Terminó la primaria a los 9 y en menos de un año planea completar el secundario

Terminó la primaria a los 9 y en menos de un año planea completar el secundario

Por Marcelo Maller
Priscila Videla lanza una pregunta como respuesta en la charla con Clarín, y así deja su impronta. Tiene 9 años y un mundo repleto de actividades, sueños y realidades concretas. Como la que acaba de finalizar hace poco: terminó la primaria casi sin asistir a la escuela y el año próximo ya le apunta a lograr el título secundario. “Todo lo que hago me gusta; patín, natación, ajedrez”, dice, y se ríe, quien tiene entre sus logros haber llegado a la final del Campeonato Argentino de Ajedrez en la categoría femenina Sub 10.
Diagnosticada como superdotada, la nena asistió físicamente a primer grado en el colegio Norbridge, en Saavedra, pero en 2016 dio los exámenes libres de 2°, 3° y 4° grado y éste año hizo ese camino con 5°, 6° y 7°, todo en la escuela N° 3 del distrito 10° de Capital. Sus padres, Leonardo y Silvia, agregaron otras actividades a la lista de las que realiza su hija: canto, información musical, tango, batería, piano, natación e inglés.
Priscila Videla posa con sus padres, Leonardo y Silvia, quienes la apoyan y la ayudan a desarrollar sus múltiples intereses. (Foto: David Fernández)
“Matemática me gusta. A veces tardo un poco en resolver los ejercicios”, contó sobre sus gustos escolares. También dio su visión sobre cómo es estudiar sin ir al colegio: “Me gusta este método, es rápido y además tengo tiempos libres para hacer lo que me gusta”.
Aunque aclaró, con conceptos filosóficos. “En realidad, tampoco es, uy, tan fácil. En realidad ¿qué es la definición de fácil? Que no te cuesta tanto trabajo hacerlo”, se responde. Y retoma: “Siempre me va a costar. Un poco menos, un poco más. Pero ya finalicé este año la Primaria y es como una etapa terminada”.

La nena, hincha de River (“ojo, que no sé mucho de fútbol, eh”, dice pícaramente), no duda ante la tradicional pregunta de qué le gustaría ser de grande: “Científica”, contestó, abriendo los ojos bien grandes. Y agregó qué podría hacer en su futura profesión.
“La ciencia tiene que ver con la química, y con los químicos se pueden hacer remedios y tiene que ver con muchas cosas. También, por ejemplo, ayuda al ambiente, se pueden descubrir cada vez cosas mejores”, razonó.
Un rato más tarde, cuando la nena posaba para el fotógrafo de Clarín en la plaza General San Martín, en Boulogne, su mamá contó uno de los sueños que tuvo la pequeña al respecto. “Soñó que había inventado una lapicera que escribía con tinta flotante en el aire”, dijo Silvia, que es maquilladora pero también se involucra en el mundo del arte, pintando.
Cerca de la pequeña está su papá, quien opina sobre el home schooling (aprendizaje en el hogar), sobre la forma de vida que lleva Priscila y cómo es su sociabilización al no ir a la escuela. Sabe que el debate sobre el tema está abierto y puede resultar polémico.
“Es la pregunta del millón. Todos nos preguntan cómo hace para sociabilizar. La respuesta es fácil: en el colegio no se sociabiliza, hay un aula, 25 o 30 chicos de la misma edad. ¿Qué intercambio social puede haber ahí? Todos miran los mismos dibujitos, la novela del momento. No hay un intercambio cultural. El verdadero intercambio está en la calle, en el club, en el día a día. Con los abuelos, los tíos, yendo a comprar al supermercado, yendo al banco, a la Universidad. Y ahí es donde tratamos de darle las mejores herramientas para que ella se sepa mover e intercambiar”, asegura el padre.
La mamá también da su opinión: “En principio cuesta llevarle el ritmo, acordarse de todas las actividades que tiene en el día y amoldar el trabajo nuestro a ella. Corremos de un lado al otro todos los días del año. Pero lo bueno es que a ella no le cuesta, le gusta. No hay que exigirle nada. A veces queremos sacarle algo y llora. Ella hizo cuatro años de jardín y un año en la escuela, así que nosotros experimentamos lo de todos los padres en ese momento. Creemos que todos los chicos tienen un gran potencial para dar y creo que se los frena muchísimo, se los enfrasca en un tarrito. En vez de dejarte crecer, van haciendo que no pienses por vos mismo”.
A medida que transcurre la entrevista, la nena se va soltando. “Uso la palabra compañero, no amistad. Compañeros tengo muchos y hay dos que son especiales: Ernestina, que juega al ajedrez, y su hermana Isabella”. También enumera que le gusta ver La Pantera Rosa y El Chavo, y que se copa con “el folclore y el grupo Tercer Cielo”. Uno de sus deseos es asistir pronto a la Universidad de Tres de Febrero para cursar la Diplomatura de Ajedrez.
CLARIN