Abdominales marcados, una obsesión de cara al verano

Abdominales marcados, una obsesión de cara al verano

Por Sebastián Ríos
Más de un millón y medio de likes obtuvo Jennifer Lopez al subir a Instagram una foto en la que mostraba sus trabajados abdominales. Y no es un caso excepcional. Las redes sociales devuelven una catarata de interacciones cada vez que alguna celebridad levanta su remera para dejar al descubierto un abdomen de esos que responden a terminos como “raviolitos”, “cubetera” o “tabla de lavar”. El creciente interés por esta región corporal -que deviene en furor ante la inminencia del verano- queda expuesto en la proliferación de los talleres de abdominales que llenan su cupo tanto en gimnasios de barrio como en los de las grandes cadenas, y que son los espacios en donde proliferaron nuevas disciplinas (abdominales hipopresivos, core) que replantean su abordaje.
“No tener grasa en la región abdominal y tener marcados los «ravioles» habla de un interés por mostrar esa parte del cuerpo que pondera el estado físico de una persona”, opina el personal trainer Daniel Tangona.
“Varones y mujeres, tanto adolescentes como adultos, todos conforman un público que hoy está interesado en los talleres de abdominales que ofrecemos en distintas franjas horarias en nuestros gimnasios”, comenta Martín Etchaleco, coordinador del Programa de Capacitación Técnica en Musculación de la cadena Megatlón.

Con un enfoque cada vez más dinámico y la idea de una corta duración que permita intercalarlos dentro de rutinas más extensas de entrenamiento, los talleres duran aproximadamente 15 minutos (aunque hay gimnasios que ofrecen opciones de 45 minutos, o incluso más, y los llaman “clínicas”), en los que se contemplan una entrada en calor y la realización de distintos tipos de ejercicios que apuntan a tonificar los músculos del abdomen.
“Los talleres de abdominales son un muy buen complemento”, asegura Alejandra Muñoz, de 33 años, que acude a esos talleres en el Megatlón de Olivos, luego de su clase de spinning. “Para correr o hacer cualquier deporte de alta intensidad (yo entreno y corro) es necesario fortalecer el tronco, lo que mejora el rendimiento y hace que una se canse menos. Además de lo funcional, por supuesto, está lo estético: que es algo importante para las mujeres. Sin embargo, creo que hoy hay una obsesión no muy sana por el tema: muchas famosas postean fotos de ellas mismas en las que se las ve con abdominales marcados de una forma que no es accesible para ninguna mujer real (muchas de las fotos no son reales, tienen photoshop), lo que genera una obsesión algo enfermiza”, opina Alejandra.
“Tener los abdominales marcados es un objetivo perseguido por un montón de gente que considera que es un signo de estar entrenado o físicamente apto -agrega Etchaleco-. Que haya talleres de abdominales responde a una inquietud del público, y de hecho que sean visibles en las grillas de los gimnasios llama la atención y despierta el interés por participar, lo que retroalimenta el fenómeno”.
Es que basta con mirar la cartelera de cualquier gimnasio para dar con una foto de abdominales marcados, bronceados y transpirados que invita a ser parte de uno de esos talleres. “El auge de los talleres de abdominales tiene que ver con la creencia popular de que el trabajo abdominal genera una reducción de la grasa de la cintura y músculos más marcados”, señala Ariel Couceiro, profesor de educación física especializado en calidad de movimiento.
Y el mismo fenómeno que a nivel micro se observa en los gimnasios se viraliza en Internet, donde con sólo teclear la palabra “abdominales” en YouTube se obtiene una lista de 1.050.000 resultados, en su mayoría tutoriales, que se subdividen en “abdominales en ocho minutos”, “abdominales en casa”, “abdominales hipopresivos”, “abdominales inferiores”, “abdominales de pie”, “abdominales bajos”, “abdominales isométricos”, entre muchos otros, con videos que llegan a alcanzar en algunos casos los 11 millones de visualizaciones.
La diversidad de propuestas para modelar los abdominales se nutre en parte del desarrollo de distintas disciplinas que tienen en común cuestionar la eficacia de los ejercicios clásicos (los “bolita” y sus múltiples variantes). Algunos plantean que no son efectivos a la hora de tornear los músculos del abdomen; otros incluso advierten sobre potenciales efectos adversos para la salud de quien los practica.

