Adorado y rechazado: Jorge Sampaoli divide los sentimientos en Casilda

Adorado y rechazado: Jorge Sampaoli divide los sentimientos en Casilda

Por Fernando Vergara
Con la misma velocidad con la que camina al costado de las canchas, puede parecer una vida lo que transcurrió para Jorge Sampaoli desde que tomó las riendas del seleccionado argentino la tarde del jueves 1º de junio. Desde la angustiante colocación en la tabla de las eliminatorias cuando se hizo cargo del equipo hasta el desahogo en la maravillosa noche de Lionel Messi en Ecuador el día que sacaron los boletos a Rusia 2018. Los últimos días de 2017 lo tuvieron al Zurdo como protagonista de un lamentable incidente en un control de tránsito en Casilda. En un desenlace de año frenético, también asistió a un homenaje que le brindó Alumni, su club, y compartió una tarde de fútbol con cientos de chicos de bajos recursos. Así es la relación del DT con su ciudad. Casilda -de 35 mil habitantes y ubicada a 56 kilómetros de Rosario- adora y resiste a su personaje más conocido en proporciones similares.
En medio de un calor sofocante, la tranquilidad de esta localidad sólo se vio alterada en estos días por la noche de furia de Sampaoli tras el casamiento de su hija Sabrina, en la madrugada del domingo 24. El episodio lo dejó más expuesto aún que lo que se vio en el video casero, con exabruptos varios e intentos de agresión a inspectores que realizaban un control de tránsito. “Jorge es así, no me sorprende lo que pasó. Tiene esas reacciones impensadas. Lo conozco desde chico y es un loco. Pero un loco sano. Con el Zurdo hay que dividir las cosas: una es como persona y la otra como profesional. En esto último es un animal. Yo lo quiero y así es nuestra relación”, explica Ricardo Bacalini, presidente de Aprendices Casildenses, club con el que Sampaoli debutó en primera a los 15 años.

