Cambio de perspectiva: todo lo que se puede aprender de los fracasos

Cambio de perspectiva: todo lo que se puede aprender de los fracasos

Por María Julieta Rumi
Con eventos como las Fuckup Nights supervigentes, emprendedores y empresarios se muestran predispuestos a hablar de sus fracasos. Sin embargo, no todas las experiencias fallidas son iguales: en algunas se cae para volver a levantarse rápidamente; en otras se vuela muy alto para luego aterrizar casi de emergencia y otras historias directamente generan la pregunta: ¿en qué estaban pensando? Pero lo que para casi todos es obligatorio es aprender del traspié.
Si un aprendizaje le quedó a Federico Abad, de 31 años, de su emprendimiento Popcorn Time es que no hay que meterse con las empresas grandes. Pero, si alguien pregunta, el sitio, que funciona como un servicio de streaming online de series y películas, fue culpa de su mamá.
“Mi vieja era fanática de las series y quería ver más que lo que estaba en Netflix. Como soy un mal hijo, tampoco le quería explicar cómo bajar los torrents, entonces, decidí juntarme con un amigo y diseñar la app”, explicó en diálogo con LA NACION.

Pero lo que no imaginaba fue la repercusión que iba a tener su lanzamiento en febrero de 2014. “Después de dos semanas las cosas se nos van de las manos. Teníamos 100 colaboradores alrededor del mundo y la revista Time había dicho que éramos la competencia de Netflix. Pero más me asusté cuando el creador de Mega, Kim Dotcom, nos envió un mensaje por Twitter preguntándonos: «¿Les mando abogados?»”, contó. Pero el asedio no era sólo de los fans, sino que sus perfiles de LinkedIn empezaron a ser visitados por abogados de copyright, por lo que, un mes más tarde, decidieron cerrar, incluso tras haber recibido una oferta de US$ 200.000 para poner avisos en el sitio. “No invertimos ni ganamos un peso, pero sí me hice amigos en todas partes y eso es lo que más rescato del proyecto”, afirmó.

Incluso los muy grosos fallan
¿Disney metió la pata? Sí. ¿Ford también? Sí. Aunque cueste creerlo a los grandes también les pasa. En el caso de Walt, podría decirse que se metió en camisa de once varas al intentar realizar una colaboración con Dalí.
Según cuenta Demian Sterman en su libro Historias de fracasos y fracasados que cambiaron elmundo, el creador de Mickey Mouse y el pintor surrealista se respetaban mutuamente por sus creaciones y decidieron trabajar juntos en 1945 en un proyecto llamado “Destino”. Pero, mientras Dalí realizaba bocetos, Disney comenzó a sentir que, en realidad, más allá de la admiración, existían grandes diferencias conceptuales entre él y el artista.
El estudio Disney llevaba gastados US$ 70.000 dólares cuando Walt decidió suspender el proyecto, que fue terminado en 2003 por su sobrino Roy Disney.
¿Y Ford? ¿En qué se pudo equivocar? Resulta que Henry era un nacionalista que quería producir todos sus componentes incluidos los neumáticos. Fue así como nació Fordlandia, una ciudad en el Amazonas con una plantación de caucho y una fábrica para la producción de cubiertas. La idea del creador del Ford-T era emular su planta de Michigan, pero no calculó que el calor y la humedad asfixiantes hacían imposible realizar las tareas. Igualmente, la Metrópoli de Ford siguió operativa hasta 1945, año en que falleció su creador y su familia la vendió al gobierno brasileño.
Las historias de Blockbuster y Kodak son más conocidas. Ambas empresas, de alguna forma, decidieron no apostar a innovar, si bien tuvieron la carta ganadora en sus manos.
Según Sterman, en 2000, el creador de Netflix, Reed Hastings, le propuso a John Antioco, CEO de Blockbuster, hacer una alianza para darle al cliente un servicio de alquiler de series y películas sin que tuviera que ir a sus locales.
Blockbuster tenía sucursales en todo el mundo y gran parte de sus ganancias se debían al cobro extra por el retraso en la entrega de la película alquilada. Al CEO de Blockbuster la propuesta del dueño de Netflix le pareció una locura, por lo que agradeció la reunión y le deseó la mejor de las suertes. El resto es historia: la extinción de Blockbuster y el actual reinado de Netflix.
A diferencia de Blockbuster, Kodak sigue en el mercado, pero desde un muy reducido lugar. Fundada en 1888, durante el siglo XX fue una empresa innovadora hasta 1996. Ese año, Kodak ya tenía lista la primera cámara de fotos digital, pero no le interesó profundizar en ese rumbo porque su negocio estaba en la venta de rollos y el revelado.
A pesar de esta equivocación, Kodak tenía todavía un lugar de privilegio en 2005, pero no pudo con los smartphones.

A veces las ganas no alcanzan
Corría 2015 y Gabriel Fernández, que hoy tiene 29 años, tuvo una idea que resultó alocada: “¡Qué buen negocio es tener una verdulería!”, se dijo y con un amigo fundó Tienda Tales, un emprendimiento pensado para ser el Farmacity de las verdulerías con 100 locales.
“Yo siempre había sido lineal. En el primario, abanderado; en el secundario, nunca me llevé materias, y, en la universidad, fui el mejor promedio. Creía que el esfuerzo era igual a beneficio y acá todo me salía mal”, aseguró.
Entre los errores señaló que el negocio estaba mal ubicado, que sólo tenían un empleado, que, para abaratar costos, ellos hacían las compras, y, al final del día, no gestionaban bien el local ni eran buenos compradores.
“El emprendimiento duró un año. Nosotros teníamos claro que si fallábamos teníamos que fallar rápido. Lo peor es el medio, cuando te va más o menos bien y pensás: «El año que viene es el bueno». Sirve plantearte hipótesis que tenés que validar a cada momento y probar en la menor superficie. Nuestra idea era poner un local, y si funcionaba eso, cuatro locales, luego 20 y, por último, 100. No pasamos de la hipótesis inicial, que era gestionar un local. Si vas a la escala directo, te equivocás”, detalló.
LA NACION