23 Dec Harrison Ford y Ryan Gosling crean el futuro
Por Jeremy Egner
Hace más de 35 años se estrenó Blade Runner, inicialmente recibida con reseñas atemperadas y una taquilla baja pese a que su creador, Ridley Scott, estaba seguro de que representaba un paso audaz hacia el futuro de las películas de sci-fi. “Sabía que había hecho algo especial”, dijo en una entrevista, “pero nunca me esperé que fuera una cuestión de secuelas”.
Pero henos aquí. El paso del tiempo y un director’s cut lanzado en 1992 (que se deshizo de la narración de voz en off y el final feliz) terminó dándole la razón a Scott. Su neo-noir distópico y visualmente electrizante sobre replicantes androides y el blade runner conflictuado que los cazaba, interpretado por Harrison Ford, ahora es considerado una obra maestra muy influyente en el género.
La secuela Blade Runner 2049, que se estrena este jueves, muestra a Ryan Gosling como K, quien busca a una nueva generación de replicantes y se topa con un misterio de androides asesinos y un nuevo personaje estilo Eldon Tyrell, con un complejo de Dios, interpretado por Jared Leto.
Ford está de vuelta como Rick Deckard, al igual que Scott como productor ejecutivo, después de haber desarrollado parte de la nueva historia con Hampton Fancher –uno de los guionistas de la original– y Michael Green. La dirección ahora corre a cargo de Denis Villeneuve (La llegada).
La película es el proyecto de resurrección más reciente para Ford y Scott –ahora amigos de nuevo, después de varios roces durante la filmación de “Blade Runner”: el actor volvió a reinterpretar algunos de sus personajes clásicos como Han Solo e Indiana Jones, mientras Scott no dirigió 2049 por estar ocupado en Alien: Covenant, la más reciente de la saga que él mismo puso en marcha en 1979.
En entrevistas telefónicas recientes realizadas por separado, Ford, Scott, Gosling y Villeneuve hablaron sobre el legado del filme.
-¿Por qué ahora esta secuela?
Scott: En alguna ocasión de los últimos treinta años, siempre pensé que era el momento. Me llamaron de la productora Alcon para decirme: “Vamos a comprar esto, ¿creés que hay algo ahí?”. Y les respondí: “Hay algo grande”, porque se trata de la inteligencia artificial. Llamé a Hampton y nos sentamos y lo debatimos. La base fundamental de la historia es la idea de una inteligencia artificial convertida en una inteligencia artificial con emociones, lo cual se vuelve muy peligroso porque se va a descontrolar en cuanto se dé cuenta de que es superior a su creador. Esa idea es aún más relevante ahora que en 1982.
Villeneuve: En cierto modo es una historia muy clásica, la de un humano que juega a ser Dios, como Frankenstein. No es de una época. Ahí están las mismas preguntas, pero cada vez nosotros mismos somos más y más híbridos. La relación con nuestra memoria, la fe y las comunicaciones ha evolucionado mucho desde entonces.
Gosling: Lo que lo vuelve incluso más surreal es que la película original ya está implantada en nuestra memoria. Conforme empezás a retirar las capas de esa memoria, Denis y yo nos encontrábamos de nuevo con la original, porque ya es parte de nuestras memorias.
-Entonces, ¿en qué se diferenciaría esta nueva versión?
Villeneuve: No tenía miedo de ser diferente, pero intenté mantener ciertos elementos de la primera: un cierto ritmo o el ambiente. Esta película viaja a las afueras, se mueve por los suburbios y los alrededores de Los Angeles. La primera está ambientada en 2019 y, como sabés, no hay coches voladores ahora. No hay un Steve Jobs en la primera Blade Runner, ni celulares. Entonces, realmente tuvimos que crear el futuro. Por eso es que, por ejemplo, todavía existe Atari.Nos fijamos en las empresas que terminaron en bancarrota, como Pan Am, que no sobrevivieron el tiempo transcurrido entre las dos películas, y las mantuvimos vivas. También la U.R.S.S. está vivita y coleando en la película.
-¿Y cuál fue el papel de Ridley?
Villeneuve: Me dio todo lo que sabía y luego me dijo: “Sos libre, es tú película. Si me necesitás, avísame”. Fue la primera vez y, honestamente, la única, que yo haría eso; meterme así en los zapatos de alguien más. El adoptar el sueño de otra persona e intentar volverlo mío fue, sin duda, lo más difícil que he hecho. Sentí su presencia todo el tiempo.
Scott: Denis entendió el ambiente y lo respetó; me pareció muy bueno.
-¿Estaban nerviosos sobre la posibilidad de manchar el legado de “Blade Runner”?