Chocho Bacalini recibe a LA NACION en las instalaciones de la entidad que este año celebró 100 años de vida. A escasos metros, decenas de chicos corren detrás de una pelota y otros tantos se bañan en la pileta del club. “En estos días me lo crucé varias veces por el centro de Casilda. Un día yo iba a cruzar la calle y Jorge aparece en su coche. No lo reconocí porque tenía la visera baja. Me gritaba: “¡Bobo! ¿Sos el dueño de la calle?” Así tres veces. Hasta que lo saqué y empezamos a reírnos”, confiesa.
Las anécdotas se multiplican. “Jorge tiene dos grandes amigos inseparables: Sergio ‘Turco’ Abdala y Gustavo Penelli. Acá en el club, una tarde de verano los vi pelearse en broma pero pegándose con ramas de una manera infernal, salvaje. Tendrían 20 años, estaban en cueros y quedaron todos marcados”, cuenta Bacalini. “Ese mismo día me pidieron que los lleve en el auto. Al llegar al bulevar Buenos Aires -lugar muy transitado- me enroscaron una remera en la cabeza. ¡Yo no veía nada!”, agrega.
Bacalini asegura que el arrepentimiento de Sampaoli por lo sucedido en la madrugada del domingo es “sincero” y que el director técnico entiende su exposición. “Jorge es inteligente, tiene en claro que la Argentina tuvo entrenadores como Menotti, Bielsa, Sabella, todas personas muy correctas. Pero su manera de ser es totalmente opuesta. Acá, yo lo he visto en el vestuario insultar a sus jugadores. Ahora, después iban y les ganaban a todos”, remarca el mandamás de Aprendices mientras recuerda que Sampaoli se consagró con ellos como DT en las ligas de 1999 y 2000.
Sampaoli, según describen quienes lo conocen desde su adolescencia, vive “por y para el fútbol. Es un enfermo de la pelota”. El entrenador del seleccionado albiceleste, de 57 años, comenzó en las inferiores de Central Argentino y siguió en Aprendices. Llegó hasta la cuarta división de Newell’s y tuvo otros pasos por 9 de Julio, Unión casildense y a principios de los 90 se retiró en Alumni, su gran amor en esta ciudad. La rivalidad entre esta última institución y Aprendices ya tiene 100 años de historia. Sampaoli, claro, pasó por ambos clubes. “Una vez, en una semifinal, Jorge era el DT de Alumni. Desde la tribuna de Aprendices le tiraron algo. Él hizo teatro, se fue al piso, se revolcaba. El partido se suspendió. Nosotros nos dirigimos a la comisaría a hacer la denuncia. Al rato fue Jorge y no se la tomaron: El imputado es usted, señor”, le dijeron. Así, el Tribunal de Penas nos dio el partido ganado a nosotros porque resultó un simulacro de Sampaoli. ¡Estuvo dos años sin hablarme!”, cuenta Bacalini.
Gustavo Sanabria fue uno de los inspectores que formó parte del control vehicular en la madrugada del domingo. El joven fue uno de los tantos que se mostró sorprendido por la actitud del entrenador. Primero, porque su padre José Orlando Sanabria jugó en Boca en la década del 70 y también lo hizo con el propio Sampaoli. Por ende, al agente lo conoce desde pequeño y fue a quien le pidió disculpas una vez que llegó al hotel Cuatro Plazas. Según le contaron a este medio varios testigos presenciales, “a Sampaoli le molestó que se lo expusiera delante de diez personas de su entorno. No podía creer que a él le hicieran un control”.
En cada esquina se sucede un relato. “A Jorge lo conozco desde que éramos chicos. En Casilda hay gente que lo quiere y gente que no. Es así de simple. Siempre tuvo un carácter prepotente pero también tiene muchas cosas buenas”, confiesa una mujer que es amiga de la ex esposa del entrenador, Analía Sampaolesi. “Por otro lado, cuando Sampaoli dirigió a Chile en el Mundial acá generó tanta expectativa como los partidos de la Argentina”, añade.
“Yo me animo a decir que más de la mitad de la gente de Casilda no lo quiere. Jorge es un tipo muy resistido. No es muy dado con la gente y siempre vivió en un entorno pequeño, con sus amigos de Alumni, otro poco de Aprendices. En una ocasión, en uno de sus regresos triunfales de Chile, nos invitaron a todos a hacerle una caravana. Fuimos pero había muy poca gente. Luego fue reconocido por el municipio, algo totalmente justo”, resalta Bacalini.
Dentro de las actividades formales de Sampaoli en Casilda, el miércoles 20 asistió a un homenaje en Alumni, una actividad que reunió a 650 personas en el agasajo. “Para nosotros es un orgullo todo lo que le está pasando y que sea el entrenador de la Argentina. Puso a Casilda y a nuestro club en los medios de todo el mundo”, dice Mauricio Vittone, ex jugador de Sampaoli y actual presidente de Alumni, en su oficina del bulevar 9 de Julio al 1500. “Entiendo que con el incidente se equivocó. Puedo considerarme un amigo de él y no lo justifico. También tengo la confianza para decirle Jorge, eso estuvo mal. Punto y aparte”, agrega.
Por iniciativa propia, el viernes 22 Sampaoli se acercó para compartir una jornada con los integrantes de “El Potrero”, un espacio que reúne a 300 jóvenes, la mayoría de bajos recursos. El DT sorprendió a los chicos que juegan en la esquina de Mitre y Magaldi. Llevó la merienda, pecheras, camisetas, pelotas y se sacó fotos con los pibes. “Realmente nos sorprendió, tuvo un gesto hermoso. Se sentó a tomar unos mates con nosotros. Yo me quedé sin palabras porque fue un regalo espectacular para todos estos chicos que siempre lo ven por televisión”, cuenta a LA NACION Fernando Otarola, encargado del proyecto.
Sampaoli, dicen aquí, no cree en las poses. “Es un loco lindo, apasionado, afectivo. Pero también a veces irascible y un tanto soberbio. Es así, le guste a quien le guste. Él dejó todo por un sueño”, lo describen. Su nombre volvió a dar la vuelta al mundo desde esa ciudad que lo cobija y lo mira de reojo en igual medida.
LA NACION