13 Dec La paradoja de los Leones: ganan pero se pueden quedar sin el director técnico Carlos Retegui
Por Gastón Saiz
“Me queda poco”. Carlos Retegui suelta esa última frase casi distraídamente, cuando finalizaba la comunicación con LA NACION, poco despuésdel gran triunfo por 1-0 de los Leones sobre la India que condujo al partido decisivo de la Liga Mundial, en Bhubaneswar.
-¡¿Cómo que te queda poco, a un año del Mundial?!
La charla se prolonga y el DT de los campeones olímpicos responde: “Siempre pregoné que el equipo está por sobre las personas y que nadie es insustituible. Tengo que evaluar si es bueno que yo siga o no. Cuando volvamos veré seriamente qué es lo mejor para el seleccionado en este año que queda para el Mundial. Debo ser muy analítico para que este equipo siga creciendo y continúe como N° 1 del mundo durante mucho tiempo”.
La declaración sorprende, sobre todo porque a cuatro años y medio de su asunción, el seleccionado masculino permanece en lo más alto del hockey sobre césped mundial. Lejos de dormirse en los laureles por la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Río 2016, los Leones dieron este viernes otra prueba de carácter en una atmósfera preparada para la épica.
Llovió torrencialmente en el Kalinga Stadium y el equipo se le plantó a los locales con 24 horas menos de descanso. A la pelota le costaba rodar en un sintético con agua acumulada y el estadio era una caldera: miles de personas gritaban enardecidas, incluso hasta cuando la India tenía la posesión de la bocha lejos del arco rival. Una vez más, la entrega del plantel fue total -de los chicos, de los grandes-, pero ahí está el Chapa, dudando de su continuidad.
Retegui siempre fue un técnico que exprimió a sus equipos al máximo: bajo su mando, un ciclo de cuatro años equivale a ocho debido al grado de intensidad de los entrenamientos. Pero más allá de la exigencia y el desgaste, los Leones mantienen su espíritu de cuerpo, fieles a su guía. De hecho, este domingo disputarán la final de la Liga Mundial ante el ganador de Australia y Alemania y seguirán siendo los N° 1 del mundo durante 2018, hasta el arranque del Mundial (28 de noviembre).
Entonces: ¿qué sucede? Hicieron ruido las no convocatorias de Facundo Callioni y de Manuel Brunet; este último públicamente disconforme con su salida. “No se da de la manera que a mí me hubiese gustado, pero son las reglas del juego y hay que aceptarlas”, escribió el rosarino hace unas semanas en Instagram. Además, la relación de Retegui con algún dirigente de peso de la Confederación Argentina de Hockey está lejos de ser la ideal, pero en medio de los chispazos, el seleccionado es una locomotora que no se detiene.
Los indicios de que el entrenador dejaría el cargo son muy claros, aunque mientras tanto hay un plantel que vibra a las puertas de otra definición. Que es maduro y tiene un ADN muy reconocible, al margen de algunas caras nuevas. Debido a la desoladora realidad reinante en Bhubaneswar -cercana al golfo de Bengala-, los jugadores están encerrados en el hotel, limitados para cualquier city tour. Aunque cuando saltan a la cancha y acompañan los bombazos de Gonzalo Peillat, autor ayer del único gol, de córner, brillan con su mix de talento y garra.
“No veníamos con las expectativas de jugar la final, pero el equipo tiene mística, tiene algo. No importa quiénes jueguen: el equipo posee un fuego sagrado que no se apagó después de Río y sigue vigente. Vamos a darlo todo más allá de que sea Australia o Alemania”, apuntó Matías Paredes, uno de los más experimentados y que sólo lamentó haber perdido un gol sin arquero, cuando la India ya había sacado el guardavallas y sumado un jugador de campo.
Juan Martín López, otro de los símbolos, también es reflejo del entusiasmo: “Va a ser una final muy complicada con cualquiera que nos toque. Lo bueno es que tenemos un día de descanso respecto del finalista y podemos tener una ventaja física. La clave será sacar más córners para que Gonzalo (Peillat) se suelte y tire”.
LA NACION