Perra y humano: así entrena esta dupla para correr la media maratón de Buenos Aires

Perra y humano: así entrena esta dupla para correr la media maratón de Buenos Aires

Por Jimena Barrionuevo
Todo comenzó en 2010. Baltazar Nuozzi, que es médico veterinario, decidió que necesitaba hacer algo diferente para sentirse mejor. “Siempre hice deporte y ese año me entusiasmó la idea de poder correr para despejarme y dedicar una hora para mí, sin celular, sin consultas, sin llamadas. Eso que al principio era esporádico se fue haciendo frecuente y cuando me quise acordar se había transformado en un nuevo y saludable hábito”, cuenta el profesional. Y así, cuando se sintió cómodo y confiado con su nuevo estilo de vida, quiso trasladar aquello que habia experimentado a sus pacientes caninos con sobrepeso, obesidad, sedentarismo y otras enfermedades.
“Pero aconsejar e indicar no alcanzaba, ese era un método muy pasivo, debía hacer algo más proactivo. Entonces se me ocurrió la idea de armar un grupo gratuito de entrenamiento para perros y poder así generar un espacio para esos pacientes que necesitaban, desde mi punto de vista profesional, ejercicio regular como tratamiento a sus problemas físicos y mentales”, recuerda Nuozzi. Y un buen día llegó Lila a su consultorio, tenía entonces tres meses, ya corría con su dueña Carolina pero querían enseñarle a hacerlo mejor, incorporando conceptos de alimentación, técnica, equipamiento. Y así comenzó la aventura.

Lila es una perra especial. Baltazar la define como una gran fuente de enseñanza ya que la disciplina de Dogrunning -es decir, running para perros- es muy nueva, no hay bibliografía al respecto ni trabajos de investigación que indiquen cómo avanzar en este terreno pero sí material sobre fisiología del deporte en perros. Y esa es la base que Nuozzi utiliza al momento de entrenar a Lila. ¿Cómo son los entrenamientos? “Como los de cualquier atleta, -asegura el médico- tiene sus rutinas y estructura que en los perros es muy importante para lograr disciplina y progreso. Con Carolina, su dueña, sale casi todos los dias a correr y conmigo entrena todos los fines de semana si hay carreras y también hacemos un trabajo con estímulos mensuales cuando no hay competencia. Hacemos fondos, pasadas, cuestas, trepadas, escaleras, cambios de ritmo, lo mismo que un humano runner. Lila quiere correr, es adictivo, casi una obsesión. Y nosotros, junto a Carolina, le damos lo que ella necesita. ¿Por qué los dos? Porque un solo humano no podría correr lo que ella necesita, por eso decidimos dividirnos, somos un equipo, el equipo de Lila”, dice con orgullo. Y aclara que el disfrute de un perro es hacer lo que ama y que, precisamente, hacer lo que uno ama produce en nosotros y también en ellos dopamina, un mediador químico que actúa en el cerebro y genera bienestar, placer y por ende se lo asocia a la felicidad. “Basta ver sus ojos y su cola cuando nos ponemos las zapatillas, calzarle el pretal, agarrar la correa, apreciarla estallar de alegría, si no disfrutara el ejercicio se escondería bajo la cama o no querría salir, el perro no la caretea como el humano, si no le gusta no lo hace y listo”, dice con firmeza.

Tres son multitud
Y el trabajo en equipo rindió sus frutos. Lila hizo podio en las siete ediciones de DogRun para la distancia de 5 km y en las últimas cuatro ediciones ininterrumpidas quedó en primera posición por debajo de los 20 minutos en cada caso. En este momento ya se encuentran en el último tramo de acondicionamiento para correr, el 10 de septiembre próximo, los 21 km de la media maratón de Buenos Aires. La práctica y la constancia son la base del trabajo que hace este trío. “La preparación es la misma que para un humano: unos meses antes entrenamos, ya con el objetivo en mente. Ella entiende que hay un objetivo pero no sabría explicar cómo es que entiende eso. Quizás, a diferencia de otro perro, ella corre con la ventaja de que ya tiene una base de entrenamiento de hace 5 años, en los cuales corrió maratones, mediamaratones, 5, 8, 10k, y ella entrena todos los días. Cada vez que corremos una carrera nos da más intriga si podremos seguirle y acompañar el ritmo nosotros a ella”, explica Nuozzi.
Practicar, practicar y practicar e ir de menos a más, gradualmente. Esa es la clave del éxito de este equipo. Pero siempre los desafíos apuntan a superarse. “Una vez que llegamos al límite, trabajamos para superarlo si es que se puede. Los perros, al no tener la carga emocional nuestra son más resistentes a todo ya que no concientizan el sufrimiento. Están más que preparados para correr largas distancias, son más eficientes para obtener energía a partir de las grasas y mantenerla mucho más tiempo que nosotros, lo que pasa es que en el conciente colectivo antropocentrista existe la teoría instalada de que los animales son inferiores al ser humano, y en realidad son muy superiores siempre. En cada ítem fisiológico que quisiéramos analizar nos superan, empezando por el hecho que está a la vista de todos y es que tienen cuatro patas”, asegura el corredor y veterinario.
Durante los trayectos largos las paradas están previstas y programadas. “La mayoria de los perros bien entrenados toleran 30 minutos ininterrumpidos de ejercicio, lo cual depende siempre de la temperatura, que es la gran limitante para nuestra actividad, ya que al no transpirar eliminan calor por jadeo y eso condiciona su performance respiratoria y cardiovascular. En cuanto a sus reservas, los perros utilizan hidratos de carbono y grasas como fuente de energía, al igual que nosotros. pero a diferencia nuestra son más eficientes qpara hacer durar la energia provista por las grasas, eso hace que tengan mas autonomía”, aclara el experto. Lila está cuidada en todo sentido: come alimento balanceado, frutas, verduras y cuando corre va “cargando el tanque” en el camino. Cada 30 minutos hay una pequeña pausa para ingerir agua y comida. “Lo que generan estos años juntos de entrenamiento es que es tan fuerte el vínculo que yo ya sé cuándo lo necesita sin necesidad de hablarnos”, dice Nuozzi con una sonrisa.
Pero también hay un plan para la recuperación que consiste en buena alimentación predominantemente proteica, descanso, elongación y salidas regenerativas para descargar los músculos y la cabeza de toda la tension física y emocional. “Es prácticamente igual que en el ser humano. La diferencia es que la relacion nuestra despues de cada carrera es distinta, nos conocemos mas, aprendemos uno del otro, eso es lo fascinante de correr o hacer una actividad deportiva con perros, si ya por solo darle lo básico te aman, no hay forma de explicar el amor que generan cuando les damos lo que necesitan de manera completa”, afirma Nuozzi.
El veterinario confiesa que la llegada de Lila a su vida fue un insight animal que generó un cambio muy profundo. “A partir de ella y de su ejemplo podemos demostrar que un perro es mucho más que una mascota y que el concepto de animal de compañia está viejo y en desuso, que las necesidades de un perro van mucho más allá de darle techo, comida, amor, un patio, ropa paseo. Porque el dueño responsable es el que se preocupa, descubre y atiende dichas necesidades. Lila también me enseñó que hay que mezclar para obtener ideas originales, a adorar hacer las cosas con pasión, no por retribución, no por conveniencia. Los animales son tan puros, y esa pureza corriendo se magnifica, porque son ellos mismos en su máxima expresion. No me alcanza la vida ni los kilómetros para seguir aprendiendo de ella: a ser maás animal puro y menos humano egoísta”.
LA NACION