De los hipopresivos al core
“Los abdominales clásicos sirven para mejorar la fuerza, lo que puede ser de utilidad para un futbolista a la hora en que necesita levantarse rápido del piso. Pero no sirve hacer esos abdominales para alguien que quiere disminuir su grasa abdominal ni para aquel otro que le duele la espalda”, advierte Piti Pinsach, licenciado en Ciencias de la Actividad Física, del Institut Nacional de Educació Física de Catalunya, España, y director de Formación del Método Hipopresivo M. Caufriezo.
Es más, agrega: “Estos ejercicios ejercen una presión sobre los discos de la columna que incluso puede provocar problemas en algunas personas. Hay un estudio realizado sobre 10.000 soldados americanos que muestra que el 50% de las lesiones de columna que padecían eran causadas por estos ejercicios. Al dejar de hacerlos, se han reducido las lesiones. Incluso se ha observado que en las mujeres la presión sobre los órganos que hacen los abdominales pueden aumentar el riesgo de incontinencia”.
Las técnicas hipopresivas para trabajar los abdominales, hoy tan difundidas como alternativa a los ejercicios clásicos, apuntan justamente a hacerlo disminuyendo la presión en la cavidad pélvica mediante técnicas respiratorias tomadas del yoga. “Lo que permiten, además, es reducir espectacularmente la cintura: entre 2 y 12 centímetros en dos meses de práctica”, asegura Pinsach, experto en estas técnicas.
La otra vertiente abdominal es la del llamado core (o núcleo), que también se propone como alternativa a los “bolita”, por las mismas razones que los hipopresivos -evitar lesiones, principalmente-, pero desde una óptica distinta. “Lo adecuado cuando uno pretende entrenar los abdominales es generar un trabajo que produzca tensión en la musculatura, pero sin movimiento o con mínimo movimiento; lo contrario a los abdominales clásicos, donde flexionamos la columna, algo que está demostrado que tiende a generar lesiones a nivel lumbar”, dice al respecto Ariel Couceiro.
El concepto central del core, explica, “alude a la estabilidad central, que tiene que ver con músculos más internos que los que se ven, lo que implica un mecanismo de respiración adecuado, y abarca anatómicamente todo el tronco y su unión con las extremidades, a nivel de los hombros y la cadera. Los distintos ejercicios están pensados para frenar la tendencia a movernos producto de distintas fuerzas que se nos aplican. Así, entrenar el core se realiza con ejercicios en los que se sostiene una posición neutra, la posición natural anatómica de la columna, respetando sus curvaturas naturales”.
Y si bien los ejercicios de core trabajan sobre la musculatura más interna del abdomen, Couceiro advierte que lo funcional y lo estético no están disociados: “Los ejercicios de core generan también un estímulo sobre la musculatura externa, que está diseñada para trabajar en conjunto con los músculos externos”. En otras palabras: sí, también colaboran con la búsqueda de los ansiados y tan populares “raviolitos”, “cubeteras” y “tablas para lavar”.

Con el gimnasio no basta
“¡Los abdominales se hacen en la cocina!”, aclara Daniel Tangona, que recuerda que la búsqueda de un cuerpo magro, de proporciones saludables, no puede lograrse sólo con ir obsesivamente al gimnasio a hacer abdominales. “Por más que hagas mil o dos mil abdominales diarios, si tu plan nutricional no te acompaña lo único que vas a hacer es tonificar el músculo que está debajo de esa tremenda capa de grasa que estás tratando de quemar sin sentido con los abdominales”, concluye el entrenador personal.
LA NACION