya un anuncio del propio protagonista, todo el mundo vuelva a preguntarse si Ginóbili jugará una temporada más en la NBA.
CLARIN