Scott: El arte es como un tiburón: tenés que moverte o te ahogás.
Villeneuve: Como me hice a la idea de que iba a intentar algo increíblemente difícil y que mis posibilidades de tener éxito eran bajas, me liberé. Es la mejor película que he hecho, creo. Pero sé que la van a comparar con la primera y eso me pone nervioso. Algunos días, todavía me despierto pensando: “¡Oh, por Dios! ¡Hice una secuela de Blade Runner! ¡Qué diablos!”.
-Harrison, ¿retomar papeles como Deckard, Han Solo o Indiana Jones después de décadas cambió tu comprensión de las primeras películas?
Ford: Supongo que algo. El proceso, para mí, es entender cómo darle lógica a lo que pasa en ese tiempo. Estoy atorado con la misma base de la que salen los personajes. Puede que te informe más tu experiencia y entonces tenés un entendimiento distinto y mayor sobre el proceso de darle vida a un personaje. Lo que definitivamente es cierto en las películas de Star Wars. Siempre me siento responsable, ante la audiencia, de matizar para expandir cómo entiende al personaje, de desarrollar sus relaciones o de su personalidad según el tiempo transcurrido.
-Hay un debate antiguo sobre si Deckard es un replicante; Ridley dice que sí y Harrison ha dicho por mucho tiempo que no…
Villeneuve: Todavía pelean al respecto. Fui testigo de una discusión durante una cena en Budapest y estaba fascinado. La idea de no estar seguro de si fuiste diseñado o si sos un ser humano real… esa tensión es muy interesante. No me interesa la respuesta. Me gusta que las películas explotan esa ambigüedad en vez de que quede de un lado.
Ford: El tema sale siempre cuando vamos por el segundo trago. Cuando hicimos la primera película la conversación era sólo entre Ridley y yo. Se volvió un diálogo generalizado porque la gente tenía curiosidad, y creo que eso es algo bueno.
Scott: Deckard es un maldito replicante. Harrison ya no puede estar en desacuerdo porque la premisa de esta nueva película está basada en el hecho de que es un replicante. Eso me divierte más que nada.
Gosling: En Comic-Con había esta experiencia de realidad virtual en la que podías caminar por el mundo de Blade Runner y las máquinas te leían y decían si eras o no un replicante. Entramos y vi lo que le dijeron a Harrison. No puedo revelarlo, pero yo sé lo que es realmente…
-Cuándo estabas trabajando en “Blade Runner”, ¿pensaste que iba a ser un antes y un después?
Harrison Ford: Sí, si no moríamos en el intento. Claramente era algo muy ambicioso y era nuevo e inspirado. Pero no era fácil transmitirlo como lo era por escrito.
-¿Qué fue lo más complicado?
Harrison Ford: Todas las noches. Cincuenta noches de trabajo sin descanso. Y así como el público quizá quedó perplejo o algo confundido por la novedad, supongo que me sucedió lo mismo. Había muchas cosas que no estaba seguro si iban a funcionar.
Ridley Scott: Los cuentos de si Harrison y yo no nos llevábamos bien, no eran verdaderos por completo. Estaba muy metido en mi propia cabeza y es difícil, cada hora y cada minuto, explicar por qué hay una maldita lluvia y por qué está jodidamente oscuro. Y en algún momento terminaba diciendo: “¡Porque así lo quiero, hazte para atrás, carajo!”. Y ahí quedaba, porque me hartaba tener que explicarme a mí mismo.
-Las reseñas al principio no eran muy buenas, pero con el paso del tiempo se volvió de culto. ¿Cuándo te diste cuenta de que la película había tocado una fibra?
Ridley Scott: Veía mucho MTV y de repente caí en la cuenta: “Esperá, acaba de pasar una toma de Blade Runner”. Se había escapado e influenciado a cineastas y artistas de rock. Me llamó Bob Dylan –le pidió a su abogado que me contactara– y pasé toda una noche con Bob Dylan porque le encantaba la película. Entonces supe que había dejado huella.
Aunque Philip K. Dick, el autor de la novela en la que está basada Blade Runner (“¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”), no llegó a ver estrenado el filme, pudo ver un adelanto de 40 minutos, sobre el que escribió una emotiva carta en devolución al director, Ridley Scott. “(…)El impacto de Blade Runner va a ser abrumador, tanto en el público como en la gente creativa, y además, en la ciencia ficción como campo. Llevo escribiendo y vendiendo obras de ciencia ficción desde hace 30 años, y éste es por tanto un tema de cierta importancia para mí. Con toda franqueza debo decir que nuestro campo se ha ido lenta y gradualmente deteriorando. No hemos hecho nada, individual o colectivamente, que pueda igualar a lo que será esta película”.
CLARIN